CAPITULO 13

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El último tren.

No puedo creerlo, ¿estoy? ¡estoy muy feliz!, no creo que estoy dónde me veo en estos momentos, es algo hermoso, completamente hermoso; me observó en el colegio a dónde iba en Amsterdam y Hannali y Sanna están conmigo ¡mis mejores amigas! caminamos tomadas del brazo las tres, el aroma de las flores es exquisito en la punta de mi nariz e incluído un sol expendedor que acompaña el viento que me eriza las mejillas. pero... ¿Tengo doce años? no, yo en realidad no estoy del tamaño que creó estar, las risas de mis amigas empiezan a dejar de sonar en mis oídos y es cuando me doy cuenta que esto fue hace mucho tiempo.

—¡Despierten! —Sobresalto de golpe. — ¡Despierten ahora! —grita la capataz en toda la puerta. Al escuchar su voz doy un salto en la litera, Margot ya estaba despierta y arreglada. Es cuando me doy cuenta de que los hermosos pensamientos que he tenido eran solo provenientes de un sueño.

—¡Vamos! ¡El tren está listo! ¡Tienen dos minutos para recoger todo! -Dice la mujer caminando por toda la barraca dando gritos. —¡Las espero afuera y que tengan un feliz viaje! -Dice la muy mal nacida, quién sabe a donde nos llevaran, de seguro no es a ningún buen lugar. Espero que a donde vallamos podamos estar los ocho unidos.

—Buenos días Margot —le digo a mi hermana regalándole una de mis sonrisas.

—Buenos días Ana.
—responde regalando el mismo gesto de gratitud.

—Tenemos que darnos prisa. -Dice la señora van pels terminando de colocarse una de sus botas de viaje en invierno, ya que estamos en un invierno un poco crudo. —terminemos antes de que vengan a sacarnos a los golpes.

—Estamos listas, saldremos con ustedes. -Nos dice Jenny, Lienye asiente con la cabeza.

Yo me colocó un pantalón azul, una camina roja y abajo una franela gris, encima de estás una chaqueta color gris. Y para darme el toque llamativo de "Ana frank" me puse en la cabeza un pañuelo rojo y hice con este un pequeño lazo.

—Estoy lista —les digo a mamá y la señora Van pels.

—Yo igual —dice margot.

—Bien salgamos en busca de los hombres del anexo.  —asegura mamá.

Y así fue, Cada una tomo su maleta o levanto su bolso. Yo traía mi mochila del colegio. El resto de las mujeres empezaron a salir de igual forma Con sus pertenencias y afuera estaban Peter el señor van pels drusell y mi querido Pin esperándonos.

—¡Pin! —digo sonriente y estrechando los brazos de mi padre en forma de abrazo.

—¡oh Ana!, ¿ cómo estás hija? —responde y me da un beso en la frente con otro abrazo.

—¡Bendición papá! —dice Margot de igual manera que yo lo hice con papá, mientras me separo de él el voy hacia drusell lo saludo y luego me dirijo hasta los señores van pels.

—Hola, Peter. —le doy un beso en el cachete.

—Hola, Ana, ¿cómo estas?

—Digamos que bien, temo de que nos lleven a un lugar peor, no sé que pueda ser peor que esté campo. -le digo yo con inseguridad.

—Esta claro que vamos a un lugar mucho peor que esté -me dice él de forma muy segura.

—¿Cómo estás tan seguro de eso Peter? ¡No traigas malas vibras niño! —Le regaño.

—No lo estoy del todo... Si no que es lo que más me parece lógico ¿no crees? —dice mientras comenzamos a caminar en dirección al tren. Que está sobresaliendo de las grandes puertas de púas que están sobre el cartel de Westerbork.

—No lo entiendo —le digo —decirme ¿Qué es lo que te parece lógico Peter? -Me da mucha curiosidad la información que pueda tener.

—Estamos bajo el poder de los soldados nazis verdad? —asiento con la cabeza mientras camino con la multitud alrededor y escuchando con mucha atención cada una de las palabras que salen de la boca de Peter. —entonces si aquí en Westerbork todos somos judíos y hemos sido explotados y maltratados por nosotros mismos ¿Qué crees Ana que podrá pasarnos bajo el poder de los mismos demonios? Quiero decir los Nazis Alemanes.  —me quedó helada por un momento razonando lo que acabo de escuchar, Peter es inteligente, más que eso sería un genio y lo sabia pero tampoco a tanto extremo y sus palabras me causan tanto temor, y hacen que un escalofrío me recorra todo el cuerpo, pasando por el cuello y llegando a mi columna vertebral, vamos a morir, vamos a la muerte, Las vías de tren van al matadero

Es lo que pienso mientras hacemos la larga fila para entrar al tren, al verlo más de cerca mis nervios aumentan y se me pone la piel de gallina, porque en realidad el tren está compuesto por vagones de ganado ¿Vagones para el ganado? ¿Viajaremos a la tierra desconocida en vagones para el ganado? ¡Somos seres humanos! ¿De verdad estaremos cómodos en esos vagones? y no de personas, siento que todo va a ir mal, pero soy tan positiva que no tardo un minuto en quitarme esos malos pensamientos de mí mente. Subo al tren con ayuda de Peter. Me cuesta un poco montarme, pero mi chico no permite que me quede atrás y con su agilidad hace que me quedé cerca de él.

El vagón huele mal, huele como se diría en los libros de fantasía e historia que antes leía "perro mojado" pero no, ese olor sería muchísimo más agradable. Dentro del vagón huele a carne muerta, a podrido, son cosas que ni puedo describir mentalmente ¿Qué cosas habrán pasado en este vagón?

Además el espacio es muy pequeño para tantas personas que estamos aquí metidas, habemos unas noventa quizá más de cien, tras gritos y empujones logran meter a todos al vagón, me mantengo en los brazos de Peter porque es el único lugar seguro que tengo. Papá está a mi lado y Margot a otro, Se cierran las puertas del vagón y es cuando puedo notar la oscuridad y el poco oxígeno que nos proporcionan para éste viaje a quién sabe donde, Por tanta falta de aire y el mal olor que tampoco ayuda, no sé si pueda aguantar tantas horas aquí.

El tren comienza a moverse por las vías y casi me caigo por el mal equilibrio que tenía, por suerte los brazos de Peter me dieron estabilidad y protección que necesitaba en cada momento, muchas personas cayeron encima de otras aplastándose unos a otros, mujeres embarazadas, niños recién nacidos montados en este tren para viajar hasta quién sabe dónde.

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Luego de que llevamos unas horas en el tren, comenzamos a sentarnos en el suelo yo me senté junto a Margot Mamá y Peter, la señora van pels estaba muerta de frío y yo perdiendo la paciencia y la esperanza más qué todo ¡No te rindas Ana,Eres más fuerte de lo que crees! Me repito constantemente

Cada vez estoy más lejos de ti ¡querida kitty!

...

...

...

Se pone tenso todo...

Suspenso...

Besos a cada persona que le esté gustando la historia tanto cómo a mí.

No olvides dejarme algún comentario de lo que opinas 😚

Bye ;)

ANA FRANK EN LOS CAMPOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora