ANA FRANK EN LOS CAMPOS

CAPITULO 27

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Campo de concentración de Alemania\ bergen belsen

Narra Ana frank.

El avión militar sobrevuela nuestras cabezas, pasando un poco por debajo de las nubes, su humo con la palabra LIBERTAD me ha hecho sentir la esperanza de sobrevivir que no había sentido nunca antes desde que estoy en los campos.

—¿¡Ana!? —esa voz tan dulce y única que muchas veces me hacia enojar porque se comía mis dulces que traía de los cumpleaños que asistía, o hasta algunas veces me metía en líos con Mamá por lo torpe que yo era, en esos tiempos me molestaba esa voz. Pero ahora es una de las cosas que más me emociona.

—¡Margot! —Me voy casi corriendo hasta dónde está ella pero muchas mujeres salen corriendo de las barracas desesperadas y emocionadas, Celebran la presencia del primer avión de guerra que pasa por nuestras cabezas.

—¡Libertad! —Gritan.

—¡Libertad! —alzan las manos al cielo cómo si los americanos pudieran escucharlas. Ahora mi pregunta es ¿Podrá tan solo un avión liberar el campo completo y luchar contra los nazis que lo habitan para liberar a los prisioneros? ¿De verdad será eso posible?

—¡Margot!— Tropiezo con toda aquella que se interpone en mi camino o me quita la vista a mi hermana que ya se a puesto de pie— ¡Permiso! ¡Den espacio por favor!

Debo estar con mi hermana para el momento al que seamos liberadas. Al fin podre volver a casa, Seré la chica mas feliz que a pisado la tierra. Voy a sonreír todo el tiempo incluso estaría dispuesta a casarme con Peter “Espero que aún este vivo” Buscare a Mamá y viviremos las tres juntas sin que nadie nos separe. Lamento mucho que mi Padre esté muerto para verme convertir en mujer, de solo pensar que ya no respira y que quizá fue quemado o tirado a una fosa me dan ganas de gritar y no parar de llorar por horas.

Por suerte sostengo mis lágrimas para otro momento. Una alarma muy fuerte suena por todo el campo. Es más una diana.

Su sonido me aturde los oídos, el hambre, la sed, el frío, la picazón de la sarna, las ansias de encontrar a a Margot y ahora esta alarma de peligro me hacen enloquecer que tapó mis odios con ambas manos con fuerza y me caigo al suelo cubierto en barro. No soporto más ¡Ana no te rindas, Vamos Ana tu puedes!

Los nazis soldados salen por todos lados corriendo con mucho alboroto sin ningún orden disciplinado. A lo que yo entiendo que están perdiendo la guerra.

— Margot —susurro agachada mientras escucho alguno que otro disparo, las mujeres enloquecen y empiezan a correr incluso por encima de mí, me pisan la espalda. El avión aún sobrevuela por nuestras cabezas. Me pongo de pie para seguir hasta mi hermana entre tropiezos,  escucho un sonido más aturdidor que la alarma de emergencias. Pienso que es un cohete al verlo salir disparado al cielo, una raya disparada con color de fuego a máxima velocidad por una de las murallas de la división de terrenos. Sale desde la pistola gigante de un soldado alemán que esta en las torres de vigilancia.

—¡Es un misil! —Logro entrar en razón coherente —¡Va directo a nuestra salvación!

El misil sale veloz puesta arriba dejando una fila de humo por las partes que recorre en el cielo. Lo veo detalladamente y noto que el avión esta intentando huir del campo pero lamentablemente es demasiado tarde cuando el piloto toma la iniciativa de huir porque ya tiene al misil a tan solo unos metros de distancia.