CAPITULO 12

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Una cita.


Después de que fuimos seleccionadas todas, la mujer nos dice que nuestro tren saldría mañana a primera hora. Así que nos dieron un par de horas libres y decidí encontrarme con mi querido Peter.

Caminé hasta la parte de los hombres, ya se está ocultando el sol entre las montañas para salir las estrellas, iba caminando y me tropiezo con un niño de unos seis años.

—¡Ay! —Chilla al caerse de nalgas.

—Lo siento! -—. Le ayudo a levantarse —¿Te lastimaste?— dije al niño levantándolo del suelo.

—No, tranquila señorita. —Responde el niño de forma segura y regalándome una hermosa sonrisa. Es muy tierno.

—Me alegra que estés bien —respondo. —¿Como te llamas pequeño?

—Soy Tobby. —Me dijo el niño estrechando la mano —¿Usted señorita?

—Soy Ana, es un gusto conocerte Tobby! —le regalo una sonrisa de igual manera mientras ambos nos damos la mano, note que el niño también es de los barracones S por el traje que trae puesto. De seguro también fue elegido por los nazis a ir al otro campo al que desconocemos como es. Y tal vez va a la parte de las mujeres ya que ambos cruzamos camino y por la distracción chocamos torpemente.

—Voy en busca de mi madre, he sido seleccionado para ser llevado a otro campo. Y quiero despedirme de ella. - Sus tiernas y dulces palabras me rompen el corazón en mil pedazos, él no merece nada de esto. Lo dice con una cara tan triste y decepción que me dan ganas de matar a todos los nazis por todo esto, cuanto quisiera, Pero no puedo.

—¿Ella es de los barracones S?  —le pregunto alegremente para subirle el ánimo.

—Sí. —Asiente el pequeño niño.

—¿Te gustaría que te ayude a buscarla? —Le pregunto con una gran sonrisa forzada, quiero hacer mi mayor esfuerzo por darle esperanzas, me consideró un poco carismática, empeñada en sacar sonrisas desde muy pequeña.

—Sí, me encantaría. —Dice, él muy feliz yo tomo su pequeña mano y voy devuelta a la parte de mujeres de los barracones S.

Ya estando en ellos le pregunto a Tobby.

—¿Cómo se llama tú madre?

—Melissa milbun -Dice él muy seguro.

—Perfecto, empecemos a buscarla.

Yo comienzo a preguntar entre todas las mujeres a ver cuál es la madre de Tobby, mientras que él no se despega de mi mano muy calladito. Parezco la hermana mayor de este tierno pequeño.

—¿Alguna mujer se llama melissa? —Digo ya un poco desesperada .

—¡Yo! —escucho en un rincón. —¡Yo soy melissa!

—¡Mamá! —grita Tobby de emoción y allí comprendo que es su madre. Él suelta mi mano y corre a abrazarla. Pobre niño, seguro extraña dormir con su madre en las noches.

No me percato en despedirme, Su madre lo recibe abrazándolo y dándole muchos besos a su pequeño hijo. Salgo de la zona «S» a la parte de los hombres.

Pasó por el mismo lugar en el que tropecé a Tobby y luego llego a el barrancon de Peter. Lo llamo con mirada al sólo verlo, Está sentado en su litera en la parte de abajo con cara asustada y muy pensativo.

Apenas me ve sonríe y se pone de pie camina hacía mí y ya cuando estamos a unos pocos centímetros él me besa la mejilla. Yo le respondo de igual manera, lo quiero demasiado, pero de una forma diferente al querer a un chico. Como necesito a mi diario para plasmar todos mis sentimientos que ya tengo acumulados.

—Hola, Peter. —Digo yo con una gran sonrisa de oreja a oreja.

—Hola, Ana —Responde él sacándose del rostro el mismo gesto de alegría. —¿Cómo estás?

—No muy bien, fuí seleccionada.— digo con cara triste. —Al igual que Margot,mi mamá... Y además... También tu madre —dije de forma nerviosa por no saber cual seria su reacción ante la noticia.

—Oh, lo sé, mamá me a venido a contar hace unos minutos. —Dice cambiando de feliz a triste. -Yo también fui elegido.

—No puede ser ¿y Pin? —estoy demasiado angustiada, No quisiera tener que separarnos pero no sabemos nada del otro campo al que vamos quizá mañana. Estaría totalmente satisfecha si al menos Pin se quedará en Westerbork, al menos sabría que no será asesinado aquí y tendrá un tratado un poco decente en comparación.

—Él también fue elegido —contesta. —Todos fuimos elegidos excepto algunos del exterior del campo, osea los que no son de los barracones S, fueron elegidos unos muy pocos.

—Mañana nos iremos. —Le digo yo con la mirada perdida en el aire de un hermoso cielo naranja de un atardecer —¿Dónde iremos?

—Lo único que sé es que estás no serán vacaciones del todo. —Me responde él- Solo Dios sabe que pasará con nosotros.

—Amo el cielo —actuó como la chica incoherente que cambia de tema para pensar en algo que no sea ¡Que podremos morir! .—Quisiera ser un ave, que vuela a través de esa cosa color azul de arriba, sin cesar y sin temor. Tan solo sin nadie que me quite la libertad por ser quien soy, cada quien debería tener derecho a expresar sus sentimientos o emociones sin ser juzgado o discriminado ¿no somos todos iguales? ¿No venimos todos de Adan y Eva?

—Opino de igual manera Ana. !Ah!, toma. —Busca algo en su bolsillo. —Quería compartir este trozo de pan de mantequilla contigo Ana. —Me dice y saca un trozo de pan. Lo parte en dos y me la mitad, mi estómago empieza a sonar en crujidos y mi boca se hace agua, llevo el primer trozo a mis labios.

—Está delicioso. —Lo masticó y saboreó. —¡Gracias! —el pan sinceramente está bueno, aún está algo caliente, suave, oloroso y de muy buen sabor al estar en mi mandíbula.

—Te quiero Peter. —Le cae de sorpresa.

—Yo más Ana. —Su respuesta me parece sincera. Se acerca a mí poco a poco y juntamos nuestros labios en un hermoso beso, por un momento, pareciera que el mundo dejara de girar cómo si el tiempo dejará de transcurrir con tan solo ese suceso entre mi chico y yo, es tan delicioso, amoroso y guapo, hasta creó que más divino que el pan recién horneado que acabamos de compartir.

—Nos veremos mañana. —Me levanto del suelo.

—Perfecto. —Dejamos atrás el callejón de el barracón dónde se contempla el cielo naranja y el sol empieza a ocultarse.

Le tomo la mano a Peter. Y él me lleva hasta la parte de las mujeres S.

—Adiós. —Digo entrando a mi zona.

—Hasta pronto, Ana.

Nos despedimos con un tierno beso y él se va y yo entró a mi barraca. Margot y mamá ya alistaban las maletas al igual que el resto de las mujeres y niñas. Jeny y Lienye hacen lo mismo que yo. Tomar nuestra poca ropa y meterla en las mochilas.

Luego de eso a dormir.

¡No olvidare jamás a Peter! Y menos a sus besos... Tampoco a ese rico pan con el que pude saciar un poco mi ansiedad por comer algo decente.

...

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Hello! Yo aquí editando para los wattys. Jajaja

Abrazos cálidos. Los quiero lectores

ANA FRANK EN LOS CAMPOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora