Capítulo 11: Plan II

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Se ha alcanzado la cúspide del invierno, los vientos furiosos rugen como nunca antes y los mares de nieve suben con cada respiración. Lan Wangji tiene que esforzarse por caminar en el laberinto blanquecino.

Ha atado tablillas de madera a sus botas para poder caminar con mayor facilidad, pero el peso extra que lleva no es de mucha ayuda. Robó lo posible de las cocinas del Receso de la Nube y las guardó en un costal que ahora mismo lleva cargando, no es mucho, pero podrá alimentar a los refugiados por lo menos una semana.

Ya puede ver el campamento de lejos, ya puede sentir a Wei Ying en el aire, es un sentimiento cálido regresar al lado de aquel hombre desvergonzado.

— Un maldito traidor, eso es lo que eres — se tensa cuando escucha la reconocible voz detrás de él, no tiene que girarse para saber que Su She lo señala con su espada —, el Rey Lan te ha dado todo! Y así es como le pagas?

El tiempo corre contra sus acciones y apenas le da tiempo de sacar su espada antes de que heyi se lance sobre él, no es más fuerte, pero Wangji ya se encuentra cansado.

— El Rey te matará si me tocas — trata de amenazarlo mientras camina de espalda, acercándose al campamento.

— No, él me agradecerá de deshacerme de un traidor. Tú y tu hermano están planeando algo con ese kunze Jiang, lo sé lo sé y no puedes engañarme — hay cierta satisfacción en su mirada, como si estuviera esperando ese momento por demasiado tiempo —. Cuando ustedes dos no estén en el camino, yo seré su mano derecha, yo me encargaré del ejército y yo llevaré a nuestro Rey a la gloria!

— Razona, estás en desventaja — está tan cerca que puede escuchar el ajetreo de las personas, la escandalosa voz de Wei Ying suena de fondo.

— Así que aquí están todas las perras del Rey! Estará tan feliz de que se las lleve de nuevo — Su She lanza los primeros dos movimientos, son fáciles de esquivar para Lan Zhan —, así tal vez por fin me deje tenerte.

De repente el heyi lanza un polvo espeso y rojo como la sangre, es lento en esquivarlo y en cuanto hace contacto con su rostro siente que arde, quema y es insoportable. No piensa demasiado en sus acciones y se lanza hacia enfrente con su espada en un agarre fuerte.

Todo se pone oscuro y no le da tiempo de gritar el nombre de quien más ansia.

Se despierta alterado sobre un lecho que cree conocer, se siente en alerta cuando ve un cuerpo a la orilla y trata de buscar a Bichen con la mirada.

— Está bien, Lan Zhan, soy yo — el cuerpo se gira para mostrar a Wei Ying tallando un trozo de madera —. Son juguetes, para los pequeños que hay aquí, aún no tenemos los siguientes recursos para comprarles algo — de repente se siente más cohibido cuando se da cuenta que no tiene las mismas prensas con las que llegó —. Eh! No pienses mal! Fue Xingchen quien te cambió tus túnicas, estaban llenas de sangre.

— Su she...

— Tú, eh... Bueno, lo mataste, le enteraste tu espada en el pecho.

No sabe si se ríe alegría o disgusto, nunca había acabado con la vida de nadie en el pasado, ni en la guerra ni en ningún aspecto, no hasta ahora.

— Ya recorrimos el bosque y nadie más te ha seguido, así que estás seguro aquí — Le asegura y se pone de pie para sonreír —, te dejaré descansar, más tarde te traeré un poco de sopa.

— Quédate aquí — le pide casi en un lamento —, por favor.

Wei Ying no puede negarse, hay cierto sentimiento burbujeante en el semblante del kunze, espera descubrir qué es.

El Concubino Del Jade Donde viven las historias. Descúbrelo ahora