Capítulo 20: Declive

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El olor a sangre y putrefacción llega a sus sentidos. Se siente mareado y no puede moverse.

Cuando abre los ojos ve el verdadero terror enmarcado en un instante. Los ríos de sangre corren con fuerza, sustituyendo el agua cristalina de los manantiales. Cuerpos destrozados e irreconocibles cubren los jardines y el llanto de los niños opacan el canto de las aves.

Cuando se levanta siente el calor impregnar sus manos. Su espada manchada de rojo y sus túnicas cubiertas de cenizas.

Se siente casi como el primer golpe del ejército de Gusu Lan. Comandando y ordenando a sus guerreros que corten las gargantas de los hombres que defienden la dignidad de sus familias, sus propias acciones creando huérfanos y pueblos desaparecidos.

Ve a Mingjue. Su rostro mostrando el dolor de una traición imperdonable, a Guangyao rogándole a su padre no ser entregado y a Huaisang, luchando por librarse del agarre de los soldados, tratando de volver a la seguridad a un lado de su hermano.

Jiang Wanyin también está ahí, luciendo un par de túnicas caras y cubriendo su rostro de la vergüenza al ser entregado como cualquier pedazo de carne. Se siente culpable.

Mira el suelo con impotencia, con auto desprecio y con furia, cómo había podido hacer todo eso?

Cuando vuelve a levantar la mirada ve a su tío, sonriendo con sorna como usualmente lo hace cuando su plan sale victorioso.

— Te odio — la voz quebrada de su destinado, Shouye enterrada en el vientre del kunze. Sus movimientos son tontos cuando trata de sacar su espada del vientre abultado del Jiang, es inútil.

Ve la vida fugarse de sus angustiados ojos y caer en el sueño eterno. Cuando vuelve a bajar la mirada, hacia el cuerpo sin vida de Wanyin, siente el pequeño bulto envuelto en telas blancas, sollozando por la pérdida.

Levanta la tela y ahí está su hija, tan pequeña que cabe una una sola mano, después no hay nada y sabe que lo ha perdido todo.

.

Está desconcertado cuando por fin abre los ojos. No se encuentra en el mismo lugar donde había dormido, no está a lado de su kunze y de su hija.

Su vista vacila con el brillo del día y sus piernas fallan en tratar de levantar su peso muerto del suelo.

— Por fin despiertas — la voz de su tío activa todas sus alarmas, es rápido en recuperar la visión y levantar la cabeza para saber dónde está realmente, frente al trono —. Fue un buen sueño?

— Tío...

Es lo único que puede decir antes de comprender su situación. Está atado de piernas y brazos, se le ha despojado de todo tipo de arma. Jiang Cheng no está en mejor estado, aunque se encuentra a un lado del trono como su Alteza, se ve el miedo en su postura.

Se empieza a preocupar cuando no ve a su pequeña en los brazos del kunze.

— Wanyin ha decidido, entre tu vida y la de su hija — susurra con gracia, pisando el terreno de la desesperación y la burla —. Pensé que eras más inteligente, Xichen, menos impulsivo.

Lan Zhan también se encuentra detrás del trono, sin mirarlo ni mover un solo músculo. Comprende que la situación es mala, muy mala. Los guardias del Rey, con sus espadas fuera de la funda, no le darían la oportunidad de escapar o al menos de lograr que Wanyin y su hija huyan del lugar.

El Concubino Del Jade Donde viven las historias. Descúbrelo ahora