El león, la bruja y el armario [cap.7]

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Como Peter y los demás imaginaron que sería, efectivamente, el río se estaba descongelando por completo

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Como Peter y los demás imaginaron que sería, efectivamente, el río se estaba descongelando por completo.

—Hay que cruzar.—les dice Peter—Ya.

—¿No pueden armar una presa?—pregunta Lucy con inocencia

—No soy tan veloz querida.—le responde el señor castor

—Vámonos.—dice Peter y jala a Lucy y Jane con él

—¡Espera! ¿No podemos pensarlo por un minuto?—les detiene Susan

—No tenemos un minuto.

—Solo intentaba ser realista.

—No. —Peter la detuvo.— Tú, como siempre, intentabas ser la niña lista.

Susan se quedó por un momento hasta que logro escuchar aullidos, no esperó más y salió corriendo detrás de los demás. Pasaban por entre rocas y nieve, hasta que lograron llegar hasta el río, en donde se podía notar claramente que cada vez el hielo se volvía más, y más frágil.

Peter dio un paso sobre el hielo y éste crujió.

—Alto, mejor iré yo primero.—dijo el señor castor empezando a caminar con cuidado sobre el agua congelada.

—Sí, mejor.

El castor caminaba y golpeaba con su cola para saber si era seguro pisar en ese lugar.

—Te dije que no siguieras comiendo postres. —dijo la señora castor mientras reía nerviosamente

—Bueno, nunca sabes cuando será tu última cena. —le responde —En especial cuando tu cocinas.

Los chicos tomados de las manos empezaron a caminar por donde antes lo había hecho el señor castor, el hielo comenzaba a quebrarse bajo el peso de todos.

—¡Ay no!—gritó Lucy apuntando hacia la cascada, por donde caminaban los lobos, provocando que el hielo se quebrara mucho más rápido. Empezaron a correr al otro lado del río, pero los lobos fueron mucho más rápidos y les cerraron las salidas por ambos lados. 

El señor castor trató de defenderlos, pero uno de los lobos le mordió. 

Peter sacó su espada.

—Baja eso muchacho, vas a lastimar a alguien. Váyanse ahora y su hermano se va con ustedes.— el animal se les acercaba cada vez más, pero Peter no bajaba la espada manteniéndose totalmente firme ante él.

—¡Espera! deberíamos escuchar lo que dice Peter.—le recomienda Susan

—Es muy lista.—se burla

—¡No escuches a ese lobo! ¡Mátalo!—le decía el señor castor, quien aun estaba entre la boca de uno de los lobos—¡Mátalo ya!

—Ay por favor, esta no es su guerra, todo lo que mi reina quiere es que tu y tus hermanos se vayan.—Peter seguía sin bajar su espada 

La profecía: Las Crónicas De Narnia [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora