El príncipe Caspian [cap.8]

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Llegaron con las cabezas gachas, caminando unos junto a otros

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Llegaron con las cabezas gachas, caminando unos junto a otros. 

─¿Qué pasó?─ preguntó Lucy con cara preocupada

─Que te diga Caspian.─ le respondió molesto su hermano

─Peter.─ le advirtió Susan

─¿Caspian?─ le preguntó irónico el atacado. Se detuvieron de golpe.─ Tu no aceptaste regresar, y aun había tiempo.

─No. Esto fue gracias a ti.─ le acusó el rubio─ Si hubieras acatado el plan desde el principio los soldados aun estarían vivos.

─Y si te hubieras quedado como yo sugerí, aun estarían aquí.─ también él estaba sumamente molesto

─¡Tu nos trajiste!─ le levantó la voz─ ¿Acaso lo olvidaste?

─Y ese fue mi primer error. 

─No. Tu primer error fue creer que eras un buen líder para ellos.─ Peter empezó a caminar dándole la espalda

─¡Yo no fui el traidor que abandonó Narnia!─ por detrás Jane quien estaba abrazada junto con Edmund desde hace rato, agachó la cabeza levemente. El muchacho la acercó aun más a él.

─¡Ustedes invadieron Narnia!─ Peter le apuntaba, pero Caspian lo empujó y empezó a caminar. ─ Eres un usurpador, ¡Igual que Miraz! ¡Tu, él, Tu padre!─ Caspian detuvo su paso─ Narnia está mejor sin todos ustedes.

Caspian desenvainó su espada y apuntó a Peter quien también tenía ya la suya por fuera, listos para iniciar un duelo, de no haber sido por Jane.

─¡Peter, ya vasta!─ ya no estaba abrazada a Ed, si no que miraba con lágrimas en los ojos el cuerpo de Trumpkin. Lucy se acercó con su poción en la manó, una gota cayó en la boca del enano. Despertó.

─¿Porque todos me miran? Su majestad, no llore.─ le pidió a Jane quien se limpió las pocas lágrimas con la manga de su vestido─ Los telmarinos estarán aquí pronto.─ Susan y Lucy se levantaron de donde estaban arrodilladas─ Gracias, mi querida amiguita.─ le agradeció a la menor de los Pevensie 


(...)

─Ciertamente nunca creí que sería tan horrible.─ Jane y Edmund se encontraban afuera, sentados en el piso, la chica estaba recargada en una roca con el muchacho recostado en sus piernas.

─¿El que?─ Ed abrió los ojos, al escucharla y al dejar de sentir las caricias que ella propiciaba en su cabello. Se sentó junto a ella.─ ¿Qué, Janie?

─La última vez, éramos unos niños, y yo ni siquiera participe en esa batalla. Así que no pude decir que tan horrible me pareció, solo por la vista, y obviamente hacer eso no sería justo para  quienes sí lucharon esa vez. 

La profecía: Las Crónicas De Narnia [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora