Los gritos de una mujer mientras tiene un bebé, son demasiado.... desagradables, y Caspian será la prueba viviente de lo molestos que son. Y más si por el nacimiento de esa criatura intentan asesinarme.
—Cinco minutos más.— pidió el muchacho a su profesor, después de llevarse un gran susto.
—No observaras las estrellas esta noche príncipe. —le dice desesperado — Ven, apresurarte.
Al escuchar el nerviosismo en la voz de su profesor se le levantó.
—Profesor, ¿que sucede?
—Tu tía dio a luz hace poco...—le decía mientras avanzaban hasta el ropero de la habitación—...a un varón.
Ahí Caspian se dio cuenta de todo.
—Ven.—le llamó el profesor desde la entrada secreta del ropero, el chico le siguió y cerró el mueble.
(...)
Entraron varios hombres con varias ballestas se pararon alrededor de la cama, en donde momentos antes, Caspian estaba dormido. Uno de ellos dio la orden y todos dispararon. El dosel que cubría la cama se destruyó por completo, dejando ver la falta del príncipe en ella.
Caspian y el profesor corrieron escaleras abajo, tomando una espada y lo necesario.
—Debes ocultarte en el bosque.
—¿El bosque?
—Le temen y no te seguirán. —el profesor le extendió algo al chico— Encontrar esto me ha tomado muchos años, no lo uses a menos de que sea necesario.
Caspian asintió
—¿Algún día te veré otra vez?
—Eso espero noble príncipe, aún hay mucho más que debo contarte. Todo lo que conoces cambiará.
<¡Suban el puente!> se escuchó como gritaban. Caspian no esperó más para hacer que su caballo, tan negro como la noche, avanzando por entre la oscuridad.
Se dirigía a la salida, mientras lo trataban de detener, llegando al puente, hicieron explotar pirotecnia, dando la noticia de que el primogénito de Miraz había nacido esa noche.
Los guardias sobre sus corceles corrían lo más rápido que podían detrás del muchacho. Pero al llegar a la entrada del bosque se detuvieron, el que estaba a cargo les ordenó que entrasen.
Caspian corría entre pequeños setos y rocas, hasta encontrarse con las aguas que separaban a lo que quedaba de los Narnianos, de los telmarinos.
El castaño pasó por ahí sin mucho problema, pero no podríamos decir lo mismo de los guardias; uno de ellos cayó al agua con tu y caballo. Caspian pasó la separación y ahora realmente se adentró en el bosque, andando lo más rápido que podía entre árboles y plantas esquivandolos, bueno no todos, ya que en un descuido, por voltear hacia atrás asegurándose de haber perdido a quienes le seguían, se golpeó tan fuerte con una rama en la cabeza y cayó de su caballo, quedando atorado pero el animal siguió corriendo sin darse cuenta de que su jinete ya no se encontraba sobre él, lo arrastró por varios metros hasta que el chico logró zafarse, quedando tendido en el suelo.
ESTÁS LEYENDO
La profecía: Las Crónicas De Narnia [Edmund Pevensie]
Fanfic-Después de todo eso, ¿sigues sin creer en la profecía? -Sí, Susan, así es.-le respondió la castaña ya cansada (...) -Eres demasiado necio. ¿Porqué no solo aceptas que es tú destino? La profecía lo dice hermano. -Ella apenas si me nota de esa maner...