La travesía del viajero del alba [Cap.2]

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—¡Padre!— Eustace, el primo de Edmund hizo su aparición mientras el chico y su novia compartían un romántico momento— Edmund y su novia están compartiendo sus babas de nuevo

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—¡Padre!— Eustace, el primo de Edmund hizo su aparición mientras el chico y su novia compartían un romántico momento— Edmund y su novia están compartiendo sus babas de nuevo. ¡Frente a mi!— sin esperar mas, Edmund empezó a correr detrás de él. Por otro lado, Lucy jaló a Jane para que leyera junto a ella la carta que Susan envió.

—¡Eres un hij- — el insulto de Edmund hacia su primo fue interrumpido por el llamado de su novia 

—Edmund, mira. —la chica salió al corredor con una gram sonrisa— La envió Susan.

"Desearía que estuvieran con nosotros. Ha sido una gran aventura. Pero nada como nuestros días en Narnia. America en muy emocionante, pero nunca vemos a nuestro padre. Trabaja todo el tiempo.— leía Lucy, a su lado estaban sentada en la cama Jane quien acariciaba el cabello de Edmund, sentado en el suelo.— Fui invitada a la fiesta del consulado británico por un oficial nabal, que además es muy apuesto. A Jane le encantaría su amigo,— Edmund volteó a ver a su novia quien solo hizo un gesto de poca importancia— si me lo preguntan a mi es feo. Pero muy parecido a Edmund.— el aludido hizo gesto ofendido y se levantó del suelo. Ambas chicas rieron— Por cierto, ¿Como está Jane? por favor, hagan saber mis condolecías por lo de su padre, y mi apoyo incondicional para ella y su familia por la situación de su hermano.— las sonrisas decayeron un poco— Pero, se que se alegrará el saber que creo que le gusto un poco al oficial.-"— Lucy hizo  un gesto de poca importancia. Lucy siguió leyendo, un poco mas en vos baja, Jane se levantó y se paró junto a Edmund quien miraba un cuadro en la habitación.  Al llegar junto a el, el chico la abrazó por la cintura dándole una sonrisa. Volvieron a escuchar a Lucy.

—Mamá dice que espera que puedan pasar unos meses mas con nuestros tíos. — al oír esto, ambos se voltearon a verla.— ¿Unos meses más? No voy a sobrevivir.

—Tu tienes suerte.— le dijo Edmund a su hermana mientras tomaba la carta de sus manos— Tu tienes tu propio cuarto, yo tengo que convivir con el monstro bocón. 

—Están así porque quieren.— les dijo Jane, mientras miraba a su novio a los ojos— Yo les he dicho muchas veces que pueden quedarse en mi casa sin problema alguno, pero ustedes prefieren quedarse aquí.

—Sabes que no es por eso, linda.— puso un mechón de cabello detrás de la oreja de la chica

—Ya sabes, no queremos ser mas problemas para tu madre...— comentó Lucy mirándose en el espejo— ¿Creen que soy tan linda como Susan? ¿o como tu Jane?— les preguntó— Tu eres bellísima. — la aludida sonrío en agradecimiento. Mientras que Edmund solo la guio para  que se recostara junto a el en la cama. Ella solo se sentó a su lado para poder hablar con Lucy

—Eres preciosa, Lu.— le sonrío— Yo te agradezco muchísimo tus halagos, pero tu eres aun mas bella.— Jane pudo ver en el reflejo como Lucy se tocaba el rostro con desaire— Daría lo que fuera por todas esas bonitas pecas, créeme. ¿Cierto que es bella, Ed?— le preguntó mirándolo 

—Está bien.— murmuró. Al sentir la mirada de su novia sobre él le sonrío con dulzura.— No tanto como tu.— le susurró al oído antes de levantarse de la cama— ¿Habían visto un barco como este?— tomó la mano de su novia y ambos se acercaron a la pintura

—Sí, es bastante narniano, ¿no lo creen?— les preguntó con una sonrisa, acercándose también

—Sí.— comentó Edmund meciendo su mano y la de Jane en el aire— Otro recordatorio de que estamos aquí y no allá.

—Edmund.— le reprendió su novia al notar la decaída en le rostro de Lucy

—Conocía a dos huérfanos que perdían el tiempo  contando cuentos de Narnia que eran un invento.— la presencia de Eustace se hizo notar.

—Déjame golpearlo.— amenazó Edmund 

—No.— lo detuvo Jane— Es un niño, no puedes hacerlo.— Eustace se vio molesto.

—¿A caso no sabes tocar?— le recriminó el pelinegro

—Es mi casa.— se defendió— Ustedes no me ordenan.

—No, pero debería darte vergüenza.— le dijo Edmund de manera molesta— Mi novia está aquí y ni siquiera así dejas de molestar.

—Son invitados. Ustedes son los que no deberían estarse besando en cada rincón de la casa.— se quedaron en silencio— ¿Y porque los cautiva esa pintura fea?— se sentó en la cama— Es horrenda 

—Querido, si te vas del cuarto no la verás. — le dijo Jane al notar la molestia en la cara de Edmund. El rubio se quedó en silencio.— Pareciera que el agua se está moviendo, ¿no?

—¡Que tonterías dices!— habló Eustace— Es lo que pasa cuando te besas con un tonto que solo lee absurdos de fantasía y cuentos de hadas.

—Eustace era un niño consentido,— empezó a hablar Edmund mientras abrazaba a Jane por los hombros, creo que es obvio que el contacto físico en esta relación era algo importante. En especial para alguien como Ed que no sabia muy bien cono expresar sus sentimientos.— que leía libros aburridos.— los tres rieron cortamente

—Los bobos que leen libros de cuentos de hadas solo se vuelven una carga pesada para personas como yo.— Edmund se volteó molesto.

—Ed..

—¿Una carga pesada?— Eustace se levantó de la cama.— Yo no he visto que muevas un dedo desde que llegamos. — Al ver que el rubio quería salir de la habitación, Edmund cerró la puerta.— Creo que debería decirle a mi tío que robaste los caramelos de la tía Alberta.

—Mentiroso.

—Ah, ¿Eso crees?— le dijo con una risa

—Edmund la pintura— el chico no podía oír el llamado de su novia

—Los entonté bajo tu cama. — él seguía— Que por cierto, no quieres saber que clase de cosas hicimos en ella el día que no estuviste. Aunque volviendo a los dulces; me encargue de lamer cada uno de ellos. 

—¡Que asco! 

de la puntura empezaron a salir litros y litros de aguas saladas. 

—¿Que está pasando?— Eustace estaba asustado

—¿Creen que..

—¡Solo es un truco! Si no detienen esto, le diré a mi madre.— los otros tres miraban fascinados la entrada de agua. Hasta se tomaron el tiempo de jugar unos segundos, Edmund salpicó unas gotas de agua en el rostro de las chicas quienes solo le sonrieron a lo grande. —¡Madre! ¡Madre!— al ver que nadie le prestaba atención, el chico entró en acción— Voy a romper ese tonto cuadro.  — Tomó el cuadro, bajándolo de la pared, solo logrando que mas agua entrara

¡No Eustace! / ¡Oye, no!/ ¡Por favor!. Al intentar que el rubio dejara el cuadro, salía mas y mas agua logrando empaparlos por completo. 

El cuadro terminó cayendo al suelo, volviendo mas violenta el agua, logrando que todos cayeran. El cuarto se inundó por completo, logrando asustarlos a todos. 

Cuando salieron a la superficie definitivamente ya no estaban en casa de Eustace.


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en esta parte de la historia veremos mucho contacto físico. Personalmente soy como Ed. Yo tengo personas a las que le permito contacto físico, y es porq tenemos un lazo de confianza, y yo no soy mucho de andarles diciendo cuanto los quiero o aprecio, entonces, los abarazo o alguna cosa q no me haga decir las cosas jajja 

¡Espero que les haya gustado!

La profecía: Las Crónicas De Narnia [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora