Al principio mi corazón se estrujó.
Luego se rompió en mil pedazos.
Seguí sin poder moverme, no sabía si abrir la puerta o ignorar nuevamente que había venido a buscarme. No era justo, ella era la única persona que se preocupaba por mi desde siempre, la única que podía hacerme sentir mejor. Y yo la había ignorado, la ignoré después de que ella había hecho sus problemas a un lado para ayudarme a mi.
Me sentí como una mierda.
—Por favor— pidió con la voz quebrada.—Quiero saber que estas bien... mínimo eso.
¿Qué estaba haciendo?, ¿en que carajos estaba pensando?
Ese era el problema, que ni siquiera me había detenido a pensar. No podía pasar toda mi vida encerrada en aquel lugar que algún día había sido mi hogar, no podía. Y ni siquiera quería, odie esa casa desde el momento en que mi padre murio.
Pero no sabía que hacer, mi padre me había dicho que no la dejara, no quería fallarle, pero si me quedaba, me estaría fallando a mi misma, y aún más importante, le fallaría a Leyla.
Fallar. Una palabra vacía, al igual que todas las que existen, pero no quería pensar en ella, no quería ver a Leyla llorar, no de nuevo, no por mi culpa.
Abrí la puerta.
Leyla me miro con los ojos cristalinos y me ofreció una sonrisa tranquilizadora. Acomodo mi cabello detrás de mi oreja para después rodear mi cuello con sus brazos
—Leyla... creo que estoy enloqueciendo— hablé con la voz en un hilo, sollozando.
—No Hera... solo, necesitas irte de aquí, volver a empezar de nuevo.
—No creo que eso sirva de algo.
—Oliver y Liam me contaron un poco sobre lo qué pasó... no fue mucho— aclaró debido a la expresión genuina de preocupación que puse.—Niccolo está siendo buscado por toda la comisaría, no fuiste la única que lo vio con Nora, una anciana también lo hizo y fue a dar su testimonio ayer por la mañana, significa que puedes calmarte, lo encontrarán y si no lo hacen de todas maneras no creo que se vuelva a presentar por aquí.
Lo que dijo me impactó como una bala en el pecho. Y no supe identificar si eso era bueno o malo. Daimon era buscado por las autoridades, pero nadie más que yo (y probablemente también Liam por haberme alterado estando con el) sabía que era un demonio y que quería matarme. Nadie podía comprender el desorden que tenía mentalmente.
—Leyla...
Giró su rostro hacia el mío, ahuecando sus manos sobre mis mejillas y obligándome a sostenerle la mirada.
—Te quedaras en la casa de Oliver con nosotros, el ya acepto, ni siquiera le tuve que decir dos veces, vendrá en quince minutos para llevar tus cosas.
—Pero, no, no puedo— tartamudee.
—Necesitas recuperarte, te ves muy cansada— dijo masajeando mi mejilla delicadamente.—Déjame ayudarte, por favor, ya haz hecho mucho por mi, mereces ser feliz... ambas lo merecemos.
Antes de que pudiera negarme nuevamente Oliver entro por la puerta sobresaltado corriendo hacia nosotras, estábamos posicionadas en medio de la sala una frente a la otra.
—No pude aguantar más tiempo, necesito saber si está bien— le expresó a Leyla ignorando la cara de furia que ella adoptó.
Ambos tenían la mirada clavada en mi, se les veía preocupados, cada uno a su manera.
Las palabras murieron en mi garganta y me sentí avergonzada de mi aspecto y de mi persona en general. Nunca nadie me había visto tan derrotada, tan débil, ni siquiera Leyla. Estaba más vulnerable que nunca y me partía los ovarios tener que demostrarlo.
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Sueños profundos
Mystery / ThrillerDespués de la muerte del padre de Hera ella empieza a desarrollar sueños extraños que siempre giran en un mismo entorno. Apunto de caer en la locura decide investigar que es lo qué pasa en su cabeza y el origen de dichos sueños. ¿Qué pasa si no es...