Liam Allen.

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Mi madre murio cuando me dio a luz.

Nací el 25 de enero del 2002 en el hospital de Shielside. A pesar de que su esposa, mi madre, hubiera muerto el día de mi nacimiento mi padre no adoptó algún resentimiento hacia mi.

De hecho, si ni siquiera parecía importarle.

Cada vez que preguntaba algo sobre ella evitaba completamente el tema. Tanto que ni siquiera sabía cómo era.

No había fotos de ella en casa, ni alguna pertenencia; mi padre se deshizo de todo, o al menos eso era lo que creía, me parecía la única razón lógica. Me gustaba creer que me parecía a ella, porque mi padre y yo éramos completamente diferentes físicamente.

Desde que tengo memoria el y yo visitábamos a Hera y a sus padres después de la escuela.

Se hacía un tiempo en el trabajo para llevarme y platicar un rato mientras comíamos cualquier cosa.

Al principio, consideré a Hera un tanto llamativa como para que fuera mi amiga, su cuarto repleto de todo tipo de juguetes, su ropa colorida y esa sonrisa que se adueñaba de todo su rostro.

Desde el primer momento se comportó realmente amable conmigo, no faltaban sus comentarios sobre que mis lentes eran demasiado grandes, pero lo comprendía, porque yo también creía lo mismo.

Poco a poco nos hicimos realmente cercanos, ella me contaba absolutamente todo sobre su vida, mientras yo solo la escuchaba porque no me gustaba hablar sobre mi. Me incluía en todos sus planes, asistí a todas sus fiestas de cumpleaños he incluso me quedaba hasta tarde con ella viendo nuestra caricatura favorita.

El día del accidente, todo cambio.

Me enteré gracias a mi padre, fuimos inmediatamente al hospital donde Hera se encontraba internada y su madre siendo atendía con una lesión en el brazo.

Mi padre se ofreció a acompañar a la madre de Hera en cuanto supimos sobre la muerte del señor Watson y me dejó solo en casa esa noche; al día siguiente no llego para llevarme a la escuela y tuve que caminar hasta allá, no fue un problema para mi ya que no estaba tan lejos, pero hacía frío.

Después de la escuela encontré a mi padre tirado en el sofá con varias botellas vacías de alcohol a su alrededor y una en su mano. Intente preguntar sobre su estado pero no respondió, cuando pregunte sobre la señora Watson y Hera su expresión cambió por completo.

Se levantó de forma agresiva y me dio un golpe en la cara, mis lentes volaron y completamente aturdido caí al piso con un hilo de sangre saliendo de mi boca.

—¡No quiero que vuelvas a mencionar sus nombres en esta casa!, ¡ellas ya no existen para nosotros y te prohíbo alguna relación con esa pequeña perra enferma!— bufo con las venas marcadas en su cuello.

No entendía nada.

. . .

Incapaz de poder alejarme de Hera sin una explicación o motivo, desobedecí a mi padre.

Después de meses sin tener contacto con ella camine desde mi escuela hasta la de ella y espere a que terminaran sus clases para poder hablar o al menos verificar que estuviera bien.

Al verla salir una parte de mi se recupero y la otra por poco no la reconocía.

Su cabello, antes largo y arreglado, ahora era corto hasta arriba de los hombros y completamente enmarañado. Estaba más pálida de lo normal y se veía cansada.

Sin pensarlo ni un segundo corrí hacia ella a toda velocidad mientras la llamaba. Me incorpore a su lado recogiendo mis lentes y tomando mi mochila con fuerza.

Sueños profundos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora