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XXXIV- Citas arruinadas Pt2

Negarle algo a Minerva es tenerla de enemiga, no es algo que yo desee después de que me dió la oportunidad de trabajar aquí sin experiencia, por algo se empieza.

Tampoco es que tenga tantas ganas de estar todo el día con una persona que no es muy de mi agrado para algo más. Se ha comportado de manera excelente, pero no me siento con él como me hace sentir el innombrable. Le diría Voldemort, pero ese apodo ya está muy quemado, entonces en lo que me invento alguno será el innombrable.

No sé a quién tengo que sustituir mañana, pero deduzco que será a Aidan, ya que dijo a tu compañero, y pude leer que hizo énfasis en ñero, y ojalá sea así. No me siento preparada para estar en el mismo lugar que él, me es complicado aún.

Hablar con mis dos hermanos es aún más complicado que destapar el pasado, porque cada cabeza es un mundo, cada quien tiene sus propios puntos de vista, y para hacer a alguien botar sus ideas y tratar de que se acomoden a las ideas ajenas, es algo casi imposible, eso pasa con nosotros tres, podemos tener la misma meta pero con ideas completamente diferentes y más con Christopher, es un testarudo de primera, de ahí voy yo, soy un poco chantajista y Valerio queda al último, da sus puntos de vista pero sino son tomados en cuenta, él se acopla a lo que los demás decidan al final.

La platica empezó recién cruce la puerta de mi casa, Valerio sacó a relucir temas de nuestra familia, le preguntó a Elias una que otra cosa y de ahí todo se fue con problemas y asuntos míos. Ambos parecen vecinas chismosas, todo querían saber, literal, entonces es insoportable estar con ellos en una misma sala. Me sentía como una criminal siendo expuesta de sus peores delitos por un par de oficiales corruptos y metiches.

A pesar del poco tiempo, ambos se acostumbraron a la presencia de Aidan, y lo quieren, aunque ellos digan que no, sé que si, es un gran hombre, y más porque se ganó la confianza de ellos y de mis padres, a pesar de que papá no se encuentra siempre en casa cada que Aidan estaba conmigo, siempre me preguntaba por él. Se le hizo raro que de un momento a otro él ya no saliera a relucir en mis temas de suma importancia, así que tuve que decirle la verdad, y me dió el mismo sermón que mis hermanos. Mi madre ha sido un poco más comprensiva con ese tema, pero sin embargo no le es indiferente, ya que bajita la mano siempre sale al tema mi querido ex novio, gracias a su grande y entrometida boca.

No paro de pensar en como serían las cosas a su lado si todavía estuviéramos juntos, soy mi propio verdugo y mi propia máquina de tortura, pero es que no me es indiferente hablar de él. Extraño sentir sus brazos rodeandome, y sentir sus labios encima de lo míos, escuchar mi nombre desde su voz, y sentirme segura y protegida, nada será igual desde que él se fue...

—¿Qué haremos hoy? —pregunta Henry muy emocionado.

—Trabajar.

—En la noche, hoy es sábado de peda masiva. —me guiña el ojo— y Daniela también irá.

—No podré ir con ustedes. —me paso las manos por el cabello.

—¿Y cómo por qué? —enarca la ceja— todos los sábados salimos a tomar, divertimos, y un poco a relajarse del trabajo.

—Tengo doble turno. —recargo mi cabeza en la barra.

—¿Qué? —se puso pálido— ¿Tenemos doble turno?, carajo Minerva no me avisó, e invité a una chica para salir.

—¿No te avisó? —sigo con el juego que él empezó conteniendo una carcajada.

—No, si supiera no hubiera hecho planes, imbécil. —empezó a hiperventilar.

—No me hables así, idiota. —me cruzo de brazos. —respoplo— y cálmate, la única que tiene doble turno soy yo.

Suspiró y relajó su semblante. —Ay estúpida, me espantaste.