Two Ways © [✔︎completa✔︎]

XXXI- SIN ÉL

Mis días se basan en pasar la mayoría del tiempo metida detrás de un mostrador ofreciendo café, donas, o cualquier cosa para un desayuno. Tres semanas han pasado desde que terminé con Aidan. Cambié mi horario de trabajo, ya que anteriormente me tocaba trabajar en el mismo turno que Aidan, y no es para nada agradable compartir el lugar con tu ex, el que no soporta tus cambios de humor, ni nada, y supongo que para él tampoco es agradable. Lo hice por no incomodarlo. Mi turno empieza a las 8 am y termina a las 3 pm, y el de él empieza a las 3 pm y termina a las 10 pm, afortunadamente tampoco coincidimos en la hora de cambio de turno.

Saliendo de aquí, voy camino a casa, con los audífonos puestos, no tomo el transporte, prefiero caminar y seguir extrañando su aroma a mi lado. Mis hermanos se han vuelto un gran soporte en esta etapa, mi madre como siempre tuvo que viajar, ahora sólo vivo con Christopher, Valerio tuvo que viajar a su antiguo hogar. Ambos quieren hablar con Aidan para que pueda aclarar las cosas con él, pero no he querido, las cosas ya están así, y así estarán mejor. Lo extraño, me hace falta, pero no quiero volver a pasar lo mismo, fue una relación hermosa, pero con muchas cosas en contra, más porque él se sentía atado a todo lo que yo decía, y no quiero eso para él.

Voy caminando al ritmo de Lonely, se convirtió en una de mis canciones favoritas desde que terminé con Aidan, él era mi lugar seguro, y sobre todo era mi hogar, era la única persona que podía leer la mente —por así decirlo— ya que sabía lo que necesitaba. No era necesario decirlo, cuando él ya me había dicho que si. El camino a casa se me hace demasiado corto, más cuando me la paso escuchando música. Voy metida en mi mundo, que no me doy cuenta que una persona viene hacía a mi.

—Hola ____. —menciona el desconocido tocándome el hombro.

Me volteo para ver quien me acaba de tocar, y la sorpresa invade mi pequeño cuerpo. —Hola, que milagro.

—Hace tanto tiempo que no nos veíamos, extrañaba ver ese lindo rostro.

De la nada sentí como mis mejillas se acaloraron y enviaron toda mi sangre a ellas, y él debió notarlo.

—Pero no te pongas roja, por lo que veo mi presencia te sorprendió demasiado. —se le escapa una sonrisa demasiado grande y linda.

—Claro que me sorprendió, no nos vemos desde esa noche. —agacho mi mirada, tomo la orilla de mi sudadera y empiezo a jugar con ella.

—¿Vas a tu casa?

Asiento y volteo a verlo. —Si, voy a casa después de trabajar.

—¿En qué trabajas? —interroga y se cruza de brazos.

—En una cafetería.

—Que bueno que me dices, para que ahora sea tu cliente más constante.

—Ni siquiera te he dicho en cual. —arqueo la ceja.

—Tienes toda la razón. —se pasa la mano por la nuca— pero, ¿Qué te parece si en lo que me sigues contando te acompaño a tu casa?

—No quiero interrumpir tu caminata, mejor así.

—No interrumpes nada, vengo en carro, pero como te vi, me fue imposible no pararme a saludarte. —sonrió— ¿Entonces qué dices?

—Bueno. —le devolví la sonrisa.

Me tomó de la mano, me llevó a su carro, abrió la puerta del copiloto y entré, es un carro demasiado grande. Con un aroma riquísimo, y un llavero en el espejo en forma de sombrero, tipo Woody. Dió la vuelta al carro y se subió. Empezó a conducir, el silencio es protagonista de la escena que estamos compartiendo, pero es un silencio incómodo, nada que ver con los silencios tan relajantes que tenía con mi no...con Aidan.