XXI- Verdades pasadas y pisadas

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Aidan

[Tiempo atrás: 2 años]

Mi cumpleaños número 17, todo normal, entré a la universidad que quería y salí de la preparatoria con un excelente promedio, no puedo quejarme, al contrario merezco un regalo, pero conociéndome no sabía que era lo que quería, entonces prefiero saltarme esa parte del regalo.

Mis padres están demasiado orgullosos de mi, me lo repiten siempre, y eso hace que yo siga echándole muchas ganas, me han dicho que en la universidad mi vida va a dejar de ser la misma que la tengo de puberto, pero me emociona en un cierto punto.

Marcus, mi amigo, también entró a esa universidad, entonces no estaría solo, a él le dieron el lugar por el gran promedio en deportes, eso le daba un gran puntaje para esa escuela. Al instituto lo catalogan como uno de los primeros lugares en deportes, y precisamente le queda como anillo al dedo a Marcus.

[Primer día de clases]

Todo mundo lo describe como lo mejor de su vida, yo lo describo como un día común y corriente para entrar a una nueva escuela, conocer gente, y tratar de ser el primero en no cagarla.

Nueva escuela, nueva novia. —mencionó Marcus demasiado emocionado.

Nueva escuela, nuevo promedio. —sonreí

Teto.

Inepto.

Ambos entramos al instituto, demasiado grande, y con muchas caras de confusión y miedo, unos que otros padres despidiéndose de sus hijos, otros llorando, otros con sus novios, y del otro lado Marcus y yo, entrando al matadero, es con todo o con nada. Teníamos en cuenta muchas cosas que habíamos repasado una semana antes de entrar. Sabíamos que los de los años de adelante, nos harían alguna novatada como bienvenida, estaríamos de fiesta en fiesta, en el caso de Marcus, de cama en cama. A él lo catalogaban como el mujeriego de toda la GENERACIÓN, o sea, no sólo del salón, sino de la GENERACIÓN, no puedo meterme en sus asuntos, pero tampoco quería que pensaran que somos iguales, no menosprecio a mi amigo, pero pues iguales —gracias a todos los santos— no somos.

Las clases se basaron en presentaciones y órdenes, conocimos a todos nuestros profesores, y empezaron con la realización de grupos, en cambio, nadie se había acercado a nosotros para que fuéramos amigos, y cuando digo nadie, es que de verdad nadie lo había hecho. Marcus tuvo que ir a la cancha a que le presentaran a su equipo, tan buena suerte tiene que lo escogieron como capitán del equipo de Baloncesto, suena como situación de libro, pero de verdad lo habían elegido, era el más preparado para ese puesto.

[...]

Fin de clases el día de hoy, me tocó salir solo del salón, tengo que pasar por Marcus a las benditas canchas, no tenía de otra, era eso o irme solo, y preferí ir por él. Al llegar a la cancha Marcus seguía dentro de una bolita de gente con lo que supongo que el tipo de enmedio era su profesor o entrenador. Al lado de ellos se encontraba otra bolita pero con puras mujeres, decidí sentarme en las gradas que estaban ahí y esperar a Marc.

Hola. —se sentó a mi lado.

Hola. —fruncí el seño y volteé a ver a la persona de al lado.

Perdón, soy Samantha ¿y tú? —me extendió la mano y la acepté

Mucho gusto, soy Aidan. —esbocé una sonrisa.

El gusto es mío. —me regaló una hermosa sonrisa, esos dientes tan blancos y los labios con un poco de gloss.

Y empezamos a tener una conversación en lo que Marcus se desocupaba, me platicó sobre su carrera, sobre sus amigos, y que era la capitana del equipo femenil de Voleibol, tiene cuatro años jugando ese deporte, y viene de Francia, ese acento demasiado peculiar, y también demasiado hermosa.

Two Ways © [✔︎completa✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora