BLOOD SPORT ━━ finnick odair ✓

ten.

10. | tanto derramamiento de sangre, tan poco tiempo

El clima al día siguiente fue abrasador. Vixen no pudo precisar qué tan caliente estaba, pero estaba lo suficientemente caliente como para quitarse la chaqueta y envolverla alrededor de su cintura. Su katana todavía estaba colgada sobre sus hombros y su nuevo chaleco de cuchillos estaba bien sujeto. Sus botas de cuero golpearon la grava de la arena, sus ojos escudriñaron la calle de entrada frente a ella. Podía oír el crujido de los escombros de las casas y no sabía si Flint estaría dentro.

Así que toma un cuchillo de su chaleco y comienza a escabullirse hacia la estructura de color marrón oscuro. Mira por encima del hombro hacia la calle, antes de bajar por el otro camino, buscando otros tributos. Pero no vio ninguno. Sabía que debían estar escondiéndose de los Profesionales. No sabía si alguno de ellos estaba tratando de esconderse de ella, pero realmente deberían estarlo.

Empujando a través de la puerta rota, sus ojos se posan en el chico del Distrito Once. Su cabello oscuro cae sobre su rostro mientras salta. Él sostiene una hoz en su mano y va a atacarla, pero ella salta hacia atrás mientras arranca su katana. Ella le da una mirada, levantando una ceja.

—Por fin. He estado esperando para pelear contigo. Romper tu lindo cuello —El chico, Dalton, le gruñe. Ella le da una sonrisa, antes de girar su espada en su mano—. ¿Por qué tardaste tanto, Rivers?

—Oh, ya conoces el viejo dicho —Ella le dice y él la mira confundido—. Tanto derramamiento de sangre, tan poco tiempo.

Con él un poco desconcertado por su comentario, ella se lanza hacia él, cortando su katana hacia él, mientras agarra la daga en su otra mano. Él la ataca con la hoz y le corta el bíceps. Ella deja escapar un suave gemido, antes de patearlo en el pecho, tirándolo al suelo. Él la mira fijamente, pero antes de que pueda hacer algo, ella lanza la daga y aterriza en su cabeza. Ella observa cómo la luz se desvanece de sus ojos y levanta la vista.

Pero mientras mira fijamente el reflejo de la ventana, el chico del Distrito Doce, Matteo, se abalanza sobre ella. Ella gruñe cuando él la golpea contra el suelo, inmovilizándole los brazos detrás de la cabeza. Él mira por encima de su pecho, sus ojos se posan en el surtido de cuchillos. Ella aprieta la mandíbula mientras lo mira fijamente, imaginando cómo lo iba a hacer sufrir.

Él alcanza una de las dagas en su chaleco, hasta que un cuchillo le corta la cabeza y le atraviesa el ojo. Cuando se arranca el cuchillo, el chico cae al suelo y se disparan dos cañones. Vixen arroja el cuerpo del chico muerto fuera de ella y mira hacia arriba para ver a Flint parado encima de ella. Su cabello rubio cae sobre su rostro mientras la mira fijamente, con una pizca de sonrisa en sus labios.

—Pensé que te gustaría la ayuda —Le dice él mientras le ofrece su mano. Ella lo mira, antes de ponerse de pie y sacudirse el polvo.

—Gracias, pero lo tenía controlado —Ella le dice mientras pasa a su lado.

—¿Lo tenías controlado? ¡Estaba a punto de degollarte! —Él la mira bruscamente y ella le lanza una mirada—. Deberías estar muy feliz de que te salvé la vida, de lo contrario no podrías seguir adelante con tu pequeño plan, ¿verdad?

Ella lo mira con los ojos entrecerrados. —¿Cómo sabes de mi pequeño plan?

Cruza los brazos sobre el pecho. —Es obvio. Me sorprende que fuera una de las pocas personas de nuestro pésimo Distrito que se dio cuenta —Se acerca a ella para mirarla, su respiración golpea su rostro mientras lo baja a un susurro—. Quieres vengar a tus hermanos. Estás enojada porque esa chica del Distrito Dos el año pasado mató a uno de tus hermanos. Quieres que los Distritos Profesionales paguen por lo que le hicieron a tu familia, y quieres que el Capitolio pague por lo que le hicieron a tu padre..

—No sabes nada de lo que le pasó a mi padre —Ella se burla de él y Flint levanta una ceja.

—¿No es así? —Le pregunta él—. Nuestros papás trabajaban en la misma planta. Mi papá llegó a casa en pánico por lo que le sucedió a tu papá. Él y algunos otros recibieron un pago para hacerlo, de lo contrario, los habrían matado en el acto.

Ella aprieta la mandíbula antes de tirarlo al suelo. Ella deja escapar un gruñido mientras golpea su puño contra su pecho repetidamente, haciéndolo gemir de dolor. Ella le grita mientras lo hace y mientras golpea sus puños contra su pecho, mete la mano en su chaleco y agarra un cuchillo, sosteniéndolo contra su garganta. Presiona la hoja hacia abajo, preparada para abrirla y sus ojos se encuentran con los de Flint.

—Estaba a punto de ir a buscarte para evitar que te mataran. Los Profesionales estaban planeando cazarte antes de venir por mí, así que pensé en ir a buscarte y evitar que mueras —Ella le explica y le clava la hoja en la garganta, lo que hace que haga un sonido ahogado—. Dame una buena razón por la que no debería quitar este cuchillo y evitar que mueras.

De repente, se escucha el sonido de un lobo aullando en la distancia. Ella levanta la cabeza y mira a su alrededor, viendo como el cielo comienza a oscurecerse. Podía escuchar a Flint comenzar a reír debajo de ella y ella chasquea la cabeza para mirarlo. Él le da una sonrisa, antes de señalar con los ojos la daga. Ella lo mira fijamente durante unos segundos, antes de aliviar un poco la presión.

—¿Quieres saber por qué deberías dejarme vivir, Vixen? —Le pregunta él—. Porque con esos pequeños y elegantes mutos, sin mí, terminarías como tu hermana. Muerta.

—Bien —le grita mientras se baja de él. Ella lo mira y le ofrece la mano, y él la toma. Ella lo pone de pie y camina hacia el cadáver de Dalton y saca su cuchillo, antes de volverse hacia Flint—. Si intentas hacer que me mate uno de esos malditos mutos, seré yo quien te haga tropezar si nos persiguen. ¿Me oyes?

—Claro.