BLOOD SPORT ━━ finnick odair ✓

sixteen.

16. | cosechada del grupo existente de vencedores

Habían pasado unos buenos tres años desde que había "ganado" sus juegos, y Vixen no podía negar que estaba jodida de la cabeza. No podía negar que los Juegos habían arruinado su vida con lo demente que se había vuelto en la arena. Entonces, cuando negó haber ido a su entrevista después de ganar los juegos y la pérdida del resto de su familia, en realidad se sorprendió cuando el presidente Snow la dejó sola. Ella esperaría a que el hombre regresara y volvería a hacer de su vida un infierno. Porque sabía que iba a suceder, e iba a estar lista para ello.

Pero en esos tres años, Vixen había hecho algunos amigos entre los Vencedores. Enobaria y Brutus del Distrito Dos estaban más que felices de hacerse amigos de la chica, y ella lo aceptó. Johanna Mason incluso se presentó a la chica y fueron amigas rápidas, solo por su forma de pensar. Vixen también se había hecho amiga de Haymitch Abernathy del Distrito Doce, cuando el vencedor no estaba completamente borracho. Pero fue una sorpresa cuando el chico dorado a los ojos de la Capital decidió hacerse amigo de ella. Finnick Odair era encantador y Vixen lo sabía. Pero al igual que la suya, su vida tampoco fue fácil.

Después de haber presenciado la decapitación de su compañero de distrito, Annie Cresta se volvió loca en la Arena. Todos en el país lo sabían, pero fue un verdadero shock cuando la chica se quitó la vida tres años después de sus juegos. Annie Cresta se había ahorcado en el comienzo de los 71º Juegos del Hambre, dejando a los tributos un mentor menos y un Finnick con el corazón roto. Vixen sabía lo que era perder a alguien que le importaba, lo aprendió con Flint. Un chico que nunca pensó que le gustaría, pero lo hizo. Su corazón se rompió cuando murió y fue entonces cuando ella dijo que lo había perdido.

Había una brisa en el aire mientras la chica caminaba por la calle de la aldea de los vencedores. Mira alrededor del área, su barbilla levantada sobre su bufanda mientras sus ojos miran hacia las casas grandes y extravagantes. Sabía que una buena parte de ellas estaban vacíos, pero había algunas que se estaban utilizando.

Su cabeza giró hacia la casa del Vencedor de los Sexagésimo Noveno Juegos del Hambre, mirando como Aidan Caballero. Había ganado sus Juegos siendo astuto. Inteligente. Había perseguido a todos los distritos inferiores y los había matado a todos de formas un poco más brutales que las de ella. Él torturó algunos de los tributos, pero nunca pagó por ello como lo hizo ella. Su arma preferida era un arco y sabía lo peligroso que era.

Él le ofrece una sonrisa amable y ella se queda mirándolo, antes de subir las escaleras de su propia casa de la Aldea de los vencedores. Empuja la puerta para abrirla y la cierra detrás de ella, presionando su espalda contra ella. Ella deja escapar un suspiro, antes de arrancar la bufanda de su cuello y ponerla en un gancho en la pared. Mira alrededor de su casa, viendo que todo fue recogido por la rabieta que había tenido solo tres días antes. Sin duda Lyra tuvo algo que ver con eso.

Ella suelta una burla mientras se quita la chaqueta y la cuelga. Se sube las mangas de su suéter verde oscuro antes de caminar hacia la cocina. Saca una manzana del cuenco de la encimera y la muerde, mientras mira por la ventana, donde uno de los otros Vencedores, Echo Canessa, estaba pintando una especie de cuadro. Mira al cielo, antes del cuadro. La mujer tenía poco más de treinta años, pero Vixen realmente no podía precisar qué Juegos ganó. Todo lo que sabía era que la mujer había salido bien y había formado una familia.

De repente, pudo escuchar el sonido del himno desde la sala de estar y volvió la cabeza hacia la habitación. Mira hacia afuera, observando cómo la hija de Echo la llama a la casa y la vencedora sale corriendo. Vixen deja la manzana sobre el mostrador y entra a su sala de estar para ver el rostro del presidente Snow en su televisor. Aprieta la mandíbula mientras mira al hombre, el hombre que había arruinado toda su vida. Junto con cientos de otras.

—Damas y caballeros, este es el año del setenta y cinco aniversario de los Juegos del Hambre. Y estaba escrito en el cartel de Los Juegos que cada veinticinco años, habría un vasallaje para mantener fresco para cada nueva generación el recuerdo de los que murieron en el levantamiento contra el Capitolio. Cada Vasallaje se distingue por Juegos de un significado especial. Y ahora, en este setenta y cinco aniversario de nuestra derrota de la rebelión, celebramos el tercer Vasallaje —dice el anciano mientras saca la tarjeta que contenía el temible tema de los Juegos del año. Vixen cruza los brazos sobre su pecho, su mandíbula aún apretada y una mirada fulminante en sus ojos—. Como un recordatorio de que incluso los más fuertes no pueden vencer el poder del Capitolio. En este, el tercer vasallaje de los Juegos, los Tributos masculinos y femeninos serán cosechados del grupo existente de Vencedores en cada Distrito. Los vencedores se presentarán el Día de la Cosecha independientemente de la edad, estado de salud o situación.

Un grito sale de los labios de Vixen mientras se derrumba sobre sus rodillas, las lágrimas comienzan a brotar de sus ojos. Ella niega con la cabeza mientras los destellos de sus propios Juegos aparecen en su mente y su mano se dispara hacia su pecho mientras se agarra el corazón. Murmura varias frases para sí misma mientras comienza a sollozar y gemir en el suelo de su casa. Sus dedos serpentean en su cabello y lo anuda, tirando de su cabello mientras se sienta en el piso.

Se pone de pie de un salto y comienza a destrozar la sala de estar. Gritando varias maldiciones y avergonzando el nombre de su país.