BLOOD SPORT ━━ finnick odair ✓

nineteen.

19. | genial, otra oportunidad para demostrar que no merezco morir

A la mañana siguiente, todo lo que Vixen quería hacer era quedarse hasta tarde y dormir. No quería levantarse de la cama para hablar con los otros tributos. Para mostrarles a los Vigilantes que no merecía morir el primer día en la arena. Conociéndolos y lo que ha hecho en sus propios juegos, iban a convertir su tiempo en un infierno. La iban a torturar con lo que sea que tuvieran, pero ella no estaba dispuesta a caer fácilmente. Les iba a demostrar que no podían lastimarla con demasiada facilidad.

Pero Aidan no iba a permitir que ella se saltara su primer día de entrenamiento y ella lo odiaba por eso. Él sabía lo mucho que ella no quería participar en el Vasallaje, para poder enojar un poco más al presidente Snow. A él no le divirtieron sus tácticas y simplemente le arrojó su ropa de entrenamiento, haciéndola lanzar una mirada furiosa hacia él.

Quince minutos después, ambos estaban en el ascensor y bajaban hacia el centro de entrenamiento. Vixen inhala profundamente, antes de suspirar. Aidan mira hacia ella, al ver la expresión de aburrimiento en su rostro y deja escapar una risita.

—No actúes tan feliz de conocer a los demás —Aidan le dice y ella se burla—. En serio, Vix, necesitas actuar como si quisieras sobrevivir. No puedes seguir jugando todo este juego en el que actúas como si nada realmente importara.

—Nada importa, Aidan —Vixen dice mientras lo mira—. Tú sabes eso. Sabes que nuestras vidas no son más que una forma de entretenimiento. Ser llorado cuando nuestras cabezas son arrancadas de nuestros cuerpos o nuestras extremidades son arrancadas de sus órbitas. No somos nada comparados con el Capitolio. Una vez que te des cuenta de eso, te darás cuenta de por qué me importa un carajo.

La puerta del ascensor suena y los dos salen. Vixen mira alrededor de la gran sala, viendo como todos los tributos hacían lo suyo. Sus ojos vieron a Katniss junto a Mags, que estaba creando una red de pesca. Vixen levanta una ceja, antes de poner los ojos en blanco. Ella comienza a viajar por el centro de entrenamiento, sus ojos se posan sobre todos los otros Vencedores mientras presentaban sus propias habilidades para intimidar a los demás.

El primer Vencedor con el que se topó fue Gloss. Lanzaba dagas a los objetivos como si no hubiera un mañana. Eliminó a cada uno de los objetivos sin esfuerzo y soltó un gruñido con cada lanzamiento que daba. Cuando solo quedaban dos de ellos, Cashmere se unió a su hermano y ambos miran hacia el objetivo final. Vixen les da a ambos una mirada, antes de continuar por la arena.

Johanna fue la siguiente de los Vencedores que vio y estaba feliz. Johanna estaba demostrando lo increíble que era con sus habilidades con el hacha. Balanceándose hacia un objetivo invisible, Vixen sabía que si había una persona real allí, se derrumbarían por sus ataques. La mujer del Distrito Siete golpea el suelo con el hacha y mira a Vixen, dándole una sonrisa.

—Vixen Rivers —Johanna la saluda—. Ha pasado un tiempo.

—Sí —Vixen le responde—. ¿Como has estado?

—Todo bien —Responde Johanna—. ¿Cómo has estado tú?

—Oh, ya sabes. Tratando de no matar a la gente que me mira como si fuera un caso perdido —Vixen le responde y Johanna la mira—. Pero bueno, no queda nadie más a quien amo, así que pueden decir lo que quieran de mí. No me va a afectar.

Johanna le golpea el hombro con la mano. —Esa es mi chica.

Vixen mira sobre su hombro para ver uno de los entrenadores y una pequeña sonrisa aparece en sus labios. Ella le da a Johanna una sonrisa, antes de caminar hacia el hombre. Ella le da una mirada mientras toma uno de los grandes reemplazos de machete y mira hacia el hombre. Él le da un gesto con la cabeza antes de que ambos caminen hacia el campo. Ella inhala profundamente, antes de cortarlo, pero el entrenador bloquea su ataque.

Ella deja escapar un gruñido mientras salta a una de las plataformas más altas y lo corta de nuevo, golpeándolo en el hombro. Mientras intentaba recuperarse, ella le clavó el arma en la espalda, lo que provocó que se estrellara contra el campo. Con este ataque, llamó la atención de Peeta, Katniss, Enobaria, Johanna y Brutus. Observan cómo la joven sigue luchando contra el entrenador, hasta que vuelve a recibir un golpe en el hombro con el arma.

La chica aprovecha la oportunidad para golpear su arma en su pecho, antes contra su garganta. El hombre se derrumba en el suelo y ella lo mira, antes de mirar a los Vencedores. Obtiene un asentimiento de aprobación de los Profesionales, antes de mirar hacia su aliado. Aidan niega con la cabeza mientras se acerca a ella.

—¿Qué? —Ella le pregunta.

—¿De verdad tienes que demostrar que eres la jefa por aquí? —Aidan la interroga.

—Sí —Vixen le responde, antes de que sus ojos se posen en Peeta. Ella le da una pequeña sonrisa, haciendo que Katniss lo mire. Vixen pudo ver el arco en su mano y soltó una carcajada—. Aw, ¿te robé el centro de atención, chica en llamas? Mi culpa.

—Está bien. Hay suficiente espacio para dos personas arrogantes —Katniss le responde y Vixen sonríe.

Vixen se acerca un paso más a ella, antes de mirarla. —Mira, Katniss, no soy fan de alguien que piensa que puede simplemente entrar aquí después de ganar sus primeros Juegos. Así que lo que tú y el chico amante ganaron el año pasado, eso no es nada. Todos en esta sala, todos tenemos más en nosotros que tú.

—En serio —Katniss le dice y Vixen asiente.

—Y tendría cuidado de con quién te cruces, Chica en llamas —Vixen le dice—. Podrías quemarte —La chica se da la vuelta y comienza a irse, hasta que se topa con otro tributo. Estaba a punto de darles su merecido, hasta que miró hacia arriba y vio a Finnick parado allí. Ella inhala profundamente mientras lo mira—. Finnick.

—Vix —Finnick se dirige a ella. Él mira a Katniss, antes de volver a ella—. ¿Te estás portando bien?

Ella se burla. —Nunca.

—Sabes, si pasaras menos tiempo intimidando a los demás y más tiempo haciendo entrenamiento real, podrías hacer algunos aliados —Finnick le dice y ella se ríe.

—Eres tierno, Finn —Vixen le dice—. Pero si te lo perdiste, pateé el trasero de ese entrenador por completo. Entonces, creo que ya tuve suficiente entrenamiento por un día.

Ella trata de pasar junto a él y hacia el ascensor, pero Finnick la agarra del brazo y la detiene. —No. Creo que necesitas mostrarme cómo ha mejorado tu mano a mano desde la última vez que entrenamos.

Vixen le sonríe. —Acepto, Odair.