BLOOD SPORT ━━ finnick odair ✓

twelve.

12. | primero estás aquí, y en cuestión de segundos, te has ido

Sus sueños estaban obsesionados por lo mismo que durante los últimos años de su vida. Muerte. Muerte de su familia. Muerte de sus amigos. La muerte estaba en todas partes. Y de vez en cuando, tenía un simple vistazo de sí misma muriendo, ahogándose con el último aliento que alguna vez respiraría. Pero siempre supo que se despertaría de ellos, y cuando lo hizo, encontró a Flint mirándola. Una mirada extraña en sus ojos. No le gustó lo que era ni lo que podía representar.

Se empuja a sí misma hasta una posición sentada y mira al frente.
—¿Cuánto tiempo dormí?

—Oh, yo diría que unas buenas cinco horas —Flint le responde y ella lo mira con incredulidad. Ella vuelve a mirar hacia delante, antes de volver a mirarlo a él.

—¿Por qué diablos no me despertaste después de las tres? —Ella le pregunta y él se encoge de hombros, haciéndola poner los ojos en blanco—. Bien. Ahora, dime. ¿Cuántos de nosotros quedamos? ¿Quién murió?

—Todavía somos seis —Flint le responde y ella asiente con la cabeza. Él baja la mirada a su mano y luego a ella—. Sabes, nunca hablamos después de lo que pasó entre tú y mi hermano.

—Ni siquiera empieces con eso —Ella le grita y él deja escapar una risita—. Lo digo en serio. Ezera era un imbécil. Me engañó y luego trató de mentir al respecto. Así que cuando fue Cosechado al año siguiente no sentí tristeza. No sentí nada cuando lo vi morir, al igual que mi hermana. A quien ni siquiera pudo proteger para salvar su vida. Y si hubiera regresado vivo a casa, lo habría matado yo misma. Haz un gran escándalo.

—Duro —Flint dice y se encoge de hombros—. Para ser honesto, no era bueno para ti.

—Cállate —Gruñe mientras agarra el mango de su katana y Flint suelta otra carcajada.

—Lo digo en serio —Flint le dice y ella le devuelve la mirada, confusión en sus ojos mientras lo mira—. Antes de todo lo que le pasó a tu familia, eras una buena persona, Vix. Eras amable, no despiadada. Eras generosa, no egoísta. Eras graciosa, no seria. No estabas empeñada en vengarte de tu familia. Te impulsaron a ayudar a tu familia a obtener los ingresos que pudieran para sobrevivir —Él deja escapar un suspiro, antes de reír—. Tampoco eres ni la mitad de mala. Pero no es por eso que le agradas a la gente. Les agradas por lo independiente que eres y por todo lo que has planeado. De hecho, te envidio un poco.

—¿Envidiar qué? ¿Que a la gente no le gusto solo por mi cuerpo? —Ella le pregunta, levantando una ceja—. Pero honestamente, Flint. Si estabas tan enamorado de mí en ese momento, ¿por qué no te arriesgaste, eh?

—Eres un poco intimidante —Él responde y ella se echa a reír. Él observa mientras ella se ríe por unos segundos, una pequeña sonrisa aparece en sus labios mientras lo hace. Él sonríe mientras la señala—. Ahí está.

—¿Qué? —Le pregunta ella.

—Esa sonrisa que vuelve locos a los chicos —Él le responde y ella baja la mirada y se ríe de nuevo, antes de mirarlo.

—Quítate esa expresión de la cara, Flint —Ella le dice y él levanta una ceja—. Si, esa.

—¿Por qué? —Le pregunta él—. ¿Es una distracción?

—Sí. Por eso tienes tantas chicas enamoradas de ti —Ella le dice y ambos se echan a reír una vez más. Pero después de un rato de risa, ambos se miran fijamente. Flint es el que se inclina hacia adelante y presiona sus labios contra los de ella, provocando que ella brinque un poco. El beso no es mucho, pero es breve y rápido. Así que para cuando ella quiso alargarlo, se acabó—. ¿Por qué hiciste eso?

—Ya que probablemente nunca podré hacerlo —Flint le responde y ella inhala profundamente.

De repente, Flint comienza a ahogarse con sangre y los ojos de Vixen se agrandan. —¿Flint? —Ella susurra mientras lo ve colapsar a su lado. Ella levanta la vista para ver a la chica del Distrito Cuatro, que acababa de dispararle una flecha. Rápidamente se levanta y le arroja un cuchillo, golpeándola en la frente. Su cañón se disparó justo cuando se derrumbó en el suelo y Vixen rápidamente se volvió hacia Flint, que tenía una flecha en la espalda. Rápidamente se la arranca antes de inclinarse sobre él.

—Flint, escúchame, vas a estar bien —Ella le dice y él le sonríe. Podía sentirlo entrelazar sus dedos con los suyos y mira hacia abajo a sus manos, antes de volver a su rostro. Ella niega con la cabeza y él le da una pequeña sonrisa.

—Hazlos sufrir, Vix —Flint le dice, antes de que se escuche un cañón en el cielo. Ella aprieta la mandíbula mientras mira su cuerpo, hasta que sus ojos se posan en un brazalete en su muñeca. Ella lo alcanza, se lo arranca de la muñeca y se queda mirando el brazalete de cuero. Ella se lo pone alrededor de su propia muñeca y lo mira, antes de mirar hacia el cadáver de Akira Loraine, la chica que había matado a su compañero del Distrito.

El odio estaba hirviendo dentro de ella y lo odiaba. Odiaba a su país y odiaba a la gente que lo gobernaba. Fue a causa de ellos que tuvo que aprender a sobrevivir, porque no podían permitirse el lujo de ayudar a los distritos inferiores. Fue a causa de ellos que los niños fueron obligados a matar a otros niños. Pero ella sabía una cosa simple acerca de la ira.

No era más que una expresión externa de dolor, miedo y frustración. Fue algo que le enseñó su padre, antes de que lo mataran. Pero ya no creía que pudiera vivir de algo tan inútil. Sabía lo que tenía que hacer.

Vengar a Flint y la muerte de sus hermanos.

Y para hacer eso, iba a tener que hacer que el resto de los tributos pagaran con sus vidas.