—¿Qué harás ahora? -le preguntó Jake a Eun-Young una vez salieron de la escuela-
—Iré a mi casa y me cambiaré para ir a la academia de baile -respondio estirandose un poco-
—¿Cómo se llama tu academia? -pregunto curioso el australiano-
—Creo que se llamaba "Academia internacional Hallyes" -dijo en duda, memorizar no era lo suyo-
Los dos chicos se miraron entre si con un semblante de sorpresa.
—No es donde va... -Jake asintio rápidamente-
—Creo que lo es... -el australiano se puso delante de la chica-Como sea, nos vemos Eun-Young, ¿O te acompañamos hasta tu casa?
—No se preocupen, estoy bien -la chica se despidio mientras se iba por su parte-
Los otros dos chicos la observaban mientras esta comenzaba a desvanecer entre las calles, hasta que no pudieron ubicarla y decidieron irse.
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La chica de cabello castaño avanzaba por las calles haciendo pequeños movimientos que hacían notar su acción de bailar.
Aunque la gente la miraba algo disgustada, si así era la gente en Corea, no malos, si no observadores y criticaban tu vestimenta, acciones o palabras de forma buena o mala dependiendo sus criterios.
En un momento y bastante cliché por cierto, Eun-Young iba a cruzar la calle distraida, siendo que después fue jalada de su mochila hacia atrás. Una moto paso a una velocidad muy alta por donde ella anteriormente estaba caminando.
Un señor que no pasaba de los 30 sostenía fuertemente la mochila de la menor, pues este había sido quien la salvó de un terrible accidente.
—Ten más cuidado, niña. -reto el mayor-
Este vestía de un saco negro, una camisa amarillenta y pantalones de vestir negros. Y no faltaba la típica maleta de empresario que llevaba consigo.
—Lo siento. No volverá a pasar, se lo agradezco. -esta hizo una reverencia en muestra de gratitud y culpa-
Después de disculparse varias veces con el mayor, siguió su camino hacia su casa, la verdad estaba algo ansiosa, aun tenia que prepararse y comer.
Dejo todo tipo de pensamientos de lado y se dispuso a caminar rápido. No tardo mucho en llegar a su hogar. Uno bastante amplio, no era la gran cosa pero si acogedor. Bueno...Sin contar a las personas que yacían allí.
—Mierda me estresas mujer, solo fui a beber con unos compañeros de trabajo. -escucho a su padre explicarle a su madre-
