29

1.3K 114 10
                                    

El día de las nacionales estaba a la vuelta de la esquina. Las prácticas en la academia no cesaban, y la unidad que se presentaría estaba llena de nervios. El viaje a Japón se acercaba rápidamente.

—No puedo creer que el tiempo haya pasado tan rápido. Esta noche nos vamos... —murmuró Haneul, todavía incrédula.

—Es cierto. Viajar juntos por primera vez... Me encantaría ver la ciudad desde las alturas, como en las películas. Debe ser realmente encantador —comentó Sungmin, su rostro iluminado por una sonrisa.

Mientras tanto, Eun-young permanecía en silencio, absorta en sus propios pensamientos. La ansiedad por el viaje la mantenía distante, y algo la inquietaba profundamente.

—¿En qué piensas? —preguntó Ni-ki, agachándose frente a ella y mirándola con atención.

La castaña lo miró sorprendida, pero en cuanto vio su rostro preocupado, su expresión se suavizó, y le dedicó una cálida sonrisa.

—En mi mamá... Ella se quedará sola por dos semanas, y me siento mal por dejarla. Tengo miedo de que se sienta sola —respondió, su tono pensativo.

Ni-ki la observó unos segundos, y luego sonrió de forma reconfortante.

—Apuesto a que te extrañará mucho, pero también estará contenta de verte cumplir uno de tus sueños. Estoy seguro de que te apoya —dijo con una mirada amable.

Eun-young asintió, sintiéndose un poco más tranquila por las palabras de Ni-ki. Aunque la preocupación seguía allí, su respuesta la ayudó a calmarse un poco.

Fue entonces cuando Ni-ki, con una chispa de emoción en los ojos, compartió una idea que le rondaba por la cabeza.

—Si el entrenador Ji-pyeong nos da permiso, prometo llevarte a recorrer la ciudad y a comer auténtica comida japonesa.

—Ya he probado comida japonesa —comentó Eun-young con una ligera sonrisa, pero con tono algo neutral.

—Sí, todos lo hemos hecho, pero te prometo que será diferente en Japón. Una vez que la pruebes allí, no querrás irte —insistió él, su entusiasmo palpable.

Eun-young no pudo evitar sonreír ante su emoción. Era claro que Ni-ki extrañaba profundamente su país. Había pasado más de dos años sin regresar, y su entusiasmo era más que evidente. Su entusiasmo contagioso la hizo sentir un poco más conectada con él, y la idea de explorar Japón junto a él parecía mucho más atractiva.

—Chicos. —llamó el entrenador entrando a la sala—. Espero que tengan todas sus cosas listas, nos veremos en el aeropuerto a las siete y media a más tardar, asegúrense de llevar todo lo necesario. Ahora sí, a casa, nos vemos más tarde.

Cada uno de los aprendices tomó su bolso, saliendo de la sala de práctica.

—Te acompaño. —sugirió el rubio, extendiendo su mano para ayudar a la castaña a pararse, ella aceptó gustosa.

—Esto ya se está volviendo rutina. —murmuró Eun-young.

—Pues no quiero que te pase nada malo, sólo es eso. —respondió tranquilamente el chico.

La castaña sonrió ligeramente, tomando del antebrazo de Ni-ki para sacarlo de allí.

Caminaron por las mismas calles de siempre, en silencio pero disfrutando de la compañía del otro.

˚˖𓍢ִ໋🦢˚ 𝐋𝐞𝐭'𝐬 𝐃𝐚𝐧𝐜𝐞 ♬ | 𝐍𝐢-𝐤𝐢 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora