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—Estaremos sancionados. -aseguró la castaña al salir con el rubio del hotel.

Ni-ki se giró en su dirección mirándola con una sonrisa. —Bueno, al menos tendremos la anécdota.

Eun-young le dio un pequeño empujón mientras negaba con una sonrisa en sus labios. El japonés la miró luciendo satisfecho por haberla hecho reír, aunque en su cabeza se presentaban varias advertencias señalando que podrían estar en aprietos si eran descubiertos.

—¿A dónde iremos? —preguntó la menor con demasiada curiosidad.

—No te diré mucho, pero sé que te encantará, confía en mí. —respondió estirando su mano abierta para que ella la tomara.

Aquella acción provocó que el corazón de la castaña latiera con mucha más fuerza, se sentía como esos personajes de libros de romance cuando descubrían lo que era estar enamorado.

Enamorarse por primera vez para Eun-young en ocasiones era fascinante, se encontraba emocionada la gran parte del tiempo, sonreía inconscientemente ante la presencia de el japonés, se sentía más motivada; con más libertad.

Pero en otras ocasiones le resultaba frustrante, al ser una primeriza en todo eso del amor, no sabía nada sobre el romance más allá de lo que veía en las películas. Se cuestionaba regularmente sobre muchas cosas que quería saber.

Por suerte, Ni-ki no la dejó sola. A pesar de también ser un principiante, intentaba dar todo de sí para hacer sentir cómoda a su enamorada.

(...)

—¿Ya llegamos? —preguntó la fémina confundida.

Estaban en medio de un pequeño puente, el cual se encontraba en un parque. Era más de media noche, bastante tarde por lo que habían personas, pero no demasiadas.

—Si, ahora tenemos que esperar. —respondió el chico metiendo sus manos entrelazadas en los bolsillos de su cálido abrigo.

Esa era una noche bastante helada, eso permitió que ambos se acercaran al otro en busca de algo de calor; sin vergüenza alguna.

En la espera estuvieron charlando bastante, como principal tema: La Gran competencia que se aproximaba. Estaban a tan solo días, la presión era insistente en ellos.

—¿Y si cometo algún error? —cuestionó la menor con preocupación, su mirada era ansiosa.

—Como líder de la unidad, te recomiendo que practiques más, uno nunca sabe cuando es suficiente. Pero como tu novio, me gustaría que dejes de preocuparte demasiado por cosas insignificantes, no te culpare si te equivocas, cualquiera se equivoca, equivocarse es de humanos. Y si no estas del todo convencida entonces ven, bailemos aquí y ahora. —dijo el rubio, extendiendo su mano con una sonrisa encantadora.

—¿Mi novio? —ella lo miró divertida, soltando las palabras con una pizca de burla.

Ni-ki yacía estático en su lugar, sin saber bien que decir. —Si...es decir...anoche...—soltó un suspiro de cansancio—. Estaba siendo emotivo y parece que esa es la única aparte que escuchaste. ¿Quieres bailar o no?

—Espera, perdón solo bromeaba, por supuesto que estaba escuchándote. De verdad, gracias por preocuparte tanto por mi, es...bonito, saber que alguien se preocupa por mi. Siempre dices lo que crees correcto y así es. —respondió la castaña, subiendo una mano hasta la mejilla del contrario para acariciarla con dulzura—. Y claro que quiero bailar contigo. 

Ella se puso de puntas de pie para dejar un suave beso sobre los labios del chico. Los ojos de este parecieron casi cerrarse cuando el reprimió una sonrisa entre sus labios, totalmente encantado con la acción de la menor. Sin mas, unieron sus manos para acercarse al otro y comenzar a moverse al sonido del bajo tarareo proveniente de la chica.

˚˖𓍢ִ໋🦢˚ 𝗟𝖾𝗍'𝗌 𝗗𝖺𝗇𝖼𝖾 ♬ | Nιʂԋιɱυɾα Nι-ƙι ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora