23

1.4K 136 11
                                    

Era un sábado tranquilo, de esos en los que el mundo parecía haberse puesto de acuerdo para no molestar. El cielo estaba despejado, y el aire fresco invitaba a quedarse en casa todo el día. Para Eun-young, no había mejor plan que permanecer acurrucada entre las sábanas, disfrutando de la quietud.

El sol entraba tímidamente por las rendijas de las cortinas, iluminando su habitación con un cálido resplandor. Estaba profundamente dormida, envuelta como un capullo, hasta que el tono insistente de su celular rompió la paz del momento.

Frunció el ceño y, sin abrir los ojos, tanteó a ciegas el teléfono en la mesita de noche. Al encontrarlo, contestó sin siquiera revisar quién era.

—¿Hola? —murmuró, con la voz cargada de sueño.

Del otro lado de la línea, una risa familiar resonó, clara y alegre.

—Hola, Choi. ¿Sigues durmiendo? —la voz burlona de Ni-ki la sacó un poco de su letargo.

—Lo estaba, sí —respondió con un suspiro, recostándose de nuevo—. ¿Qué puede ser tan importante como para interrumpir mi sueño? —se quejó, aunque su tono carecía de verdadero enojo.

Un silencio breve se formó, y Eun-young pudo imaginarlo rascándose la nuca, nervioso.

—Es que... quería saber si... —Ni-ki comenzó a balbucear, algo que no era común en él—. ¿Tú estás ocupada hoy?

Eun-young abrió los ojos ligeramente, sorprendida por su tono titubeante.

—¿Por qué? —preguntó, sintiendo un atisbo de curiosidad.

—Quería invitarte a salir. —La confesión salió al fin, con un ligero toque de timidez en su voz.

Una sonrisa se formó en los labios de Eun-young. Últimamente pasaba mucho tiempo con Ni-ki, y cada salida con él era una pequeña aventura que disfrutaba más de lo que esperaba.

—Claro, ¿a qué hora? —respondió, rodando por la cama mientras una emoción cálida se instalaba en su pecho.

—Pasaré por ti a las tres, ¿está bien?

—Perfecto. Nos vemos, Nishimura.

—Nos vemos, Choi.

Al colgar la llamada, dejó el teléfono a un lado y, sin poder evitarlo, dejó escapar una pequeña risita. Luego, como si algo dentro de ella hiciera clic, saltó de la cama con energía. Sentía un cosquilleo en el estómago, una mezcla de emoción y nerviosismo.

—¿Por qué me siento así? —se preguntó, llevando las manos a sus mejillas, que ardían sin razón aparente.

Unos golpes suaves en la puerta interrumpieron su momento de reflexión.

—Eunni, ¿estás despierta? —la voz de su mamá llegó desde el pasillo antes de que asomara la cabeza por la puerta—. Ya me preguntaba por qué tanto alboroto. Pareces contenta, ¿sucedió algo? No por nada te levantas de buen humor.

Eun-young se quedó congelada. ¿Acaso estaba tan obvio?

—No es nada, mamá. —Intentó sonar despreocupada, pero su tono la delató—. Por cierto, voy a salir con Ni-ki otra vez —añadió rápidamente, como si eso aclarara algo.

Su mamá levantó una ceja, sonriendo con picardía.

—Hablas mucho de ese muchacho estos días.

—Eso no es cierto, —protestó Eun-young, cruzando los brazos.

—Claro que no, cariño, lo que tú digas —respondió la mujer, divertida, mientras se dirigía hacia la puerta—. Me voy a trabajar. Diviértete con tu amigo y regresa temprano, ¿sí?

˚˖𓍢ִ໋🦢˚ 𝐋𝐞𝐭'𝐬 𝐃𝐚𝐧𝐜𝐞 ♬ | 𝐍𝐢-𝐤𝐢 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora