El Río Rojo

La Batalla de Argo parte 2

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Observé tranquila, como Luthoria envió un grupo de alfas con escudos y armaduras pesadas para proteger el ariete, mientras desplegaban más soldados haciendo difícil retenerlos a todos, cuando estuvieron en la línea de fuego disparamos flechas explosivas reduciendo el número, pero no deteniendo el ataque, ellos ya estaban cerca de las puertas con el ariete, debíamos detenerlos ya.

-Preparen las granadas ahora, derriben ese ariete. -Grite mientras tomaba una de las granadas.

Tomé la esfera metálica y la encendí con uno de los fuegos de la muralla y la lance contra un grupo de alfas que portaban una escalera, ellos la miraron desconcertados antes de explotara, funcionando perfectamente como todos los inventos de Lena.

Cómo lo pedí el ataque se concentró en el ariete derribando a los hombres que lo escoltaban, pero haber descuidado a los otros grupos provocó que algunos lograrán escalar los muros, uno de los soldados de Luthoria llegó corriendo a mi lado tratando de derribarme, con mi mano libre lo tomé del cuello y lo empujé hacia abajo del muro, justo en ese momento otro trato de asfixiarme tomando mi cuello por detrás pero Sam lo arranco de mi espalda y lo empaló con su espada.

-Podrías haberte puesto una armadura menos llamativa Kara. -Sam me gritó enojada.

-¿De qué demonios hablas? Mi armadura está bien. - Sam iba a contestarme pero una lluvia de flechas nos interrumpió.

Samantha me arrojó al suelo y nos refugiamos en la pared, las flechas impactaban frente a nosotros derribando a los arqueros y algunos soldados que repelían a los alfas que escalaban, cuando la lluvia de flechas se detuvo Sam me jalo de la capa.

-Tienes que bajar de la maldita muralla, ¿Capa roja Kara en serio?, Eres un maldito blanco perfecto.-me gritó mientras nos arrastrábamos lejos de la muralla hacia las escaleras.

-Mi capa es perfecta, la tuya parece de un funeral.- Respondí ofendida, no me gustaba cuando criticaban mi ropa.

Ella no me contestó sólo me observó fastidiada, bajamos la escalera encontrando que había hombres heridos y otros muertos a causa de las flechas.

-Lleven a los heridos con el sanador, alguien que me informe lo que pasó con los arqueros enemigos. - algunos alfas asintieron y comenzaron a llevarse a sus compañeros.

-Majestad, logramos derribar a los arqueros, pero hay más agrupándose, parece que cubrirán a sus hombres para que logren llegar a la puerta.- Un alfa bastante joven me habló apresurado.

-Lleven escuderos arriba, quiero más flechas contra ellos y cuando logren acercarse lancen granadas, si alguno logra subir mantenlo.-El joven me saludó con un puño en el pecho y se marchó.

-No podemos retenerlos más Kara, tienes que dejarlos entrar, hemos mermado sus fuerzas lo suficiente. -Sam me tomó del brazo y me habló entre susurros.

-Quiero debilitarlos más, sé que podemos, solo un poco más y entonces los dejas entrar. -Ella asintió no muy convencida de mi plan.

¡-Flechas! -el gritó de un alfa nos advirtió sobre el nuevo ataque, apenas dando tiempo para refugiarnos, alcance apenas a saltar debajo de un tejado.

Los estruendos de las explosiones comenzaron poco después, solo para ser contestados con otra lluvia de flechas, Sam corrió hacia mí evitando las flechas, su capa negra estaba llena de barro y sangre al igual que su armadura, pero se veía ilesa gracias a Rao.

-Kara, no tenemos bajas en la muralla, los escuderos están protegiendo bien y los arqueros tienen buen ritmo, pero debes alejarte de la puerta, derribamos a un grupo que llegó al ariete pero han mandado mas alfas, volverán a escalar el muro muy pronto, tengo que protegerte.- Sam me gritaba haciendo sonar su voz apenas por encima de las explosiones.