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Después de que Chile dejara de hacer berrinches, Brasil les dijo a todos que iban a ir a visitar unos lugares que estaban cerca. Así que la gran mayoría se fue a cambian y agarrar las cosas necesarias; México solo se baño y puso ropa cómoda, también se llevó una cachucha (gorra) para el sol, a su pequeño le puso un overol como la otra vez y un sombrerito para taparle el sol.

Juan le ayudo a guardar las cosas del bebé y también se llevó otras por si acaso; pasaron al menos unos veinte minutos cuando ya todos estaban abajo.

Japón, USA, Canadá, Alemania y Rusia iban a estar hasta atrás, porque eran los más altos, también los más responsables y menos distraídos del resto. Brasil, Costa Rica, Paraguay y Uruguay prepararon algo para comer en el camino; Perú, Chile, Argentina, Bolivia y México eran los encargados de cuidar las cosas de los demás, ellos traían mochilas así que así estaba bien, Juan...bueno, Juan solo estaba allí. Seguramente le iban a poner a hacer otras cosas para que se alejara un poquito de México, pero quién sabe, ese hombre era misterioso.

O eso decían todos.

Tlecuauhtli estaba confundido por tanto alboroto, aún así solo se dedicó a mirar a su papá y a los que pasaban, claro que recibía muchos cariños por todos y eso le hacía reír.

— Allá veremos a más países — dijo Brasil con una pronunciación un tanto extraña del español.

— Hasta que hablas en español — le dijo Chile pasando detrás de el.

México solo negó con una sonrisa y guardo unas cosas en su mochila.

Cuando terminaron de ordenar todo lo que se iban a llevar, salieron de la casa. Y allí vieron a Sao Paulo, hijo de Brasil que corrió a esconderse en el brasileño.

— Vamos sabes que no hacen nada — le dijo a su hijo sonriente.

— O ônibus está esperando. [ El autobús está esperando ] — contesto.

Sao Paulo era algo introvertido, no era miedoso, solo que no le agradaba estar el lugares donde había mucha gente, se iba a quedar en la casa de su papá para cuidar que nadie entrara o por si acaso, recibir a algunos países que llegaran.

Brasil le dió las llaves y le dijo que no le abriera la puerta a nadie, a menos que fuera un país. También le dió otras indicaciones antes de irse; Brasil cuidaba mucho de sus hijos y más de los Omegas, todos le comprendían pues ellos también eran cuidadosos con sus hijos.

Ya en el autobús, algunos miraban por la ventana y otros se distraían con otras cosas. México estaba hablando con Perú, quien estaba a su lado y de vez en cuando Argentina y Chile se les unían a la conversación, ya que estaban sentados detrás de ellos.

Número desconocido.
¿Entonces debemos ir?

Esa es la idea.

Número desconocido.
¿Tienes fecha?

No. ¿Puedes en febrero?

Luego te doy fecha exacta.

Número desconocido.
Te mando un mensaje en la tarde.

Veré mi agenda.

Bien.

Adiós entonces.

Número desconocido.
Adiós.

México guardo el teléfono, en la mañana le había mandado un mensaje al pelinegro para avisarle que ONU quería hablar con ellos y hasta dos horas después su mensaje fue contestado, extrañamente ahora la plática estuvo tranquila, algo que agradecía pues no quería arruinar su día.

CONQUISTANDO AL ÁGUILADonde viven las historias. Descúbrelo ahora