🌹|| "6"

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México despertó después de unas horas, estaba un poco desorientado. Estaba en la cama, algo extraño porque recordaba haberse quedado dormido en el sillón mientras los demás veían una película, se golpeó ligeramente la frente y entonces se le prendió el foco preguntándose por su pequeño.

Como alma que lleva el Diablo se puso de pie, tambaleando unos pasos por un pequeño mareo y después busco a su cachorro por el cuarto.

En la sala Argentina, que era el único que se había quedado cuidando del pequeño, escucho los pasos apresurados y aroma asustado del Omega. Así que también se puso alerta pensando que algo le había pasado; dejo al pequeño en la sábana que había puesto en el suelo, rodeado de almohadas y también de unos cuantos peluches. Después camino hasta donde estaba México para preguntarle que había pasado.

Y al contrario de lo que esperaba, México se topo con Argentina en la puerta del cuarto y por el susto le dió un golpe en la quijada que terminó por mandar al Alfa al suelo.

Ay, no mames ¿Estás bien carnal? — pregunto México agachándose para revisar al argentino.

Agh...C-Creo que si contesto sentandose en el suelo mientras seguía sobando el golpe boludo, me sacaste la sangre.

Argentina noto el sabor metálico en su boca y vio al Omega un poco molesto, mientras tanto el mexicano reía nervioso y las manos le temblaban un poco. Todavía estaba asustado, Argentina se dió cuenta de ello así que suavizó su expresión a una más relajada y solo soltó un par de quejas más. El lobo de Argentina estaba enojado, era un orgulloso y que el Omega le hubiese golpeado de esa manera le molestaba, Argentina podía controlar a su lobo milagrosamente, porque sino ahora mismo estaría encima del mexicano haciendo que pidiera perdón.

Lo siento mucho Arge, no fue a propósitose disculpo México llevando su mano a la quijada del argentino.

Dueledijo Argentina mirando a México.

— No seas llorón, deja voy por hielo. Ve al sillón, pinche exagerado el moreno se puso de pie y camino hasta el refrigerador.

Tienes la mano pesada ¿Lo sabías? — pregunto Argentina volviendo al sillón.

Tlecuauhtli que había estado en silencio todo el tiempo, soltó una risita cuando vio a Argentina, le extendió una manita mientras que con la otra abrazaba como podía un peluche con forma de ajolote.

México fue con el argentino y suspiro al ver que su pequeño estaba bien, después le indico al argentino que se acostara en el sillón y le puso los hielos en la quijada.

Respondiendo a tu anterior pregunta, si, si se que tengo la mano un poco pesada hablo con una sonrisa un tanto orgullosa.

Un poco...si, como no — se volvió a quejar el argentino sosteniendo la bolsa con hielos en su rostro.

Ay, no seas así. No te enojes conmigo, solo me asusté y actúe según mi instinto dijo México moviendo un poco al argentino oye, ya dije que lo siento.

Empezó a decir el mexicano, Argentina solamente lo veía con el rostro serio pero después le dijo que ya no había problema con lo del golpe. Ante esto México sonrió victorioso y se levantó para acercarse a su bebé, Tlecuauhtli fue cargado y después México volvió a sentarse en el sillón a lado del argentino, quien todavía seguía recostado en el mismo.

CONQUISTANDO AL ÁGUILADonde viven las historias. Descúbrelo ahora