🌹|| "44" 🔞

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La voz del peruano era la que se escuchaba más fuerte, estaba gimiendo sin pena al placer que le causaba su piel chocar con la del moreno y también el placer visual que era ver cómo el omega era el que se estaba penetrando solo. Saltando encima de el a un ritmo apresurado, desesperado todavía queriendo bajar el calor (y dolor) que sentía en el vientre.

Perú sabía que estaba mal, pero disfrutaba con una sonrisa como el desesperado omega gemía sin pudor.

— ¿Quieres ayuda? — pregunta Perú empujando sus caderas hacia arriba embistiendo con fuerza.

— ¡Ah~! Mm... — exclama, sorprendido.

Perú sale de su papel cuando ve que el omega se detiene, temblando sobre él.

— ¿Te lastime?¿Duele algo? — pregunta despegando su espalda de la cama, levantando sus manos para acariciar las mejillas del mexicano.

— N-No, eso... M-Me gusto — aclaro comenzando a moverse de nuevo.

Meciendo su cuerpo de adelante hacia atrás, contrayendo su interior para darle gusto al peruano. México sonrió cuando lo escucho gemir, lo estaba haciendo bien. Por unos momentos pensó que se había concentrado más en su placer propio y se había olvidado del peruano. Salió de sus pensamientos cuando percibió el calor en si mismo, se quejo con dolor, desesperandose de nuevo.

Perú noto la expresión del moreno y supo que debía ayudarlo a moverse de ahora en adelante. Sin avisar tomo las caderas del omega y le dijo que lo abrazara por el cuello, México apenas lo hizo y una fuerte embestida le hizo apretar los dientes para no gritar, había dolido un poco pero después paso a ser puro placer.

Todo se escuchaba tan húmedo y casi sucio, los "clap, clap" resonaban por la habitación y los gemidos del omega entremezclados con los del alfa también. Se escuchaba maravilloso, contrario a lo caliente de la situación México sentía unos besos cariñosos en uno de sus hombros subiendo por su barbilla hasta dejar uno en su pómulo derecho. México sonríe inclinándose para dar besos al peruano, igual de cariñoso que el.

[...]

Pasaron haciéndolo hasta ya casi las cuatro de la tarde, hora en la que el calor del omega disminuyó un poco. Ahora estaba recostado en la cama jadeando cansado, seguía desnudo y podía sentir como un trapo húmedo lo limpiaba. Perú ayudo al mexicano a limpiarse ya que seguramente moverse no sería muy agradable, el peruano también estaba desnudo aunque con una toalla envuelta alrededor de su cintura.

— ¿Quieres agua? — pregunto al moreno mientras pasaba el trapo por su rostro.

— Mm-hump — fue lo que respondió. Le dolía la garganta de tanto andar gimiendo antes. Seguramente moriría de vergüenza cuando su celo pasará.

Volvió en si cuando el peruano le traía un vaso de agua. Lo bebió y cuando termino se dejó caer en la cama de nuevo, pero ahora algo incómodo. Rebuscando entre las sábanas algo que Perú todavía no entendía, el omega se asomo de nuevo, abriendo los ojos buscando por toda la habitación.

« Oh » pensó el peruano cuando lo vio más inquieto.

— Tranquilo, omega. — dijo acercando su mano hasta acariciarle la cabeza — Tu cachorro está bien.

Sin embargo el moreno pareció no entenderlo muy bien, ahora la angustia de no tener a su bebé en su (muy improvisado) nido lo estaba invadiendo. ¿Dónde estaba su cachorro?¿Acaso se lo habían robado?¿Y si se lo llevaron y no lo vuelve a ver? Todas esas preguntas eran de su lobo omega que se retorcía ahora de tristeza.

CONQUISTANDO AL ÁGUILADonde viven las historias. Descúbrelo ahora