Capitulo diez.

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Maca.
Nos encontrábamos en la calle caminando por la vereda que bordeaba el edificio, íbamos en silencio, la castaña iba a paso rápido emocionada, mientras que yo me encaminaba a paso lento con las manos en los bolsillos de aquel delgada chaqueta que me cubría, pese a la cercanía y confianza que habíamos adquirido al poco tiempo de conocernos ella no terminaba de ser una desconocida para mi.

Una linda desconocida.

Tenía la correa que sostenía la cámara alrededor de su cuello mientras que con sus manos sostenía esta, la chica corría en la vereda y se detenía ante las flores situando sus rodillas en el suelo, llegué a pensar que se había caído, pero la emoción que desbordaba al tener su cámara me daba a entender que solo quería capturar aquellas flores que bordeaban las rejas del edificio con rapidez para luego seguir con más cosas, veía la pantalla de la cámara revisando que aquello que quería capturar se viera bien.

Estaba mirando como intentaba capturar el momento, ella estaba de lado ante mi, podía divisar como fruncía el ceño demostrando concentración, su índice apretaba un botón y la luz de la cámara se esparcía ante las flores.

Sabía que la chica era bonita, me quedó claro aquella vez que la vi y seguí en Instagram por primera vez, reforcé esta idea viéndola en persona de manera detenida cada vez que la tenía cerca, ¿pero ahora?

Verla emocionada, corriendo ante las flores y sincerándose ante mi pese a ser una desconocida me hacía creer que era algo más que bonita, ¿pero igual puedo encontrar a otras mujeres más que bonitas, no?

-Ay es que enserio extrañaba esta cuestión. -Habló la castaña sacudiendo sus rodillas.

-Se nota que lo extrañabai, parecí cabra chica.

Dirigió su mirada contra la mía -Igual disculpa que me veas así, es que...

-No, es algo bonito que tengas la confianza de mostrarte así conmigo. -Interrumpí.

La chica se acercó a mi y posó su cabeza contra mi hombro.

-¿Es problema que te use de quitasol? -Habló la chica y oí por lo bajo su risa. -Quiero ver las fotos.

Reí dandole mi aprobación y así fue como la castaña se quedó extensos segundos apoyada en mi hombro, extensos segundos en los que me costó respirar, estábamos en la vereda, algunas personas pasaban y percaté como nos miraban, mis nervios subieron y comencé a acelerarme, tanto así que sentí los latidos de mi corazón en los oídos, todo aquello se cortó cuando la chica se separó de mi.

-¿Estay bien Maca?

-¿S-si por qué? -Respondí con una evidencia total de nervios en mi habla.

-Es que como que...

Mi celular comenzó a sonar e interrumpió las palabras de la castaña.

-Anda a contestar. -Me señaló.

Me alejé algunos pasos de mi contraria y rebusqué en mi bolsillo sacando así el aparato, en la pantalla salía el nombre del rubio, Tomás.

-¿Aló? -Hablé.

-Maca... ¿Podí hablar? -Era la voz de el chico, se encontraba apagada y con un notable carraspeo el cuál me hacía pensar que había llorado.

Si, en los pocos días que habían transcurrido desde la junta que tuve con el y sus amigos, nos habíamos logrado apegar más, profundicé en su persona y el en la mía, el chico no estaba bien.

-Chuta ahora no estoy en mi casa, ¿pero qué pasó?

-Ah no, no te preocupí, tonteras po' -Escuché la risa de el rubio através del celular, era irónica.

Paralelas - RubirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora