Capitulo veintisiete.

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Enero 10, 2022

Macarena.
Acababa de abrir los ojos y ya sentía mi cabeza retumbar, era consiente de como cada parte de mi cuerpo dolía solo con pensar lo que debía de hacer hoy. Para Josefa eran vacaciones, para mi padre era una normalidad y para mi era un contador que estaba por acabarse. Todo para adentrarme a un nuevo mundo, un nuevo mundo en el cual nadie me aseguraba que verdaderamente querría estar.

El celular se encuentra bajo mi almohada, titubeo antes de tomarlo, se que estará su nombre ahí.

Rubí.

Un fuerte impacto en el pecho me hace saltar, el celular caía de mis manos al pensar en sus ojos al sonreír, una pequeña carcajada se escapa de mis labios y esto provoca más gracia en mi, intento aguantar, Josefa aún sigue durmiendo. Mis ojos se cierran, todo lo existente de alguna u otra forma me lleva a ella, aquello era inevitable.

En mi mente se trazaba aquella conversación que habíamos tenido hace algunos días, justamente el día en que conversé con Miguel. Fui a su departamento, mis intenciones eran recordarle que aún estaba con ella, disfrutar el tiempo que nos quedaba juntas, lamentablemente no fue así. Rubí jamás había levantado la voz ante mi, jamás habíamos discutido, sabía que no era su culpa, no estaba bien e intentaba hacer lo que podía, pero en aquel momento las ganas de llorar se acumularon en mi.

*****

Un golpeteo en la puerta se adueñaba de la mirada de la castaña, aún intentaba calmarse, desde que Miguel la había dejado en la puerta de su departamento su pecho no dejaba de moverse rápido. Se acercó a la puerta y la abrió de golpe, su estado no le permitía pensar demasiado sus acciones.

-¿Maca? -Habló Rubí, los labios de la chica se entreabrieron, para su mala suerte el rubor que se producía en su rostro tras llorar aún no se iba.

Macarena no respondió al cuestionamiento de la chica, aquello era obvio. No se movió de la puerta, se encargó de observar las facciones de la castaña, sus pómulos enrojecidos, al igual que la nariz. Las ronchas en el rostro de la chica se hacían ver de manera fácil y esto a la rizada no le parecía del todo bien.

Una sonrisa triste surgió en el rostro de Rubí, esta cada vez se fue modificando hasta convertiste en un puchero, uno que la llevó al llanto nuevamente.

La rizada se encargó de contener a la chica, siempre lo hacía. Macarena de golpe llevó a Rubí a sus brazos, la cabeza de la chica cayó como una pesada pluma en el pecho de la menor, esta no reclamó, tan solo la consoló. La menor se dió cuenta que en estos momentos una manera de calmar a la chica era dando caricias en su cabello y susurrando en su oído, lo intentaba hacer siempre que esta no se encontraba del todo bien.

-Rubí, estoy acá, no tienes porqué llorar, no me voy a ir ahora, todo esta bien. -Aquellas palabras las murmuró en el oído de la contraría, esta tan solo agravó sus llantos hasta que en un punto logró desacelerar su pecho.

-Pero en unos días más si te vas. -Soltó inesperadamente con voz carrasposa, aquello era una notable acusación.

-Pero sabes que tengo que hacerlo, pocas personas reciben la beca y sobre todo en Chi...

-Pocas personas han entrado en mi, Maca. -Interrumpió -Eres la única persona por la chucha. -Habló mientras dejaba los brazos de la menor, Rubí comenzaba a exaltarse.

-Pero Rubí po', yo igual y... -Macarena intentaba hablar, pero era interrumpida, no solía ver a Rubí levantando la voz, de momento la chica quería mantener la calma.

Paralelas - RubirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora