Rubí.
Todo lo ocurrido para mi era como estar en un constante barco a la deriva, yo era la capitana, yo lo manejaba, pero no tenía un mapa, no tenía caminos y tampoco direccionales.Me encontraba agobiada, no tenía algún peso en específico al cual echarle la culpa, solo era todo.
En el momento que oí a la Maca decir que le gustaba, mi cuerpo no reaccionó, todos mis cables hicieron cortocircuitos, hubo un choque entre mi mente y corazón que no entendía. No supe cómo reaccionar solo huí. Corrí tan rápido como mi cuerpo me lo permitió, tomé la cámara con todas mis fuerzas y escape. Me metí a calles que no conocía, me enredé en callejones sin salidas. No sabía mi razón de el correr, sabía perfectamente que la rizada no me estaba siguiendo, pero sentía que algo si lo hacía, era la culpa.
Al llegar a una calle totalmente alejada de la rizada según lo que mi mente suponía, apoyé mi espalda contra la pared, dejé resbalar esta misma en la muralla y caí rendida sentada al suelo. Mi pecho subía y bajaba, me encontraba tan altera sin motivo alguno; la chica solo había dicho que le gustaba, aquello generaba tantos estragos en mi sin tener una respuesta de el porque.
La ansiedad y la frustración comenzaron a matarme, sentí una lagrima caer. Aquella lagrima recorrió lentamente mi mejilla hasta llegar a mi boca, fue imposible no sentir su sabor, era amargo, era malo, era lo mismo que me perseguía, era culpa.
Comencé a cuestionarme el porque corrí, el porque la dejé sola. Corrí tanto que me perdí, era imposible ya volver. No tenía una respuesta para aquello que me dijo, tampoco podía inventar una, simplemente era algo que no cabía en mi mente.
Volví a su imagen, lo último que logré capturar de ella fueron sus ojos apuntó de desbordarse, estaban cristalizados y brillantes, sentí un ardor en mi corazón al darme cuenta de que mi propia reacción era la que le estaba creando aquel sentimiento.
No puedo divisar del todo qué fue lo qué pasó conmigo, divague en las calles hasta que cayó el atardecer, la culpa se alimentaba de mi.
¿La había perdido?
No sabía muy bien en donde estaba, pero era algo parecido a una plaza, ya que era un amplio espacio verde. Tomé asiento en el pasto y entré en mi celular, no supe que buscar en el, mis pensamientos seguían carcomiéndome.
No quería perder la amistad de la Maca, ella era mi amiga más cercana y la persona en quien más confiaba a día de hoy, era con quien compartía más tiempo, pero tampoco quería que estuviéramos confundiendo las cosas, ella es lesbiana y yo hetero, igualmente tenía pareja, el Miguel. Eso era lo que buscaba repetir dentro de mi cabeza, no quería formular pensamientos que lo contradijeran.
Quería estar sola, no quería ver a nadie. Quería huir, huir de la culpa. ¿Le di razones para que si fijara en mi?, ¿hice algo inadecuado?, ¿le di alguna señal sin saberlo?
La culpa me tuvo atareada por extensos minutos, lagrimas agrias corrían mi maquillaje, sin verlo sabía que ya estaba desparramado por todo mi rostro. ¿A donde se había ido la Maca? Esa era una pregunta sin respuesta, tampoco merecía saber la respuesta ya que yo misma fui quien la abandonó. En ese momento solo llevaba un pequeño bolso en el que yacían las llaves del penthouse, el cargador del celular y mi billetera, no llevaba nada más que eso conmigo y claro; la cámara y el celular.
Veía como el sol caía de a poco y como no tenía intenciones de volver al apartamento supe por fin que buscar en mi celular, hostales cercanos. No quería ir con amigas o amigos, tampoco quería volver con mi familia y no traía tanto dinero como para pagar un hotel, la mejor opción derechamente era un hostal. Dentro de Google Maps pude encontrar algunas opciones cercanas, no me importaba que tan mal estuviera solo quería dormir bajo un techo, me fui por la opción mas barata la cual costaba ocho mil pesos la noche, al fin y al cabo no estaba tan lejos, podía llegar caminando en menos de una hora.
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Paralelas - Rubirena
FanfictionEllas están destinadas de forma lineal en una misma dirección, como las paralelas. Pero de la misma manera están destinadas a mantener siempre la misma distancia. Destinadas a encontrarse pero jamás a tocarse.