Capitulo veintiuno.

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Rubí.
Al voltearme toda la ebriedad abandonó mi cuerpo, la rizada se encontraba más cerca de lo que pensé que estaríamos hoy, asentí a sus palabras y su rostro de confusión me hacía entender que no sabía por que asentía.

-Estoy bien. -Hablé.

-Pero estas toda mojada, te vas a resfriar.

-Eh... No se, yo... -Por detrás sentí una pesadez sobre mis hombros, la rizada formó una mueca y yo volteé, Matthew había puesto aquel abrigo que el llevaba sobre mis hombros.

-Me empujaste a la chucha pero aún así te lo voy a pasar, me debes una.

Sonreí por aquella acción y cuando volteé nuevamente para mirar a Maca ella ya se había ido, nuevamente estaba con Jacinta.

-¿Vamos a bailar? -Propuse con la mera intención de no sobre pensar las cosas.

-Vamos a bailar. -Afirmó el chico.

*****

Macarena.
Uno, dos, tres y cuatro shots de tequila seguidos entraban en mi organismo, lo más probable era que terminara en el baño vomitando pero el estado en el que me encontraba solo me pedía más y más. Estaba mareada y la felicidad era a ratos, pensar en que estaba en el mismo lugar que conocí a mi mejor amigo era una punzada, quería ir al baño pero no podía, prefería aguantarme las ganas de orinar a revivir el dolor en vida.

Jacinta me acompaña a beber pero a la vez intentaba detenerme, solo corría su brazo y seguía bebiendo, todo lo que pasará era responsabilidad mía al final, ya era mayor de edad. La ebriedad me tenía en un desbalance constante de emociones; me sentía un tanto acalorada, extasiada y alegre, pero a la vez solo quería echarme a llorar y lamentar cada cosa que ocurría en mi vida.

-Maca, ¿segura que no vas a comer algo?, estas tomando mucho y si no comes va a ser peor.

-Jaci está bien ahí, si me da un coma etílico sería mejor.

-Macarena no webees con cosas así, deja de tomar. -Habló la chica intentando quitarme el vaso de ponche.

En los estados torpes y totalmente sedados en alcohol que nos encontrábamos, comenzamos un tira y afloja de mi vaso, todo culminó en el líquido derramado sobre la camisa que llevaba Jacinta, algo así como sucedió con la castaña.

-Eso pasa por evitar que tome. -Hablé con ironía soltando una risa.

Quiero decir que fue lo poco que podía pensar en aquella situación gracias al alcohol pero la chica se enojó, no habló, no hizo alguna mueca de gusto o disgusto, solo dió una media vuelta y comenzó a caminar lento hacía la salida de la casa.

-¿Jaci ya po' te vas a enojar? -Pregunté mientras caminaba hacía ella, esta no respondía a mis palabras -Oye enserio, ¿qué pasó?, si sabes que solo estaba jodiendo, ven po'. -Tomé su hombro e intenté detenerla pero esta lo corrió.

-Macarena déjame, ¿tú me ves pura cara de weona no? -Apaciguó su caminata y con brusquedad giró hacia mi.

-¿Por qué?, ¿qué wea estás hablando? -Hablé confundida.

-Bueno yo sabré, déjame sola.

-¿Vas a manejar?

-Si.

-Pero Jacinta estas cura' ¿cómo se te va a ocurrir manejar?

-No manejo entonces, pero me voy.

-Pero el Nico tiene que llevarte o no se, pero no te enojes conmigo.

-¿Tú crees que solo tú eres la que sufre?

-¿Qué?

-Nada Macarena, no me voy a ir pero voy a caminar un rato, solo no tomes tanto. -Habló la castaña de pelo liso para luego volver a caminar y esfumarse a través de la puerta.

Paralelas - RubirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora