REENCUENTRO [ZAYN MALIK]

CAPÍTULO 8

(NARRA GATO)

TRES SEMANAS DESPUÉS...

—¿¡Cómo que nadie sabe cómo Martina consiguió toda su ropa!? —estoy enfadado, muchísimo, porque no sé cómo mierda recogió toda su ropa —¡Hasta que no salga el responsable que la ayudó, nadie comerá y ni dormirá!

—Deja de gritarles que ellos no tienen la culpa, deja de ser un estúpido, siempre gritándoles y tratándolos mal, cuando ellos lo que hacen es cubrirte las espaldas —me giro y ahí la veo, con un pantalón vaquero ajustado a sus piernas y un jersey blanco básico.

—¡No te metas!

—¡A mí no me grites imbécil! —aprieto mi mandíbula y levanto la mano para darle un bofetón.

—Ni se te ocurra, porque te juro que te mato, no me vas a volver a poner una mano encima —bajo mi mano y trago saliva de pensar que todos nos están mirando y escuchando —Como te he dicho, ellos no tuvieron nada que ver, solamente, le llamé a mi amiga para que me trajera todas mis cosas cuando estuve en el hospital —abro mis ojos como platos y maldigo mil veces —Pero tranquilo, que no le comenté nada de todo esto.

—¿Y cómo sé que no me mientes?

—¿No crees que, si le hubiera contado algo, el mismo día hubieran venido a buscarte? ¡No sé, tan maleante que eres y no tienes ni cerebro para pensar cosas lógicas! —exclama irritada. A decir verdad, tiene razón, la policía hubiera venido a buscarme enseguida, y ya han pasado tres semanas de eso —Chicos tranquilos que no estaréis sin dormir y sin comer, no le hagáis caso a este pasmarote de jefe que tenéis —se da la vuelta y entra en casa.

—Seguir con vuestro trabajo —ordeno. Camino hasta el salón y ahí la veo, mirando la tele —No me desafíes y mucho menos me trates así delante de ellos —gruño levantándola del sofá.

—Y tú no vas a seguir tratándolos mal mientras yo esté aquí, y mucho menos me vas a volver a poner una mano encima —contraataca

—¿Por qué mierda me desafías tanto? ¿¡QUIEN ERES!? —pregunto desesperado.

—¡Eso mismo me pregunto yo! ¿¡Quién eres tú y qué clase de persona eres!? ¡No te das cuenta que ellos, los que están afuera las veinticuatro horas del día, te están cubriendo las espaldas para que no te maten, ellos morirían para cubrirte a ti!

—¡Ese no es tu maldito problema!

—¡Si que lo es, porque son personas como nosotros, y se merecen respeto!

—¡Aquí el único que merece respeto soy yo!

—¡Justamente tú eres el que menos respeto se merece, con todo lo que haces y dices! —se sienta y la vuelvo a levantar.

—¡Dime quien mierda eres!

—Soy Martina, ya te lo dije desde el principio, y si tanto dudas de mí, pues te jodes y me dejas ir a mi casa.

—No te creo —la acerco a mí y puedo oler su perfume, un olor agradable y que solo la identifica a ella.

—Pues es tu problema.

—Nunca, ninguna mujer me había desafiado tanto como tú.

—Es que yo no soy una mujer que viva de miedos, todo lo contrario.

—¿Qué te pasó en el cuello? —pregunto cambiando completamente de tema. Esa pequeña marca que tiene en el cuello, me ha hecho pensar mucho estas semanas.

—Nada que te importe —traga saliva y siento como se pone nerviosa.

—Mentirosa.

—¡Déjame de una vez! —se suelta de mi agarre y sale corriendo del salón, dejándome otra vez, igual que estaba hace tres semanas.