CAPÍTULO 14

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(NARRA GATO)

Tengo los huevos en la garganta, de tan solo ver todo lo que ha hecho Martina, dé hasta donde es capaz de llegar con tal de vengarse, cuando ella ha dicho que los violadores se merecen eso, juro por dios, que, en vez de tener los huevos entre mis piernas, los tenía en la campanilla. Sé que también lo decía por mí, y siendo sincero, me arrepiento de todo lo que he hecho, no es excusa que a día de hoy lo hiciera porque de pequeño me obligaron, creo, que me merezco lo mismo o parecido a lo que le pasó a Ribas.

Se ha portado como un canalla conmigo, pero no voy a negar, que, al verlo en ese estado, me ha dado tristeza por él y decepción por Martina. La veía fuera de sus casillas, demasiado vengativa y con muchísima rabia dentro.

Miro como Ribas se quita con dificultad el plástico de su miembro, y de solo verlo, me duele hasta mí. Levanta su mirada y me mira, sin odio, sin rabia. Me mira, con tristeza.

—¿Esto es lo que querías verdad? —murmura mientras intenta quitarse el dilatador.

—No me imaginaba que fuera a hacer todo eso.

—Mira Gato, te juro por mi hijo, que esto, no se va a quedar así —me cruzo de brazos y lo miro fijamente.

—Deja de amenazarme, porque entonces, volveré a llamar a Martina, y que termine lo que estaba haciendo —advierto —Deberías agradecerme de que la haya parado, o ahora mismo estarías muerto.

—¿Agradecerte? No seas idiota, tú querías verme así, en este estado. Pero no pasa nada, todo a su tiempo Gato...Todo a su tiempo —sube las escaleras con dificultad y sale. Suspiro y niego con la cabeza, mientras salgo del sótano.

—Lárgate de aquí, y deja de amenazar si no quieres que te vuelva a meter ahí adentro —dice Martina acercándose a nosotros.

—Ya me voy, y tranquila, que no me volverás a ver —se va y miro a Martina, y puedo jurar que ha llorado, sus ojos están hinchados y rojos.

—¿Y tú qué miras? —pregunta Martina sin mirarme.

—Que, si llego a saber que tus alcances son esos, ni de coña te dejo bajar.

—¿Qué? —pregunta acercándose a mí.

—Lo que has oído. No sabes lo que pasará en cuanto se recupere.

—¿Y le tienes miedo?

—No

—¿Entonces? —inquiere.

—Tengo miedo de que te haga algo —me acerco a ella y acuno su cara con mis manos, juntando nuestras frentes.

—Gato yo...

—No más, olvidemos todo esto, por favor —asiente con la cabeza y la miro.

—Está bien —la cojo de la mano y la llevo dentro de casa —Gato.

—Dime —me giro y veo sus ojos oscuros, se muerde el labio inferior para después pasar su lengua.

—Ven —me acerco a ella, y sin darme tiempo a reaccionar, me besa.

Pongo mis manos en su cintura y la acerco a mí, mientras devoro con suavidad sus labios. Bajo mis manos a su culo y da un pequeño salto para enrollar sus piernas en mi cintura. La aprieto más a mí y siento como mi amiguito empieza a despertarse. ¿Y cómo no hacerlo si me trae loco?

—Vamos arriba —jadea al sentir mis labios recorrer la piel de su cuello. La miro y sonrío robándole un tierno beso.

—¿Estás segura? —asiente con la cabeza y empiezo a caminar hacia las escaleras para subirlas.

REENCUENTRO [ZAYN MALIK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora