REENCUENTRO [ZAYN MALIK]

CAPÍTULO 25

(NARRA ZAYN)

Sale el doctor de la habitación y me acerco rápidamente a él. Me mira y niega con la cabeza, me giro a ver a Román quien está igual que yo, sin poder creer que es lo que está pasando.

—Lo siento mucho, pero ha entrado en coma.

—¿Qué? —murmuro y mis ojos se humedecen por las lágrimas que están cayendo.

—¡Aquí tengo las pastillas! —exclama Mariana corriendo hacia nosotros, pero se detiene al ver nuestras caras —¿Qué pasa?

—Está en coma...—murmuro.

—¿¡Qué!? ¡Cómo es posible eso! —exclama enfurecida.

—Lo siento, ahora hay que esperar a ver si despierta, pero puede durar días, semanas, meses o incluso años —absorbo mi nariz y gruño maldiciendo una y otra vez, porque cuando ese imbécil esté en la misma prisión conmigo, lo voy a matar.

—Tome las pastillas y hágalo rápido por favor —dice Mariana.

—Si logro saber que es, podría encontrar el medicamento para que se mejorase e incluso podría despertar.

—¡Pues vaya y hágalo, no se espere más! —exclamo desesperado.

—Ahora vengo —se va corriendo y miro a Román y a Mariana.

—No la quiero perder, no ahora que la he encontrado —digo sollozando.

—Encontrarán el medicamento ese, ya verás —murmura Mariana abrazándome.

—Quiero quedarme aquí con ella, al menos esta noche —digo mirando a Román.

—Eso no se va a poder Malik —frunzo mi ceño y me acerco a él.

—Me importa una mierda si se puede o no, pero haces lo que sea para que me quede con ella, habla con la juez o con quien tengas que halar, pero está noche me quedo aquí —advierto lleno de rabia.

—Zayn tranquilo, yo me puedo quedar y darte noticias —susurra Mariana.

—Estoy a una hora y veinte minutos de Picassent, y no me voy a ir, y menos ahora que está en coma.

—¡Zayn! —grita mi abogado llegando con mis padres y los de Abi.

—¿Qué ha pasado? —pregunta su madre llorando.

—La han estado envenenado y... —muerdo mis labios por dentro y absorbo mi nariz —A entrado en coma.

—¿¡Qué!? ¡No dios mío, no! —grita su madre sollozando.

—El doctor está en el laboratorio investigando que es lo que le han dado, y buscará el medicamento que puede curarla e incluso despertarla —dice Mariana.

—Eso es difícil, no podría despertar, así como si nada por un medicamento —dice su padre.

—Si que puede, han detenido al hombre que le dio las pastillas y las vitaminas —dice Román acercándose a nosotros.

—¿Tan rápido? —pregunto dudoso.

—Sí, y él nos podrá decir que medicamento puede curarla —dice Román.

—¿Él? —pregunto.

—Sí, él fue quien hizo esas pastillas —hago mis manos un puño y gruño —Por el momento sabemos eso.

—Lo voy a matar —murmuro.

—Tú no vas a hacer nada —advierte Román y lo fulmino con la mirada.