CAPÍTULO 16

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(NARRA ABIGAIL)

Me encuentro en el sofá viendo la televisión y veo a Pipe entrar corriendo en dirección al despacho de Gato, pero no le doy importancia, por lo que sigo viendo la serie.

Arqueo mi espalda hacía el respaldo del sofá y escucho como me cruje <<Uf que gusto, ahora mejor>> me acuesto en el sofá y estiro mis piernas haciendo que crujan los huesos.

—Me da igual, consigue todos los que puedas —escucho decir a Gato en el pasillo.

—Vale, pero ¿Qué hacemos con la otra casa? —pregunta Pipe.

—Mañana nos iremos allí, nadie sabe de esa casa y no os voy a poner a todos en riesgo —<< ¿En riesgo? ¿Qué mierda está pasando?>> pienso.

No sé qué está pasando, pero Gato lleva varios días bastante nervioso, apenas duerme y come, se la pasa más bien bebiendo y dejándome sola todo el tiempo, para ser más exactos. Como si fuera un mueble más de esta casa, como si yo no estuviera aquí y eso es algo que me duele, porque después de lo que pasó, ya no ha vuelto a dirigirme la palabra.

Me levanto del sofá y me acerco a donde están ellos, pero me escondo para que no me vean. Me asomo un poco y puedo ver a Gato con un traje gris claro con finas rayas blancas, con una camisa blanca con tres o cuatro botones abiertos, dejando ver su colgante de oro.

Está incluso más fuerte que antes, ya que todo este tiempo ha estado haciendo mucho ejercicio; en su espalda se pueden apreciar los músculos en cuanto hace algún movimiento, sus brazos están un poco más fuertes, marcando el bíceps en las mangas de la ropa, y de su abdomen, ya no digo más. Si había algo que me excitase en este mundo, es ver a un hombre con la V marcada en su cadera y con el elástico del bóxer cubriendo el principio de su pelvis, dejando mucho a la imaginación...

—En cuanto lo tengas todo me llamas —dice Gato y escucho sus pasos acercarse, me voy de donde estoy, pero me choco con un mueble haciendo que caiga un jarrón de porcelana; bastante ridículo para el decorado que tiene la casa. Entro en la cocina y abro la nevera para disimular. —¿Estabas escuchando? —pregunta a mis espaldas. Una corriente eléctrica recorre toda mi espina dorsal al escuchar su voz tan dura y cortante.

—No, ¿Por qué? —digo sacando una cerveza.

—¿Por qué estabas escuchando? —lo miro y veo en su rostro que tiene su mandíbula apretada y sus labios fruncidos igual que el entrecejo —Responde —gruñe tomándome del brazo con fuerza.

—¡Hey! ¿Qué te pasa? —reclamo soltándome de su agarre, pero me vuelve a coger y esta vez más fuerte —¡Me haces daño imbécil! —exclamo y le doy un empujón, pero que prácticamente no se ha movido del sitio.

—No me gusta que escuchen mis conversaciones —vuelve a cogerme del brazo y siento sus dedos presionar mi piel, haciendo que haga una mueca de dolor.

—Que me sueltes te digo —pues como si le estuviera hablando a la pared igual.

—Se me está acabando la paciencia contigo... ¡Qué estabas haciendo ahí escuchando! —grita y me suelto de él para abrir la cerveza. Me da la vuelta con fuerza para que lo vea, y me levanta la mano, dispuesto a pegarme, por lo que me quedo mirándolo fijamente.

—Ni se te ocurra —advierto sin quitarle la mirada de encima.

—Entonces dime que estabas haciendo ahí.

—Te he dicho que yo no estaba escuchando tus conversaciones, no seas ridículo —me alejo de él, pero me detiene acorralándome en la pared.

—No me llames ridículo y dime que estabas haciendo ahí escondida —dice poniendo su mano en mi cuello.

REENCUENTRO [ZAYN MALIK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora