03 - Perdición

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¿Que estaba haciendo? A qué clase de estúpido juego estaba intentando apostar su última carta. No tenía el derecho a decidir por los demás, y mucho menos guiarlos en una lucha que nada tenía que ver con sus intereses personales.

Altruista dirían algunos, un completo tonto eso le quedaría corto, dio un suspiro cansado, si tan solo hubiera escuchado a Ningguang y no se hubiera dejado llevar por la necesidad insana de perseguir a Lumine.

Si tan solo ellos lo hubiesen entendido, todas sus malas decisiones lo llevaron a estar aquí, en una habitación en la residencia del arconte electro, casi pareciendo prisionero de la deidad eterna, pero no fue así, él vino por su propia voluntad, como un cachorro herido se dejó embelesar por las palabras de Sara Kujou, quien lo invitó personalmente en nombre de la Shogun Raiden a una reunión de alta importancia.

En ese momento no estaba pensando con claridad eso era seguro, recordó entonces la conversación que tuvo con Ningguang antes de partir en el barco de Inazuma

- Te mucho cuidado, ¿está bien? – Declaró la Tianquan a modo de advertencia con una voz serena y llena de autoridad. – no quisiera que nuestra historia se volviera una tragedia donde regresas en un ataúd como una víctima de guerra.

El comentario pudo haber sido gracioso si no fuese porque la mujer frente a él tenía un semblante bastante serio, observó como Paimon se preparaba para contrarrestar tal afirmación cuando instintivamente se arrojó a sujetarla cubriendo su boca mientras asentía positivamente ante la demanda de la soberana de Liyue.

Sus sentimientos aun en conflicto, le decían que debía alegarse de la mujer que podía ser su perdición en este mundo, su actitud fuerte y franqueza arrolladora le hizo dudar en regresar con ella en varias ocasiones, pero no podía resistirse, ¿fue el contrato que firmó? o su simple presencia que desmoronaba cualquier intento de alejarse de aquel ser que lo estaba haciendo dependiente de su belleza, a veces pensó si era algo masoquista, y tal vez lo era, después de todo, tras vencer un desafío formidable siempre regresaba para enfrentarlo de nuevo, como con Andrius, o el cerdo gigante en la base de espina dragón.

Aun así, esos pensamientos lo tenían sin cuidado en estos momentos.

Las palabras de Ningguang eran claras, no debía entrometerse en problemas que no eran de su incumbencia, pero oye, es el viajero, el joven que se arroja a la batalla con su espada desafilada desafiando viento y mar en nombre de proteger al inocente. Solo que ahora no sabía que hacer.

Se sentía entre la espada y la pared, en una región de no conocía abandonado por las personas que pensó eran sus amigos, en la charla que mantuvo con Ningguang, ella le menciono como tanto Beidou y Kazuha se sentían traicionados por que él hubiese decidido viajar a Inazuma en el barco enviando por la Shogun Raiden.

Acaso no entendían que había esperado demasiado, poco o nada le importaba la situación de la nación de la eternidad y aunque sentía empatía por la tristeza del joven samurái, él debía continuar su viaje, nada podía detenerlo. Por eso el tomo su decisión impulsado por las palabras de Ningguang.

Y ahora estaba aquí, atrapado en una región en pleno conflicto sin saber que bando apoyar. Esperando en su habitación la llamada de parte de Sara para su reunión con la gobernante de Inazuma.

Ella llego poco después, parecía bastante animada mientras platicaba con Paimon y se llevaban bastante bien. Le pareció extraño que la franqueza de su pequeña acompañante no hubiese afectado la paciencia de Sara, pero no le dio mucha importancia, cosas de mujeres supuso.

- Espero que no te hayas impacientado demasiado. – declaró la joven Kujou. – Paimon quería verificar cada plato destinado al banquete de su excelencia y tuve que vigilarla mientras cumplía con mis obligaciones. – mencionó, volteando a ver a la pequeña hada quien sujetaba en sus manos una pequeña brocheta de dangos multicolor.

Genshin Impact "Future Ends"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora