17 1/2 - Desesperación

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Un lamento, una súplica demasiado angustiosa en medio de la oscuridad y la tristeza.

Un llamado, un anhelo que llegó a perturbar la mente de nuestro héroe al punto en que se despertó de forma abrupta en su habitación en el interior de la rejalatetera; lleno de dudas y el sudor frio cubriendo su frente.

A su lado, Ningguang se hallaba profundamente dormida y en silencio le agradecía a Morax porque ella no se haya despertado, aunque era obvio; tras sus días ajetreados, las reuniones con los comerciantes, y con el resto de siete estrellas; ella no despertaría, demasiado cansada para ello.

La observó en una fracción de la existencia, admirando su figura más bien divina, quizá angelical, levemente perturbada por las suaves respiraciones.

Deleitándose con su belleza y retirando un mechón de cabello que cubría su delicado rostro, Aether recorrió con la mirada la habitación extrañamente decorada con todo tipo de ornamentos, cuadros y recuerdos. Anhelante y con algo de nostalgia.

¿Cuántas cosas ha vivido? ¿Cuántos recuerdos forjo? ¿Cuántos amigos hizo en el camino? Preguntas que jamás busco realmente contestar porque sabía la respuesta, era consciente de ello y pese a eso aun anhelo forjar mucho más.

Pensativo aun, se levantó de la cama con cuidado de no despertar a su acompañante, tomo el engaño fatui de su mesita de noche y decidió dar un paseo buscando despejar sus dudas y temores; vestido tan solo por una camiseta negra de manga corta y sus habituales pantalones y botas.

En alguna otra habitación que ahora mismo no recordaba, Paimon seguramente descansaba plácidamente y esto lo ayudó muchísimo en su soledad.

Afuera y de manera extrañamente sincronizada, una noche estrellada se presentó ante él imaginando quizá un cielo igual en Teyvat, uno que esperaba compartir con su hermana y sus amigos.

Gordi se hallaba dormido junto a Kageroumaru en su pequeña casa, y el resto de las habitantes de la rejalatetera, se encontraban ahí afuera, descansando en aquel lugar paradisiaco.

Una rejalatetera reposado en alguna parte de un mundo demasiado grande para un solo héroe.

Sentado en una colina lejos de las luces y la presencia casi palpable de sus acompañantes.

Aether miró el cielo, anhelante. Ligeramente perturbado por el recuerdo fresco del sueño que experimento antes de despertar.

La voz ¿de quién era? ¿Qué quería de él? ¿Podía hacer algo?

Las casi redundantes cuestiones que atosigaron su cabeza fueron en esencia curiosas. En el pasado ya tuvo este tipo de pensamientos inmiscuidos en su mente y estos lo llevaron a adentrarse en un plano fuera de cualquier alcance, en alguna parte de la realidad imposible de hallar.

En ese entonces, junto a Chongyun y Paimon decidieron salvar un alma atormentada de su final y un mundo ajeno a su causa.

Siempre se llevaría consigo los escenarios, mundos y recuerdos que obtuvo en aquella travesía que llegó a brindarle las respuestas a preguntas que nunca hizo.

Vidas que jamás vio.

Pero ¿Acaso podía negar su existencia por conocer algún otro mundo con un resultado diferente?

Era feliz aquí, en la medida de lo posible, junto a Paimon, sus amigos, aliados y rivales.

Todavía le quedaba un largo viaje por delante, cientos de experiencias que vivir, personas que conocer, aún aferrado a la esperanza de volver a encontrarse con Lumine.

Genshin Impact "Future Ends"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora