Capítulo 24

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V i o l e t a
📍Sydney, Australia

—¿Qué día empezarán a grabar?

—Calum déjame descansar un rato—me moví. Estaba intentando quedarme dormida pero el morocho no paraba de hacer preguntas.

—Solo te hice una pregunta. ¿Tan difícil es contestarme?

—¿Tan difícil es entender que no lo sé? No me dieron indicaciones de nada. La canción solo está escrita.

—Mh-mm...

Estaba cansada de la situación. Llevaba dos días seguidos de la misma manera. Supongo que es normal pero me sentía exhausta, no sabía que hacer con él:—¿Tranquilízate, si? Todo está yendo como queremos y nada ni nadie nos va a separar.

—Odio a ese tío.

—Lo sé y también sé que puedes estar seguro de que eres tú y nadie más—dije para luego darme la vuelta en el sofá y encontrarme cara a cara con Calum. Besé su nariz con dulzura y este respiró hondo.

—Bien, confío en ti—me sonrió. Llevaba dos días exactos sin hacerlo.

El estruendo del timbre hizo resonar en toda la casa. Maldita sea, tenía un rato para descansar y no pude:—¡Chicos vengo con recursos!—Michael.

—¡Espero que te refieras a comida basura y un buen batido helado!—abrí para encontrarme al rubio teñido con una bolsa del Mc'Donalds. Últimamente no me apetecía otra cosa que no fuera eso a pesar de seguir un poco pesada con el estómago aunque mejoré.

—Aquí tienes—me entregó la bolsa y sonreí al ver lo que me trajo sin yo habérselo pedido.

Me acerqué a él y besé su mejilla en forma de agradecimiento:—Gracias eres el mejor amigo de la historia.

—Todo lo que sea para que te encuentres bien—hizo una breve pausa para recordar lo que iba a decir anteriormente—Dentro de media hora vendrá una furgoneta a por vosotros. Iréis al estudio.

—¿Y los demás?—preguntó Calum todavía acostado en el sofá.

—Están probando con los instrumentos y grabando varios coros que necesitamos en un par de canciones. No tardéis, a mi me llevará Crystal con Victoria. Nos vemos ahora—dicho esto, no esperó que nadie contestara. Michael se giró sobre sus pies y se fue por donde había venido.

—Habrá que vestirse...—se levantó para luego bostezar—¿Quieres algo de mi habitación?

—Una sudadera por favor—le pedí a la vez que masticaba—El comer y dormir demasiado me está pasando factura—le contesté una vez que tragué lo que tenia en mi boca. Calum me miraba desde el marco de la puerta con atención. Me sentí pésima al hablar sobre eso pero era la verdad, no estaba haciendo nada y me sentía de lo más perezosa del mundo.

El morocho se me acercó al terminar yo de hablar  y beso mi cabeza:—No digas tonterías, eres perfecta y talentosa. Ahora mismo la bajo.

Dicho esto, se fue y mientras que se arregló, me comí todo lo que quedaba de hamburguesa y patatas. El batido lo dejé para después.

Minutos después, Calum apareció de nuevo y me alcanzó la sudadera para poder irnos. La furgoneta ya estaba fuera esperándonos.

Violeta Jackson | 5SOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora