Capítulo 5

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V i o l e t a
📍Sydney, Australia.

Todo mi cuerpo quedó estático y mis pies pegados al suelo al ver como Ian estampó con todas sus fuerzas su puño en la cara de Calum.

El moreno teñido cayó en un torpe acto al suelo mientras tocaba su nariz tratando de averiguar si de esta salía sangre. Ian dio varios pasos hacia atrás y me miró a lo lejos, yo seguía sin inmutarme y sobre todo, sin saber que carajos hacer.

—¡Puto gorila, te pasaste!—gritó Juliet con maldad mientras acudía para ayudar a Calum. Este se encontraba aún en el suelo intentando no taponar su nariz aunque todo su pijama enterizo estaba cubierto de sangre.

Me hirvió la sangre y cerré mis puños para contestarle:—Todo ha sido tu culpa así que será mejor que cierres la maldita boca.

—Wow, por fin te dignas a hablar—sentenció levantándose de al lado de Calum. Sierra y Luke, ambos tomaron mis manos tratando de pararme. Michael y Ashton se encontraban intentando ayudar a Calum, mientras que Crystal y Kaykay se limitaron a ver el show que habíamos montado en un momento.

—No le sigas la corriente, no lo merece. Vete a casa con Ian, nosotros nos ocuparemos de esto—me sugirió Luke y miré de reojo a Sierra, esta afirmó e Ian apareció tomando mi mano para dirigirme a donde se encontraba el taxi que anteriormente había pedido Luke.

Ambos nos subimos a este sin dirigirnos la palabra. Una vez que me senté en el asiento trasero, miré mi ropa cubierta de aquel vino rojo y algo mojada. De un movimiento rápido, miré a Ian que se encontraba con su mano apoyada en su barbilla y sin dejar de mover su pierna por nerviosismo.

Él notó mi mirada así que se giró y entreabrió sus labios para hablar:—De aquí no saldrá nada bueno...¿lo sabes no?

No le contesté solo me limité a mirarle con tristeza.

—Le prometí a tu padre cuidar de ti y es que no pienso dejar que nadie hable así ni de ti ni de cualquier otra mujer.

Cerré de nuevo mis ojos tratando de controlar mi respiración y mis lágrimas. Toda esta mierda me estaba superando y yo no me acostumbraba.

Bajé un poco la ventanilla del taxi ya que vi como nos estábamos acercando a nuestra urbanización privada. Varios flashes me deslumbraron haciendo que, de un gesto rápido, tapase mi cara y subiese de nuevo la ventanilla.

Ian salió primero del taxi y abrió mi puerta para tomar mi mano y ayudarme a salir. Él quiso posarse enfrente mía para tratar de tapar mi ropa destrozada por el líquido rojo.

Él apretó mi mano haciéndome sentir segura para entrar a la casa. Rebusqué mi llave de repuesto para entrar en esta, cuando lo hice, la introducí en la cerradura y abrí la puerta completamente.

Me giré para ver a Ian y despedirme pero fui consciente de que no podía estar sola. Él posó sus manos en mi cintura y las apretó suavemente haciéndome soltar un suspiro:—Quédate.

—Me encantaría pero creo que no sería lo correcto—sentenció y frunció sus labios. Me acerqué a él y tomé sus mejillas para luego acercar mis labios a los suyos.

Él volvió a apretar de nuevo mi cintura haciéndome estremecer mientras que nuestros labios estaban rozándose lentamente y sin parar. Ian subió sus manos hasta mi nuca y sus dedos jalaron con fuerza mi cabello, tirando de él hasta que notó cómo un gruñido salía de mi garganta. Nuestros labios se tocaron una y otra vez mientras que nuestras lenguas jugueteaban en un ritual de fuego. Parecía que ambos competíamos por ver quién era más rápido, más profundo o más placentero.

Violeta Jackson | 5SOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora