Capítulo 10

2.1K 227 16
                                    

Lisa oyó una nota de cinismo en la voz de Jennie y pensó que aquel debía de ser uno de los inconvenientes de ser muy poderosa, que despertaba el interés de la gente que no la conocía.

Y que todo el mundo daría lo que fuera por conocer más de su vida.

–Ni siquiera tengo una computadora para buscar ese tipo de información –admitió Lisa.

–Eso sí que no me lo puedo creer –respondió Jennie sonriendo.

–¡Es la verdad! No me gusta perder el tiempo buscando información que puede ser falsa, ni con esas tonterías de las redes sociales, habiendo cosas tan maravillosas en el mundo real, salir de  casa, ver el paisaje, tomar fotografías eso es mucho mejor que buscar información.

Jennie se echó a reír.

–¿Eres de verdad, Lalisa Manoban? –le preguntó Jennie en voz baja.

Lisa se sintió desorientada. Su dulce y oscura mirada felina la hacía sentirse débil y vulnerable. Y la ponía tensa.

–Por supuesto que sí soy real –le respondió Lisa–. Pero ¿Qué debo saber de ti Jennie Kim antes de que invadas mi propiedad con tus máquinas excavadoras para construir tu famoso Hotel?

–Al parecer, hay muchas ideas equivocadas acerca de las máquinas –replicó Jennie–. La gente piensa que lo único que hacen es destruir.

–¿Cuándo en realidad crean maravillosos ambientes en los que pretenden fomentar el aumento de la población de mariposas?

–No tengo pensado echar la casa abajo, Lisa.

–¿De verdad que no?

Jennie la miró a los ojos.
–De verdad que no. Quiero mantener el edificio, solo restaurarlo para que recupere su esplendor original y convertirlo en un hotel.

El tipo de hotel en el que la gente paga mucho dinero para poder disfrutar de la tranquilidad y los lujos.

Lisa la miró fijamente. No le alegraba saber que su casa iba a convertirse en un hotel.

Que la gente iba a alojarse en la habitación en la que ella había nacido, pero, si su madrastra iba a venderla de todos modos, tal vez no estuviese tan mal en manos de Jennie Kim.

–Eso no suena tan mal –admitió Lisa con cautela.

–Me alegra contar con tu aprobación –le dijo Jennie muy seria.

–Yo no diría tanto. Y sigues sin hablarme de ti Kim.

–¿Qué quieres saber exactamente?

Lisa quería saber cómo eran sus besos.
–¿Tienes hermanas?

–No.

O quizás quería saber cómo era estar apretada contra su cuerpo.
–¿Hermanos?

–No.

Haciendo un esfuerzo, Lisa apartó aquellos pensamientos de su mente.
–¿Tuviste una... niñez feliz?

Jennie frunció el ceño y se preguntó mentalmente si debía contarle directamente la verdad.

Que había pasado mucho tiempo sola, esperando a oír los tacones de su madre en las escaleras de mármol. Conteniendo la respiración hasta descubrir si llegaba sola o acompañada. Se encogió de hombros.
–No estuvo mal.

–¿No estuvo mal? –repitió Lisa.

–¿Lisa hemos venido a cenar o a hacer terapia? –preguntó Jennie.

–Lo siento, no pretendía entrometerme –respondió Lisa en voz baja.

Pero Jennie ya lo sabía.
–Estamos hablando de algo que ocurrió hace mucho tiempo, algo en lo que prefiero no profundizar de mi vida. En el fondo, solo necesitas saber que soy una chica soltera.

Lisa se echó a reír.
–Claro.

Jennie se inclinó hacia delante.
–Soy una chica que está deseando besar a la hermosa mujer que tiene enfrente.

Lisa dejó su copa por miedo a que se le cayese.
–Para –le susurró.

–¿Por qué? ¿Tan malo es decir en voz alta lo que ambas llevamos pensando toda la noche?

–No tienes ni idea de en qué estoy pensando yo, Jennie.

–Eso no es cierto. He estado observándote y no puedes cambiar la manera de mirarme, ni la reacción de tu cuerpo. Sé que me deseas, Lisa, tanto como yo a ti. Creo que te he deseado desde que te vi por primera vez.

Lisa la miró con el corazón acelerado.

Su expresión hacía que sintiese un delicioso calor por todo el cuerpo, pero, de repente, tenía miedo.

Lo que su madrastra le había dicho acerca de Jennie era verdad.

Ella solo salía con modelos y actrices famosas. Era una mujer rica y poderosa. Que todo lo que deseaba lo conseguía.

Procedía de un mundo diferente al de Jennie.

Sonrió.
–Ha sido un día muy largo –dijo Lisa–. Y estoy cansada. Creo que debería marcharme a casa.

–Por supuesto –respondió Jennie.

Vio cómo Lisa se relajaba y no se arrepintió de darle la razón sin estar de acuerdo.

No quería retenerla allí por la fuerza. No quería llevársela a su habitación y atarla a la enorme cama.

Solo quería besarla... Después de aquello, Lisa dejaría de resistirse. Era inevitable.

En esa ocasión, no la llevó a través de la recepción del hotel para volver al carro, sino que señaló un camino en el que olía a hierba recién cortada.

–¿Adónde vamos ? –preguntó Lisa.

–He pensado que a una chica tan linda como tú que disfruta con el mundo real le gustaría volver al aparcamiento por un camino más bonito.

Después, Lisa se arrepentiría de no haberle dicho que prefería volver por recepción, pero los árboles iluminados que estaba señalando Jennie eran demasiado bonitos como para resistirse.

Y el camino hizo que se sintiese como si estuviese entrando en un mundo mágico.

Si hubiese estado allí con su cámara en otro momento y con su hermana quizás lo habría disfrutado más.

Pero mientras caminaba, se dio cuenta de que casi no podía respirar.

Todo su cuerpo deseaba que Jennie la tocase. Que cumpliese totalmente la erótica promesa que le había hecho con sus manos y con su boca.

Se alegró, y se entristeció al mismo tiempo, al ver su carro.

Jennie fué a abrirle la puerta y, de repente, se detuvo y dijo en voz baja:
–Lisa.

Solo eso. Si hubiese dicho algo más inteligente o más insinuante, Lisa se habría enfriado, pero, con aquello, la miró a los ojos y supo que estaba perdida.

Y Jennie debió de saberlo también, porque con un suave movimiento la tomó entre sus brazos y empezó a besarla.....

........................................................................
Gracias por leer ✨

Falso Honor (Adaptación Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora