Capítulo 27

1.8K 204 25
                                    

Jennie no intentó detenerla después de aquéllas palabras.

Eso fue lo que más le dolió a Lisa.

Que Jennie no dijese nada para intentar hacerla cambiar de opinión.

Aunque debía haberlo imaginado... ¿Cómo iba a rogarle que se quedase una mujer tan orgullosa de implacable personalidad?

De hecho, le sorprendió bastante que Jennie reaccionase tan rápidamente a su petición de volver a casa.

Era como si, de repente, se hubiese dado cuenta de que una mujer capaz de cortarse el cabello en un momento de emoción, que incumpliera su promesa jamás habría podido ser la esposa de una empresaria y modelo de renombre de alta sociedad.

–Tal vez sea lo mejor para las dos–le dijo Jennie en tono plano, de fría emoción–. ¿Cuándo quieres marcharte en realidad Lisa?

–¡Lo antes posible! –gritó ella, sabiendo que prolongar aquella situación sería una agonía para ella misma–. Esta tarde si puedo.

Jennie volvió a mirar molesta el suelo del cuarto de baño.
–¿No crees que antes deberías ir a la peluquería?

La pregunta solo consiguió entristecerla todavía más, aunque tuvo que reconocer que Jennie tenía razón.

Porque con el cabello así parecía una loca y eso mancharía la reputación del apellido Kim.

Lisa negó con la cabeza.
–Me pondré un sombrero –dijo con voz casi histérica–. ¿Quién sabe? A lo mejor marco una nueva tendencia de moda.

A Jennie se le encogió algo por dentro y pensó que, con aquel corte de cabello, igual se la veía muy hermosa, pero también veía en esos momentos que sus ojos mieles estaban llenos de lágrimas.

–Lisa pediré a mis abogadas que redacten un contrato y que te asignen la casa de tus padres. Y también cumpliré con mi compromiso de pagarle la escuela de arte a tu hermana Rosé –le dijo Jennie, riendo amargamente–. En fín te marcharás con todo lo que querías, haz logrado tu único objetivo.

La acusación le dolió a Lisa, al darse cuenta de que Jennie solo la veía como a una caza fortunas.

–No quiero nada de tí, Jennie.

–Se que quieres la casa de tus padres.

Lisa contuvo las lágrimas y negó con la cabeza.
–No tanto.

Porque Lisa no quería sentir que había manchado la casa de su familia, aceptándola en aquellas horribles circunstancias.

¿No se sentiría ella también sucia por cómo la había conseguido?

Además, no iba a darle a Jennie Kim otro motivo más para despreciarla.

–Quieres que tu hermanita vaya a la escuela de arte y cumpla sus sueños.

–No a cualquier precio. Ya encontraremos otra solución. Si Rosé es lo suficientemente buena, conseguirá una beca.

Y si no... bueno yo me encargaré de ella ya que es mi responsabilidad, y si no ya le saldrá otra cosa, porque así es la vida para la mayoría de las personas.

–Dudo mucho que pienses lo que acabas de decir, Lisa –dijo Jennie, con su fría mirada haciendo una mueca–. Cambiarás de opinión en cuanto hables con mis abogadas.

Sabes las ofertas escritas en papel suelen ser muy persuasivas y tentadoras.

–Ahí es donde te equivocas Kim–replicó Lisa, estremeciéndose con el cinismo de las palabras de Jennie–. ¿Cuándo se te va a meter en la cabeza que nunca he estado contigo por dinero?

–Entonces, ¿Por qué Lisa? –preguntó Jennie con incredulidad–. ¿También te sentiste como si te hubiese caído un rayo en el corazón?

Lisa deseó decirle que sí....

Decirle que lo que ella había sentido era mutuo, pero no merecía la pena, porque Jennie no le iba a creer.

Jennie supuestamente se había enamorado de alguien que no existía en realidad, una mujer a la que había puesto en un pedestal inalcanzable.

Y tal vez ella también se hubiese enamorado de alguien que no existía, porque Jennie Kim jamás podría ser una buena esposa.

¿Qué futuro podía tener con una esposa que podía ser tan fría y sentenciosa con sus palabras hirientes?

–Ya no importa nada –le respondió Lisa en voz baja–. Se ha terminado todo aquí.

A Jennie le dolió oírla decir eso, pero se dijo que Lisa tenía razón.

Se había terminado todo ya....

Y tal vez fuese lo mejor para ambas.

Hizo un par de llamadas telefónicas y dos horas después estaba bajando las maletas de Lisa a la calle, donde la esperaba un carro para llevarla a su hogar.

Lo último que recordaría era el brillo de sus ojos mieles antes de que se pusiese las gafas de sol.

Lisa después se colocó un sombrero para ocultar su nuevo corte de cabello y, casi por impulso, se acercó a Jennie y le dio un beso en la mejilla.

–Adiós, Jennie –le dijo con voz entrecortada–. Cuídate mucho y espero que te vaya muy bien la vida.

–Tú también –respondió Jennie, sintiendo algo dentro de ella parecido al pánico.

Era como si ella acabase de saltar de un avión y se le hubiese olvidado el paracaídas.
–Lisa espera......

–Por favor Jennie, no alarguemos esto más de lo necesario –la interrumpió Lisa, apartándose y subiéndose al carro.

Jennie la vio alejarse y esperó a que se girarse a mirarla en algún momento, pero Lisa no lo hizo.

Solo pudo ver sus hombros rectos y el enorme sombrero que ocultaba su nuevo corte de cabello al mundo.

Por un momento Jennie, se quedó inmóvil, ajena a la gente que pasaba por su lado.

Y cuando volvió a entrar en el edificio, le sorprendió seguir tan afectada, aunque imaginó que era normal, tratándose de una despedida tan emotiva e inesperada.

Y que en cuestión de unos días se olvidaría de su breve fallido e insignificante matrimonio.

Pero no fue así.....

La pura realidad fue muy distinta y sorprendió a Jennie, que se dio cuenta de que su vida había cambiado en muchos aspectos en tan poco tiempo.

Tanto con la llegada de Lisa a su vida y también con su partida.

Y eran las pequeñas cosas las que más le recordaban su ausencia.

De repente, la cama le parecía demasiado grande para ella sola.

Se despertaba por las mañanas y tocaba el hueco vacío que Lisa había a su lado.....

........................................................................
Gracias por leer ✨

Falso Honor (Adaptación Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora