Capítulo 1

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Alguien la estaba observando...

Se le había erizado el vello de la nuca y estaba segura.

Levantó la cabeza de la masa que estaba preparando y entrecerró los ojos para mirar hacia afuera, hacia el sol, y vio la imponente figura de una mujer de mirada felina en la otra punta de su jardín.

Parecía una estatua de una modelo famosa. Solo su hermoso cabello parecía moverse por la suave brisa que entraba también por la puerta abierta de la cocina.

Inconscientemente enmarcada por uno de sus rosales, parecía una oscura e indeleble mancha en el paisaje y a Lisa le dio un vuelco el corazón al ver que echaba a andar hacia la casa.

Por un momento, se preguntó por qué no estaba asustada.

Por qué no estaba gritando y buscando un teléfono para llamar a la policía y contarle que una extraña había entrado en su propiedad.

Tal vez porque su presencia la había distraído de los inquietantes pensamientos que ocupaban su mente.

O tal vez porque había en aquella mujer algo muy extraño.

Era como si tuviese todo el derecho a estar allí.

Como si aquel día de verano hubiese estado esperando su llegada.

Lisa observó con cierto placer culpable cómo su cuerpo se movía al contorno de su ropa mientras la mujer de mirada felina atravesaba su perfecto jardín.

La brisa le apretaba la blusa blanca contra el cuerpo, definiendo perfectamente sus curvas. «Poesía en movimiento», pensó con nostalgia.

Habría podido pasarse todo el día observándola.

Se acercó más y Lisa pudo ver la desvergonzada sensualidad de su rostro.

Su mirada felina brillaba de manera peligrosa.

Y unos labios que Lisa no tardó en imaginar posados en los suyos.

El corazón se le aceleró al verla detenerse ante la puerta abierta y casi se mareó.

¿Cuánto tiempo hacía que no había sentido deseo por una mujer? ¿Cómo se le podía haber olvidado lo potente que el deseo podía llegar a ser?

–¿Puedo... ayudarla? –le preguntó.

Después se dio cuenta de lo pacíficas que habían sido sus palabras y, fulminándola con la mirada, añadió:
–Me has dado un susto de muerte, acercándote tan sigilosamente.

–No sabía que me había acercado sigilosamente –respondió Jennie, mirándola de manera burlona–, pero te veo muy capaz de defenderte de cualquier intrusa con tus manos.

Lisa se dio cuenta de que la hermosa mujer de mirada felina le estaba mirando la mano, en la que tenía el rodillo de amasar agarrado como si fuese un arma de defensa personal.

Se humedeció los labios con la lengua.
–Solo estaba intentando cocinar algo.

–¿De verdad? –dijo Jennie divertida, mirando la mesa cubierta de harina que había detrás de ella.

Vio el cuenco lleno de fruta y el azúcar y, de repente, todos sus sentidos se pusieron alerta por algo más que por aquella dulce belleza.

El olor a repostería casera le hizo pensar en un mundo que casi no conocía.

Un mundo de cálida y cómoda familiaridad.

Y el corazón le dio un vuelco, pero con su habitual dureza, apartó aquellos incómodos pensamientos de su mente y miró a la chica alta y linda.

Falso Honor (Adaptación Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora