A Lisa se le encogió el corazón al oír la acusación de Jennie.
La estaba agarrando con demasiada fuerza de las caderas, y no sabía si Jennie era consciente, o si su piel estaba más sensible de lo normal después del increíble orgasmo que acababa de tener.
No debía importar que fuese virgen o no, se dijo a sí misma, pero se sintió como una tonta por no haber hablado de eso con ella antes.
Era mucho peor contárselo en aquellas circunstancias.
Ambas estaban desnudas y Jennie la estaba mirando con una expresión que nunca había visto en su rostro y que le habría gustado no volver a ver jamás.
–No, no era virgen, pero.... –le contestó Lisa– tú tampoco.
Aquello le sentó como un golpe.
–No, yo tampoco Lisa, pero no he fingido nunca lo contrario. Cosa que tú sí que has hecho.
Jennie la apartó de ella y la dejó sobre las almohadas antes de levantarse de la cama, como si quisiese poner entre ambas la máxima distancia posible.
–¡Yo no he fingido! –protestó Lisa, sintiendo frío al quedarse sola en la cama.
–¿No? –inquirió Jennie enfadada mientras buscaba su ropa–. En cualquier caso, no me has corregido cuando yo hablaba de tu inocencia, Lisa.
No te has molestado en contarme que habías tenido otras amantes ¿Verdad?
Lisa se mordió el labio inferior. No le había comentado por varias razones.
Porque sabía que Jennie la había respetado porque ella había mantenido las distancias.
Porque la gran Jennie Kim no estaba acostumbrada a que las chicas no quisieran caer a los pies de ella.
Y porque no había sido capaz de romper aquella fantasía.
Le gustaba cómo la hacía sentirse Jennie. Le gustaba demasiado.
La hacía sentirse querida, como si no hubiese habido ninguna otra chica antes que ella.
Y casi era cierto. Su ex novia era solo una sombra en comparación de Jennie. ¿Sería capaz de hacérselo entender?
–Sé que tenía que hablarte de mi pasado –empezó con cautela–. Ahora lo sé, pero fue tan fácil disfrutar de lo nuestro, que no quería estropear nada.
–Así que has preferido esperar a nuestra noche de bodas para darme la sorpresa, ¿No? Perdóname, pero no pienso que haya sido el mejor momento –comentó Jennie con frialdad–. ¿Cuántas amantes has tenido, Lisa?
Levantó la mano y su alianza brilló.
–¿Menos que los dedos de una mano? ¿O unas cincuenta amantes? ¡No me extraña que hayas estado tan bien!
–¡No he tenido amantes, en plural! –exclamó Lisa–. ¡Sólo ha habido una antes que te conociera!
–¿Y se supone que eso debe ponerme feliz?
Lisa la miró y no supo qué decir.
–Tú tampoco me has hablado de tus anteriores amantes Jennie.–No te he dado detalles, no, pero tampoco he tergiversado la verdad.
Lisa respiró hondo y supo que tenía que ir al fondo de la cuestión.
–¿Tan importante era para ti mi supuesta virginidad, Jennie? –le preguntó en voz baja.
Hubo un momento de silencio, en el cual Jennie la miró a los ojos antes de decir con frialdad:
–Sí.Lisa tomó la sábana arrugada y se tapó con ella.
Y Jennie se dio cuenta de que Lisa no era distinta de las demás chicas con las que solía salir, capaz de mentir con tal de atraparla solo por su riqueza.
Su ex novia con la que salía le había dejado claro que podía pasar todo por alto, siempre y cuando fuese justamente recompensada, pero, al menos, había sido sincera con ella y no había fingido ser dulce e inocente como Lisa.
–Jennie, vuelve a mi lado, hablemos, por favor.
Jennie la volvió a mirar.
–He sido una idiota –comentó–. Una idiota que se ha dejado engañar por tus curvas y por tus sencillos talentos, y por tu supuesta inocencia.Tomó su ropa y se vistió.
–La primera y única chica que no me ha dejado seducirla. Mi esposa ideal, o eso pensaba.Lisa se estremeció y tendió las manos hacia Jennie en un gesto de súplica.
–Tenía que haberte contado de mi pasado –admitió Lisa mientras veía cómo se vestía –, pero no lo hice y tú tampoco me lo preguntaste. Y mi ex prometida no....
–¿Tu ex prometida? –repitió Jennie.
–La chica con la que iba a casarme antes.
–¿Ibas a casarte con ella?
–Sí, pero canceló la boda porque conoció a otra persona.
–¿Cuándo?
–Dos días antes de la boda.
Jennie no pudo evitar sentir pena por Lisa.
Y una pequeña voz en su interior la llamó y le preguntó si aquella experiencia no la habría marcado y habría sido la responsable de la actitud que Lisa había tenido con ella, pero la sensación de haber sido engañada era tal que no podía prestar atención a aquella voz.
El dolor de su corazón era demasiado fuerte para poder perdonarla tan fácilmente.
–¿Y ella te hacía disfrutar? –le preguntó, acercándose a la cama. —Contéstame, Lisa. ¿Te hacía disfrutar? ¿Te hacía llegar al orgasmo solo con tocarte?
Lisa supo que tenía que contestar a aquella pregunta con sinceridad. Que, después de aquello, solo podía haber completa sinceridad entre ambas, si quería intentar salvar aquello que tenían.
–Jennie no creo que tengas derecho a preguntarme algo así –le dijo en voz baja.
Jennie se dio la vuelta, asqueada consigo misma, y loca de celos también.
Porque lo que había querido oír era que jamás había sentido placer antes de conocerla a ella.
Que ninguna otra chica la había hecho gemir de placer. Pero había habido otra......
La chica que la había abandonado. Que le había robado una virginidad que tenía que haber sido suya....
–Tenía que haberle hecho caso a Jisoo.–dijo Jennie en tono de frialdad.
–¿Qué te dijo tu prima? –le preguntó Lisa.
Jennie sacudió la cabeza.
–Que lo que había entre nosotras era demasiado bueno para ser verdad, pero yo no le hice caso a ella –añadió, riendo con amargura–. Y me dejé engañar por tí.Parecías tan indignada cuando te besé, cuando en realidad sólo me estabas deseando.
Lisa se llevó una mano a la boca.
–¿Cómo te atreves a decir eso?–¡Porque es la verdad!
Por desgracia, era la verdad, su inocente Lisa había sido solo una ilusión, una chica que ella misma había creado en su mente.
Se terminó de arreglar y procedía a salir.
El ruido del metal hizo que Lisa se diese cuenta de lo que Jennie estaba haciendo.
–¿Adónde vas Jennie? –le preguntó Lisa.
–¡Afuera! No me llames.
–Jennie......
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Falso Honor (Adaptación Jenlisa G!P)
FanfictionNo todo lo que reluce..... es oro Jennie Kim era una mujer fría y calculadora de negocios que reconocía una oportunidad en cuanto la veía, y Lalisa Manoban, con su dulce vulnerabilidad y antiguos valores, era una chica linda y tranquila sin duda la...