Esta noche has estado muy callada.
Las palabras de Jennie interrumpieron los pensamientos de Lisa, que se estremeció al verla a su lado en el balcón.
De repente, la terraza le pareció del tamaño de una caja de cerillas, con solo tener a Jennie cerca, como ocurría siempre.
Notó el calor de su cuerpo y aspiró el aroma de su perfume.
Al parecer, por mucho que luchase contra la atracción que había entre ambas y por mucho que supiese que era puro peligro sentir aquello por Jennie nada había cambiado.
Seguía deseando a su esposa con una ansia que no mostraba signos de debilitarse.
Habían llegado a casa hace un rato y Lisa había salido a la terraza a disfrutar de unas vistas que le encantaban.
Era la magia del hogar que le había robado el corazón durante los últimos meses, un corazón que su esposa no quería para nada.
–¿No has disfrutado de la velada? –le preguntó Jennie.
Lisa notó el débil susurro de la brisa del viento en los hombros desnudos y contuvo un doloroso suspiro.
¿De verdad no se daba cuenta Jennie de lo que la preocupaba?
¿No entendía que por maravillosa que hubiese sido la salida o la fiesta posterior, no le compensaba toda la tensión que tenían en su vida de casadas?
¿Que cada segundo que pasaba bajo su implacable mirada felina era como tener un cuchillo clavado en el estómago?
Jennie le había dicho la noche de bodas después de la discusión que iba a ser sencillo, estar seis meses casadas.
Pero no lo era....
Era todo lo complicado que podía ser.
Lisa observó el paisaje brillante y la silueta de los árboles en la distancia.
¿De verdad le parecía a Jennie sencillo mantener la fantasía de que eran dos felices recién casadas, cuando no podía haber nada más lejos de la realidad?
Ese era el problema.
Que a Jennie todo le parecía sencillo.
Al parecer la gran Jennie Kim, tenía una capacidad que a ella le faltaba, la de separar todo con una facilidad que habría sido admirable si no hubiese sido tan fría.
Y Jennie podía hacerlo tan bien que, en ocasiones, hasta ella se sentía tentada a creer la farza.
Como cuando le presentaba a alguien del campo laboral y, mientras la presentaba, apoyaba la mano en el hueco de su espalda, como si le costase trabajo no tocarla.
Y a ella se le encogía el corazón mientras sus dedos le masajeaban la tensión de la espalda, preguntándose si la habría perdonado, pero la miraba a los ojos y solo veía frialdad en ellos.
Eso podía significar que su esposa era una magnífica actriz que podía ocultar sus sentimientos al resto del mundo, o que ya no sentía nada por ella.
Que aquel rayo de luz del que le había hablado en una ocasión se había visto apagado por la decepción.
La mañana después de la boda, Jennie había cancelado la luna de miel y Lisa se había dicho a sí misma que era lo mejor, porque no podía haber nada peor que estar encerrada en un barco con una mujer de mirada felina enfadada.
Aun así, se había sentido decepcionada, como una niña a la que le hubiesen cancelado la fiesta de cumpleaños en el último minuto.
Así pues, habían vuelto al piso de Jennie y Lisa había pensado que no podía ser tan difícil mantener aquella relación ficticia, sobre todo, porque su esposa había vuelto directamente al trabajo, en vez de tomarse unos días libres, como había planeado.
Estaba rodeada de belleza y cultura y, aunque su matrimonio con Jennie fuese un desastre, era una oportunidad que no volvería a tener.
Y estaba decidida a ser valiente.
A seguir sonriendo, ocurriese lo que ocurriese.
A seguir con la esperanza de que a su esposa se le pasase el enfado y la dejase acercarse a ella lo suficiente como para quererla.....
Pero por el momento no había ocurrido nada.
Solo Jennie la dejaba acercarse cuando tenían sexo, y a Lisa le gustaba la idea de recuperarla, como para pedirle que la dejase, por mucho que su orgullo la alentase a rechazarla.
Se giró hacia Jennie y se estremeció de deseo al verla tan hermosa.
–Por supuesto que he disfrutado de la velada Jennie –le respondió Lisa–. Todo ha estado muy bien.
–Lo sé –respondió Jennie, recorriéndola con la mirada–. Todo el mundo ha comentado que estabas muy hermosa.
Lisa la miró a los ojos.
–¿Y qué has dicho tú al respecto?Jennie alargó la mano para tocarle la mejilla.
–Yo misma estaba de acuerdo. Nadie ha dudado nunca de tu belleza, Lisa.–Jennie.......
Pero Jennie la acalló con un beso y la rodeó con sus brazos.
Porque, a veces, cuando Lisa la miraba con aquellos ojos mieles, hacía que se derritiese.
La hacía sentirse casi... vulnerable.
Como cuando había hecho los votos en la iglesia, rodeada de música y del olor a flores.
Cuando se había sentido a punto de hacer algo crucial en su vida , y todo para descubrir poco después que se había casado con una chica a la que en realidad no conocía en absoluto.
Que había pisoteado sus sueños de una familia con amor.
Jennie se había enfadado con Lisa por el engaño, pero después, casi le había estado agradecida.
Porque le gustaba haber vuelto a su frialdad anterior y ya nada podría tocarla. Ni herirla.
En la oscuridad de la noche, metió la mano por debajo de la blusa de Lisa y tocó su piel caliente.
–Vamos a la cama –le dijo Jennie con voz temblorosa, guiándola hasta la habitación, donde procedió a desnudarla con brusca eficiencia.
Lisa notó su piel caliente y cuando la penetró, se aferró a Jennie con fuerza, como si no pudiese estar lo suficientemente cerca.
Buscó sus labios y gimió cuando Jennie la besó y se movió dentro de su cuerpo al mismo tiempo,haciendo que poco después estuviese temblando entre sus brazos...
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Falso Honor (Adaptación Jenlisa G!P)
FanficNo todo lo que reluce..... es oro Jennie Kim era una mujer fría y calculadora de negocios que reconocía una oportunidad en cuanto la veía, y Lalisa Manoban, con su dulce vulnerabilidad y antiguos valores, era una chica linda y tranquila sin duda la...