Fue un beso sin igual, que hizo que Lisa se tambalease y desease más.
Al principio Jennie jugó con sus labios y luego le metió la lengua provocadoramente dentro de la boca.
Fue una penetración tan íntima que a Lisa se le doblaron las rodillas y dejó de pensar y empezó solo a reaccionar.
Jennie la agarró por la cintura con una mano, enterró la otra en su cabello y siguió besándola suavemente.
La apoyó contra el carro y Lisa se sintió atrapada, sin poder salir de allí, aunque aquella fuese una trampa de la que ninguna mujer habría deseado escapar.
Lisa notó el carro frío en la espalda y a una mujer muy excitada en su pecho.
Notó la presión de su cuerpo contra ella, se dio cuenta de que estaba encendida, y muy caliente pero supo que podía estar mucho más caliente, y se estaba controlando.
Y no pudo evitar responder. Hacía mucho tiempo que no la besaban y sintió que no había en el mundo una sensación igual.
Los besos eran dulces y deliciosos.
Se le había olvidado lo fuerte y dulce que podía ser la pasión, que podía hacer que todo lo demás se volviese completamente intrascendente.
Aquel beso hizo que se le olvidasen todas sus preocupaciones, hasta que solo quedaron ella y Jennie, y un deseo cada vez mayor que creía.
Abrió más la boca y Jennie gimió, como si le hubiese gustado la idea.
Y Lisa pensó que no debía estar haciendo aquello, mucho menos con una chica que hace poco empezaba a conocer además era la dueña de su casa.
Hizo un gran esfuerzo y apartó los labios de los suyos, la miró aturdida.
Jennie intentó recuperar el aliento y supo que debía llevarla a su habitación antes de que las cosas se le fuesen de las manos.
Antes de quitarse toda la ropa que llevaba puesta, arrancarle a Lisa absolutamente todo y hacerle el amor allí mismo, encima del carro.
Metió la mano por debajo del vestido y le acarició un pezón endurecido.
–Vamos a mi habitación –le dijo Jennie–, antes de que salga alguien y nos encuentre aquí.
Lisa tragó saliva. Las caricias de Jennie estaban haciendo que se estremeciese de placer. ¡Y notó que tenía una dureza abajo de su abdomen y estaba muy pegada a su cuerpo que se dió cuenta, después de todo los rumores que le dijo su madrastra acerca de Jennie sobre su condición eran ciertos!
Jennie le había pedido que fuesen a su habitación. ¿Qué implicaría eso? Pasar por delante del personal del hotel y sentirse muy avergonzada a la mañana siguiente. ¿Qué estaba haciendo?
Puso las manos en el pecho de Jennie y la apartó de un empujón.
–Ni lo sueñes Kim –le dijo.Jennie frunció el ceño y, por un momento, pensó que era una broma, pero luego la vio apretar los labios con determinación.
–¿No quieres hacer el amor conmigo Lisa? –le preguntó.–¿Hacer el amor? –replicó Lisa–. ¿Así llamas a tener sexo al aire libre, contra un carro?
A Jennie aquella acusación le pareció un poco injusta, teniendo en cuenta que Lisa había participado en el beso de buen grado, pero su indignación pronto se vio reemplazada por otra ola de deseo.
De repente, no quiso verla enfadada, fulminándola con la mirada.
Quería volver a tenerla dulce y complaciente.
Quería llevársela a su habitación y desnudarla muy despacio.
Tumbarla en la cama y explorar su cuerpo con los ojos, con las manos y con la boca.
Quería separar sus muslos y entrar lentamente en su calor.
–Es verdad que nos hemos dejado llevar –le dijo Jennie.
Lisa sacudió la cabeza, incapaz de creer lo que había hecho.
–¿Puedes llevarme a casa, Jennie? Si no, entraré al hotel y pediré un taxi.Jennie frunció el ceño con frustración. ¿Acaso Lisa no se daba cuenta de que estaba rechazando a una mujer que tenía fama de ser una de las mejores amantes de todo el mundo?
–Por supuesto que voy a llevarte a casa –le dijo Jennie, abriendo la puerta del carro–. Y no te preocupes, que no estoy tan desesperada como para tirarme encima de ti ya que me has dicho que no, te respetaré.
Lisa asintió, agradecida por no tener que llamar a un taxi. ¿Qué pensarían entonces en recepción?
–Gracias –le contestó Lisa con voz tensa, deseando que no le importase tanto lo que pensasen las demás personas de ella.
Pero lo cierto era que le importaba. Tal vez fuese consecuencia de cómo la había dejado su ex novia para casarse con otra.
Aquello había afectado y seguía afectando a su comportamiento.
Se abrochó el cinturón de seguridad y miró hacia delante.
Jennie se sentó delante del volante y cerró el techo del carro mientras le daba vueltas a la cabeza.
De repente, se sentía perdida, y eso no le ocurría nunca.
Nunca había dudado acerca de cómo comportarse con una conquista, salvo, tal vez, cuando había perdido la virginidad con quince años.
E incluso en esa ocasión se había sentido libre.
Aquellos pensamientos no saciaron su sed sexual, pero le hicieron entrar a ella misma en razón.
¿Sería que empezaba a sentir algo por alguien que apenas empezaba a conocer y la había flechado apenas la vió?
¿Acaso no admiraba en parte a Lisa por haberla rechazado?
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Gracias por leer ✨Nota: Subí nuevas adaptaciónes, espero y también les agraden.

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Falso Honor (Adaptación Jenlisa G!P)
FanfictionNo todo lo que reluce..... es oro Jennie Kim era una mujer fría y calculadora de negocios que reconocía una oportunidad en cuanto la veía, y Lalisa Manoban, con su dulce vulnerabilidad y antiguos valores, era una chica linda y tranquila sin duda la...