XVI

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Milena

Repasaba en mi mente todas las opciones posibles por las que Kendrick le habría pedido a Nathan que me llevara a mi departamento. ¿Qué habrá sido aquello tan importante que había ocurrido en el piso de arriba?

Recordé la conversación en el coche de O'Neal:

Miraba por la ventana, con la vista fija en las luces de los coches que pasaba a nuestro lado.

Está bien preciosa, seguramente fue algún borracho impertinente dijo Nathan, al verme tan sumida en mis pensamientos.

—Pero ¿Por qué Kendrick tuvo que quedarse?, ¿Qué tiene que ver con ese lugar? —Sabía que no debía inmiscuirme en los asuntos de Colleman, pero realmente quería conocer más de él.

Aprovechó el semáforo en rojo para mirarme.

Eres muy inteligente, Milena. ¿De verdad no tienes una idea? —En su voz hubo un toque de diversión e incredulidad.

Analicé cada detalle de lo ocurrido en el bar: El asunto de negocios al que se había retirado Colleman; él y Nathan hablando en clave, sobre...sobre lo que sea que fuera; el tal Nielsen buscando su ayuda...

Mi mente se iluminó.

¿Acaso él... tú... son?

Somos los dueños —confirmó con una sonrisa —. Nuestra sociedad no sólo se limita a la desarrolladora, Milena. Tenemos algunos negocios más "pequeños". —explicó —. Siempre es bueno invertir en diversas industrias, uno nunca sabe cuándo alguna se vendrá abajo. —Se encogió de hombros y regresó la atención al volante.

¿Y el tal Nielsen, quién es? —pregunté en seguida. Debía aprovechar el momento, ya que con Kendrick no iba a obtener ni el uno por ciento de la información que me estaba dando Nathan.

Es el administrador y gerente del lugar.

...

No, definitivamente ahí no estaba la respuesta que buscaba. De haber sido un simple lío de borrachos, con que interviniera seguridad habría sido suficiente, según yo. En cualquier otro momento, habría pasado por alto la situación, pero después de aquella noche no había tenido noticias de Kendrick, y ya hacía siete días de eso. Empezaba a preocuparme.

Había estado tentada a llamarlo en más de una ocasión, pero tampoco quería rebasar los límites; ya suficiente tenía con las nuevas sensaciones que ese hombre me provocaba, como para complicarme más. Preguntarle a Ulrik tampoco era una opción.

Tras sopesarlo, decidí recurrí a la opción menos obvia y vergonzosa que se me ocurrió. Le pedí a Norah que cancelara cualquier cita que hubiera para esa tarde. Recogí mis cosas y me dirigí a las oficinas de Arquitech; mi presencia ahí ya no era novedad, regularmente tenía reuniones con Tessa y Ulrik.

En el caminó llamé al menor de los Colleman, para avisarle de mi visita. Tres, cuatro, cinco intentos y no respondía. ¡Mierda!. Demasiado tarde, el taxi ya estaba aparcado a los pies del edificio.

Caminé decidida, aunque en el fondo no tenía ni puta idea de lo que iba a hacer o a decir. En la recepción me dejaron seguir sin ningún problema. Arriba, Susan me recibió con la misma cara de perro rabioso de siempre. Puse mi mejor cara.

—Buenas tardes. Busco al señor Ulrik —dije, con una sonrisa forzada.

¿Y sí no está aquí, tonta?

"Pues preguntó por quien realmente nos interesa. Todo casual."

—Está en una reunión importante justo ahora —siseó la pelirroja —. No tiene tiempo de término. Y no hay ninguna reunión con usted, agendada. —dijo con suficiencia.

El mentor © #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora