Capítulo 11

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Hera

San Petersburgo / Rusia

30 de Junio

A veces creemos que el trabajo que realiza una persona sin tener carrera es fácil, que es porque no valoró las oportunidades, también se cree que aquellas actividades que no tienen un certificado oficial de una carrera no sirve o no trabajan lo suficiente. Mi madre era de las personas que creían eso.

Ella debería de observar más allá de sus ojos, debería ver cómo incluso este trabajo que las mujeres disfrutan, las lástima, porque sí, las lastima física y mentalmente.

Las mujeres que caminan por los pasillos con ropa diminuta tienen expresiones en sus rostros de dolor, porque los hombres Rusos las valoran menos que cualquier latino, y aunque parezca increíble, el machismo en Rusia siendo una potencia es superior al de otros.

Las rodillas las traen un poco lastimadas y sus cuerpos tienen moretones que de seguro los clientes les causan.

—Hera—me llaman y me levanto del suelo con agilidad.

— ¿Qué sucede?—pregunto mientras pauso la música que bailaré para mi acto individual.

—Hay ensayo grupal, vamos—una de las verdaderas bailarinas es quien me llama y con quien voy hasta llegar a la tarima principal.

Los bailes serán dos, una presentación grupal y después una individual, esta última con la coreografía y canción que deseemos elegir.

—Bien—habla la coreógrafa aplaudiendo frente a nosotras—Todas en sus posiciones —indica y hacemos caso, yo en el extremo derecho de la principal.

La música suena y comenzamos con el entrenamiento que hemos tenido durante dos días y que tenemos que perfeccionar.

—Hay algo que no me gusta—habla tocando su barbilla— Tú, la alta, pasa al centro.

—Pero este es mi puesto, tengo que captar la atención del público —refuta Lizeth.

—Probemos con ella, hará que todas brillen.

Asiento y cambio de puesto con Lizeth quien me dedica una mirada molesta.

—Comiencen de nuevo, las únicas que cambiarán movimientos serán ellas dos.

—Es increíble, esto es como si fuéramos a presentar una estúpida obra—me quejo colocándome recta.

—Disfruten de la música, siéntanla, eso les falta.

Claro que la siento, por eso tengo este mal humor.

El ritmo comienza y soy la primera en mover el cuerpo antes de que las demás me sigan alzándose de la posición en cuclillas que estaban.

Y como en todos los ensayos, el agua cae en chorros sobre nosotros al final para darle el toque supuestamente seductor.

—Me gusta más así, practiquenlo de nuevo. —anima.

Otras dos prácticas más y nos detenemos con los aplausos que suenan y llaman nuestra atención.

—Esa es mi amiga—chilla Amalia y yo solo volteo hacia las demás para hacerle saber que se calle.

—Tenemos a esa gente en la palma de nuestras manos si presentan esa coreografía —alude Kyle con una sonrisa.

—No te confíes, son hombres en su mayoría divorciados, no cualquier cosa los va a sorprender—Lizeth habla yendo por la botella de agua que se bebe.

—Mañana daremos una última repasada a la coreografía pero creo que ya es suficiente. —Aplaude la coreógrafa tomando su carpeta — Pasaré a revisar sus rutinas individuales en una hora.

Renovada 🔪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora