Renovada 🔪

Capítulo 34

Insólito

Londres / Inglaterra

Sara Gray

Los rasguños en la puerta son mi despertador, no paran hasta que abro la puerta y Aquiles se me sube encima tirándome al suelo por la sorpresa.

Me va a comer, cierro los ojos asustada, pero solo recibo lengüetazos en la cara.

—Hola bebé —sonrió antes de quitármelo de encima y volverme a acostar en la cama.

El león se sube y la cama truena, pero aun así lo dejo poner su cabeza sobre mi abdomen, acaricio su melena con una sonrisa en el rostro hasta que vuelvo a conciliar el sueño.

Siento la respiración de Aquiles por mi cuello moviéndome para esquivarlo.

—Hazte para allá —su melena me da comezón en la barbilla, recorro mi cuerpo esquivándolo sin abrir los ojos, subo a otro cuerpo y ahí sí que los abro encontrándome con unos ojos azul claro.

—Buenos días a ti también.

Me bajo de su cuerpo.

— ¿Qué haces aquí?

—Vi la puerta abierta y entré, pensé que era una invitación.

Sonríe y miro al traidor del león lamiendo su pelaje en la puerta de la habitación.

Sus padres entran y no sé cómo es que cabemos en la cama quinsay. Los leones me obligan a pegarme al imbécil que aprovecha para rodear mi cintura con su brazo tatuado.

—Veo que ya están bien—acaricio a Kala a la cual no se le cae el pelo.

—Sí, el antídoto fue todo un éxito —murmura recargando su barbilla en mi hombro.

La familiaridad me incómoda haciéndome levantar de la cama.

—Si, al menos sirves para algo más que para incordiar.

—Tonta—echa mi cara hacia atrás con la palma de su mano.

— ¿Qué te sucede?—le reclamo mientras ríe y sale de la habitación siendo seguido por los leones.

Me pongo mis tacones de ayer y acomodo mi vestido para salir tras ellos.

Ayer bebí una mezcla extraña que me dieron, en teoría fui a buscar a Jason y a Leonardo para separarlos, pero terminé bebiendo en compañía de Jessica y su chico, Jessica es la chica que ayudé en el club ese.

Escucho mi celular sonar y corro para responder antes de que lo tome el tipo que se acerca a mi bolso.

—Sara Gray—contesto al número desconocido.

—Lo sé.

Blanqueo los ojos molesta.

— ¿De nuevo?, ¿Ahora qué quieres?

—Solo saludar y ver si podemos vernos.

— ¿Para qué?

Daniel acribilla el celular con sus ojos haciendo que me aleje.

— ¿A quién han tomado?

— ¿De qué hablas?

—Para la prueba de patinaje.

—A nadie...

— ¿La harás tú?—se ríe.

—No tengo tiempo para estar perdiéndolo contigo.

Corto la llamada y bloqueo el contacto.

— ¿Hablas con Alek?

—Es un idiota, bloqueo su contacto cada que me llama, pero de nada sirve.