Capítulo 29

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As it was

Al entrar al hotel lo primero que hago es recibir las llaves de la suite reservada hace una semana.

—Tenga una buena estadía, mi señora.

Asiento acostumbrada al respeto que se me brinda en esta zona y avanzo arrastrando las maletas que ingreso a la habitación.

— ¿Veremos a mamá?—me pregunta Luna.

—Al rato—le digo mientras le entrego su llave de habitación a Cintia.

—La extrañamos Sarita, llévanos a verla y hago el quehacer toda la semana—pide mientras abraza la jaula del pato.

—Me voy a dar una ducha y después veré si vamos hoy mismo.

— ¡Genial!

Son un poco más de las 8:00 y los niños parece que fuesen las 17:00.

No pasa mucho cuando la puerta es abierta con una copia de la tarjeta que me entregaron alertando a Didier.

« ¿Tan pronto?»

Volteo hacia la puerta y unos ojos azules me abrazan.

—Belleza—me saluda intentando acercarse, pero Didier lo frena pelandole con la mirada, y el desagrado es mutuo.

—Aléjate de mi hermana.

—Hazte a un lado si no quieres que te mate ahora mismo.

—No te tengo miedo, solo asco.

Dante se le acerca intimidante, pero eso no genera nada el Didier.

— ¿Yo te doy asco, pero el desgraciado que secuestró a tu hermana no?

—Al menos él no la violó. —susurra entre dientes.

Punto débil para el pelinegro que me echa una ojeada arrepentido.

Suspiro antes de tomar control en la situación.

—Hablaré contigo afuera. —le digo a Dante y éste le sonríe presumido a mi hermano.

— ¿Hablarás con esta basura?—pregunta mi hermano.

—Voy a deshacerme de él—le digo y salgo siendo seguida por Dante—Cuida de los niños.

Le pido a Didier y salgo hasta el elevador donde Dante presiona el último botón donde se detiene el elevador y bajamos adentrándonos a una suite más.

—No puedes venir a mi territorio vestida de rojo y pretender que no vendré a buscarte.

—Quiero que te vayas, Dante.

— ¿Y cómo pretendes que concurse sin ti?

—Practicaré, pero lo haré sola, si vine es para alejarme de Londres.

— ¿De tu novio?

Asiento y eso le molesta porque trata de acercarse posesivo, pero se frena apretando sus puños.

—Vente a quedar a mi casa, lo tienes todo, tu habitación, tu ropa, todo lo que quieras, tu mamá está ahí.

—No puedo, me haces mal ¿no lo entiendes?

— ¿Cómo es que yo puedo hacerte mal y el idiota de tu novio no?, se supone que no deberías estar con nadie.

—Pero lo hago, y lo amo.

Miento enfureciéndolo.

— ¿Lo amas?

—Más que a nadie.

Renovada 🔪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora