Capítulo 9

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Una pequeña tarea

Sara Gray

Con un café en mano y un pan a mi derecha observo la lluvia caer y empañar la ventana de la sala, es un día lluvioso y un tanto nostálgico, como si mi sentir se reflejara en este.

No tengo tiempo para sopesar lo que se viene, solo tengo prioridades y esas son las personas que están acostadas sobre la cama del antes cuarto de visitas con algunos moretones en sus cuerpos.

Mis sobrinos...

Diana y Yesenia solían ocuparme para cuidar en ocasiones a sus hijos, aunque parezca ridículo porque Dayana y yo solo nos llevamos 3 años, pero para mi mamá y la gente de mi familia que siempre me vieron como si fuera más grande no sonara ridículo, incluso llegaron a privarme de jugar como quisiera por cuidar a Dayana o a Joselyn y no jugar pesado.

Pero con Jared y Luna fue diferente, a ellos los disfruté más, más de la niña que siempre me veía con admiración y cariño, Jared era cariñoso pero como niño chocaba con nosotras jugando a las barbies para entretenerla.

Y ahora heme aquí firmando las actas de falsa adopción de mis sobrinos, esto pudo evitarse si el idiota de su padre hubiera aceptado darle la custodia a Didier, pero como es un idiota no quiso y éstas son las consecuencias, de cualquier modo, los niños son demasiado para alguien como él y su familia que son una porquería.

Hace un mes exactamente me enteré del estado de mis sobrinos y en cuanto lo supe busqué la manera de actuar con ayuda de Leonardo, siendo sincera con el tiempo que pasó por el papeleo y corrupción que tenía que hacer para tenerlos conmigo y darles una buena vida, creí que cierta persona actuaría antes que yo salvando a la niña que tanto le quería, pero ¡Oh sorpresa!, el que menos imaginé era el que iba por ellos.

— ¡Mierda!, ¡ven acá, Sara! —Grita Leonardo desde la puerta del cuarto de visitas antes de ser azotada— Esa niña me tronó mis bolitas.

Se queja agarrándose la zona sobre el pantalón.

Me levanto del sillón con media sonrisa en el rostro y camino hacia donde se encuentra dándole unas palmadas en la espalda.

—Ánimo coronel, que una niña le haya golpeado no significa que sea débil.

—Tiene potencial—habla recuperándose del golpe.

— ¿Qué hacías ahí?

—Solo venía a ver que no se cayeran de la cama pero me golpeó la niña.

Le sonrío, golpeo y abro la puerta entrando con Leonardo detrás.

Ambos hermanos me observan alertas, Jared con Luna detrás de su cuerpo de forma protectora haciéndome que por un momento me vea a mí con Didier hace años.

—Hola pequeños. —me permito sonreír realmente porque hace mucho que no los veía, y los he extrañado demasiado.

Observo a mi sobrina separarse del cuerpo de su hermano y mirarme fijamente antes de fruncir el ceño.

—Detrás de mí, Luna—la empuja su hermano pero ella niega.

— ¿Sarita?—pregunta confundida y asiento levemente — ¡Volviste!—grita antes de correr hacia mí y lanzarse con fuerza enredando sus brazos en mi cintura antes de ponerse a llorar.

Sobo su cabello intentando tranquilizarla mientras solloza.

—Mamá y papá dijeron que no volverías, pero lo hiciste, con ojos diferentes, pero volviste.

—Aquí estoy, ya no te voy a dejar.

— ¿En serio eres tú? —pregunta su hermano observándome desde su posición.

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