Zombie Omega [YiZhan]

CAPÍTULO 22

Un año después.

Xiao Zhan sonríe con picardía.

Ha dejado de tomar el supresor de celo sin que Talu se diera cuenta.

El omega desea complacer al esquivo alfa, quién seguramente lo ignora luego de su lamentablemente pérdida de memoria.

Él está orgulloso de la hermosa marca que adorna su cuello, aún cuando el lazo no funciona como debería, eso le indica a Xiao Zhan que le pertenece al alfa, aunque él no lo recuerde.

Y ahora, culpa a la falta de la droga en su organismo por tener un sueño húmedo con el señor liebre en vez de soñar con Talu.

Son las ocho de la mañana, el omega se despierta bastante acalorado y suspira sentándose en el borde de la cama mientras sus manos peinan de manera nerviosa su cabello.

Un leve rubor tiñe sus mejillas, su entrada está bastante húmeda y tiene un notable bulto en su parte delantera debido a ese pecaminoso sueño.

Él no debe soñar con otro hombre, Xiao Zhan no debe haberse excitado por el par de enormes manos acariciándolo en partes que no debería, él no puede anhelar, ni siquiera en sueños, esos labios regordetes sobre los suyos, esa húmeda lengua invadiendo su boca, circundado sus pezones y...

-¡Basta! ¿Qué mierda te sucede? -se levanta de un salto y comienza a caminar por su habitación, ignorando las enormes ganas de acariciarse, abriendo las ventanas para que la brisa matutina invada sus sentidos y despeje su mente.

Su mirada cambia en dirección al par de cunas, de las cuáles, una es ocupada por los dos pequeños cachorros que descansan muy juntos de forma pacífica y hacen a Xiao Zhan olvidarse de todo.

El omega sonríe, arropa e impregna a sus hijos con las dulces feromonas liberadas luego de besar sus diminutas cabecitas.

El par sigue en el mundo de los sueños y Xiao Zhan aprovecha para tomar un pequeño baño antes de su rutina diaria con los gemelos, WuXian y WangJi de apenas tres meses de edad.

Al omega le fascina nadar en el pequeño lago, situado justo al frente de su modesto hogar, el cuál está rodeado de un frondoso bosque.

La naturaleza lo rodea y a Xiao Zhan le gusta el ambiente pacífico en el que crecerán sus cachorros.

Sonríe imaginando a sus pequeños correteando detrás de las libres, recolectando hojas secas o tirando piedritas dentro del lago.

Aún es temprano, los finos y cálidos rayos solares comienzan a calentar el entorno.

Decide salir del agua tomando la bata para secar su húmedo cuerpo y luego se coloca un boxer negro con total tranquilidad.

Nadie vive en los alrededores del bosque y nada le genera inquietud o inseguridad.